¿Qué se esconde en Oort?

La semana pasada, la NASA publicaba un artículo en su página web respondiendo a las principales dudas surgidas a raíz del enorme éxito que ha tenido la misión WISE (“Wide-Field Infrared Survey Explorer”), un telescopio de infrarrojos cuyos mayores logros hasta la fecha han sido tan sonados como el descubrimiento de 33000 nuevos asteroides en el cinturón principal entre Marte y Júpiter, o  los 134 objetos cercanos a la Tierra de los que hasta ahora no se tenía noticia alguna.
Y una de las mayores dudas en torno a WISE es la posible existencia de Tyche, un supuesto planeta que podría ser hasta cuatro veces mayor que Júpiter, es decir, unas 1200 veces el tamaño de la Tierra. En abril de 2010, los astrónomos John Matese y Daniel Whitmire, de la Universidad de Lousiana, proponían la posible existencia de tal planeta en la nube de Oort y suponían que la sonda WISE podría haber encontrados pruebas al respecto. Su estudio fue publicado por la revista científica Icarus en noviembre de 201o.
Desde el descubrimiento de Neptuno en 1846, son legión los que han hablado del planeta X, la incógnita que buscan los astrónomos para explicar las irregularidades orbitales del octavo planeta de nuestro sistema. Posteriormente se descubrió Plutón, pero no cumple los requisitos para ser X, con lo que la búsqueda continúa. De hecho, la ciencia descatalogó a Plutón como planeta en 2006.
La nube de Oort es una zona oscura situada a las afueras del Sistema Solar, a un año luz de nuestra estrella, y de donde se cree, pues aún no ha podido ser observada de manera directa, que provienen todos los cometas de larga duración, aquellos que tardan miles de años en completar su órbita, y gran parte de los de corta duración. Debido a las constantes y notables perturbaciones que se detectan en dicha región y que fueron descubiertas por el satélite IRAS en 1983, han sido muchos los que han especulado con la existencia de un objeto de enormes proporciones en el interior de Oort.
De hecho, un periódico como The Washington Post llegó a hablar del descubrimiento de un objeto gigante más allá de Plutón y de que los científicos tenían que determinar si se trataba de un planeta o de una estrella. En 1991, un informe científico de la Universidad de Harvard calculó que la perturbación detectada venía de la zona de Sagitario, y que con toda seguridad se trataba de una enana marrón, un tipo estelar presente en la teoría astronómica pero aún desconocido, ya que la primera estrella de esta clase fue divisada en 1995. Esta hipótesis pareció ser confirmada en 1999, donde fueron muchos los medios que recogieron los supuestos estudios hechos en Harvard al respecto.


La idea de una segunda estrella en nuestro sistema ya había circulado durante los años 80 entre algunos astrónomos que comenzaron a especular con la idea de que nuestro Sol no estaba solo, y que por tanto estaríamos habitando un sistema binario, algo muy frecuente en nuestra galaxia. La posible compañera sería una enana marrón a la que se llamó Némesis, un objeto que sólo emitiría luz infrarroja. Ésta tendría una órbita altamente elíptica y perturbaría la estabilidad de la nube de Oort más o menos cada 26 millones de años, ciclo que coincide con  las grandes extinciones ocurridas en la Tierra (las más catastróficas se suceden en ciclos de 62 millones de años más o menos) enviando una lluvia de cometas hacia el interior del sistema solar, algunos de los cuales habría terminado por impactar contra nuestro planeta. A finales de 2002, la NASA habría dado un brusco carpetazo al asunto, descartándolo como realidad científica y comenzando a hablar del tema como un mito creado a partir de datos sobredimensionados.
Para quienes gusten, o gustemos, de ideas “conspiranoicas”, el profesor Rafael López Guerrero asocia esa fecha con la detección de un incremento de cometas y asteroides procedentes de esa zona de la perturbación en Oort-Kuiper, de manera que muchos se verán tentados a pensar que el asunto se convirtió en una cuestión de seguridad y que, por tanto, era mejor callar.
Y he aquí que, ocho años después, WISE ha vuelto a poner de moda el dichoso objeto. De momento, el radiotelescopio se encuentra en estado de “hibernación” y se han comenzado a estudiar los datos obtenidos. Las primeras conclusiones comenzarán a ser expuestas a partir de abril, pero los resultados sobre Tyche no se sabrán hasta 2012. Qué inoportuna y desacertada ironía tener que especular entonces sobre un objeto desconocido capaz de perturbar la paz de Oort y hacer que el cielo pudiera caer sobre nuestras cabezas…
Los sumerios hablaban, hace ya unos cuantos miles de años, de un objeto celeste llamado Nibiru, asociado con el dios Marduk, y que significa “lugar que cruza” o “lugar de transición”. En su sexta profecía, los mayas hablan de un cometa que tiene muchas posibilidades de impactar contra la Tierra, pero también que sería posible evitarlo. Para ellos, esta sería la manera de provocar el cambio, romper el equilibrio para que se transformen ciertas estructuras y sea posible la evolución humana. Y qué mejor logro para la raza humana que el de evitar el choque de un objeto que supondría su extinción.
Si alguna de aquellas civilizaciones levantara la cabeza, a buen seguro que se lo pasaría en grande con lo poco que sabemos del universo que habitamos…
Tomado de: http://www.amanecer2012.com/ciencia/%C2%BFque-se-esconde-en-oort/


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