Krishnamurti, “El Futuro de la humanidad”


Krishnamurti investiga con estudiosos budistas sobre la atención sin centro. “En la atención no hay división” – “Si uno atiende con los oídos, los ojos, el cuerpo, los nervios, ¿qué sucede?” 
La mente, que está parloteando, siempre en movimiento, que es el pensamiento contínuamente mirando hacia atrás, recordando, acumulando conocimiento, cambiando constantemente, ¿puede estar completamente quieta? ¿Ha intentado alguna vez descubrir si el pensamiento puede estarse quieto? ¿De qué forma va a averiguar cómo producir esta quietud del pensamiento?. El pensamiento es tiempo y el tiempo es movimiento, medida. En la vida diaria usted mide, compara, tanto en lo físico como en lo psicológico. Eso es medida; la comparación significa medida. ¿Puede usted vivir sin compración en la vida diaria?  
“Mire, yo quiero aprender sobre mí porque yo veo cuán extremadamente importante es si yo totalmente entiendo al mundo, acción y una nueva manera de vivir en conjunto. Tengo que entenderme a mí mismo, no según algún filósofo, psicólogo sabio. Quiero aprender acerca de mí mismo como realmente soy, sin ninguna distorsión, sin suprimir nada, lo que soy tanto consciente como inconscientemente. Quiero conocerme completamente. ¿Ahora cómo aprenderé? Cómo aprenderé acerca de lo que soy? Para aprender debe haber una cierta pasión, mucha curiosidad, sin ninguna convicción, tomando las cosas por hecho, mirarme a mí mismo sin ninguna fórmula. ¿Puede hacer uno esto?”
 (Brockwood Park, Inglaterra, 5 de Septiembre, 1970)

“Nosotros nos componemos de muchos fragmentos, cada uno contradice el otro. Tanto lingüísticamente, objetivamente y teóricamente. Deseos contradictorios, búsquedas contradictorias, ambiciones que niegan el afecto, el amor y así sucesivamente–uno es consciente de estos fragmentos. Y quién es el observador que decide lo que debería hacer, lo que debe pensar, en lo que debe convertirse? Ciertamente uno de los fragmentos. Se convierte en el analizador, él asume la autoridad. Un fragmento, entre los muchos otros fragmentos, asume la censura, y se hace el actor, el hacedor, forzando a los otros fragmentos para conformar y por consiguiente provocando contradicción. ¿No sé si vemos esto muy claramente? Entonces qué va hacer uno, sabiendo que la mayoría de nosotros están hechos de estos muchos fragmentos, Cuál fragmento va actuar? ¿O son todos los fragmentos que van actuar? ¿está siguiendo? O la acción de cualquiera de estos fragmentos provoca contradicción, conflicto y por consiguiente confusión.”

¿Puede la mente observar la totalidad de sí mismo? Mire, somos seres humanos–por lo menos se supone que lo somos–solamente nos hemos dividido en varias nacionalidades, creencias religiosas, y así sucesivamente. Cuando observa, es decir, cuando va más allá de toda nacionalidad y creencia religiosa, somos agresivos, brutales, violentos, personas que buscan placer, temerosos y así sucesivamente, y tenemos que aprender acerca de todo esto, que es nosotros mismos. Y para aprender sobre nosotros mismos vemos que el análisis no tiene ninguna respuesta en absoluto. Al contrario el análisis previene la acción, niega la acción. Así, puede la mente observar la totalidad de sí mismo, mirarse a sí mismo sin ninguna división? Entonces no hay necesidad del análisis o para las cosas ocultas ser expuestas, vea la cosa entera. Por consiguiente en esa observación usted puede descubrir al miedo. El temor y el placer son las dos cosas principales en nosotros, fuerzas conductoras, exigiendo cada vez más y más placer, y rechazando al miedo. ¿correcto? ¿Ahora qué va hacer con el placer? Usted quiere más de él, ciertamente–tanto física como placer psicológico. Y al mirar al placer muy de cerca, uno se pregunta a sí mismo: ¿Qué es? ¿Qué es el placer? “

“Ser sensible es amar. La palabra “amor” no es el amor. Y el amor no puede dividirse como el amor a Dios y el amor al hombre, ni puede medirse como el amor a uno solo y el amor a muchos. El amor se brinda a sí mismo tal como una flor da su perfume; pero nosotros estamos siempre midiendo el amor en nuestras relaciones y, debido a eso, lo destruimos.
El amor no es un producto del reformador o del trabajador social, no es un instrumento político con el que se pueda crear acción. Cuando el político y el reformador hablan de amor, están usando la palabra sin tocar la realidad que implica, porque el amor no puede ser empleado como un medio para un fin, ya sea éste inmediato o se encuentre en el lejano futuro. El amor pertenece a toda la Tierra y no a un campo o bosque en particular. El amor de la realidad no puede ser abarcado por ninguna religión; y cuando las religiones organizadas lo usan, deja de existir.”

Un  fascinante diálogo entre una mente religiosa como es la de Krishnamurti y una mente científica como es la de David Bohm. Juntos exploran el extenso campo de la conciencia. Este fragmento pertenece a la obra “El Futuro de la humanidad”.


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