Atando cabos.Proyecto despertar

Este mensaje tiene una bella misión. Fue concebido con el don de abrazar tu corazón, infundiéndole confianza. Sus letras son sonidos que recorren tus sentidos y les anuncian el retorno de la magia. Hoy ingresaremos a una flor, que de manera sencilla y pura se abrirá para mostrarte que el amor está llegando de maneras muy sutiles. Vas a recordar. Te vas a emocionar. Tus alas volverán a energizarse. Aquí estoy. Vine a reflejar tu luz.

Cada vez que tus ojos surcan el cielo en busca de una señal, un ángel es encomendado a que vivencies cuánto se te ama. Puede que no lo veas, pero lo podés sentir. Su radiante halo emite la frecuencia que ahora te contiene en la vibración armónica de estas suaves palabras. Ellas te guían hacia el centro de esta flor, que emergió a la vera de tu camino gracias a la clara luz de tu corazón, que se cristalizó en los pasos de tu ferviente entrega.

Esta profunda paz no te es ajena. Respirala. Disfrutala. Permití que todo tu Ser se relaje al percibir la cálida bienvenida que se te ofrenda en honor al brillante amor que infundís con tu servicio humanitario. ¿Ves cómo en sus delicados pétalos se traslucen las gotas de conciencia que nutrieron sus raíces? Mirá desde tu inocencia. Sentí con el alma. No hay división entre la flor y vos. Es la misma esencia divina palpitando en otras formas.

Su fragancia es dulce y refrescante, al igual que tus expresiones. Sus colores vibran, al igual que todas tus acciones. Ella se abre cada día, al igual que tu sabio corazón, con la mirada puesta en el Sol para embellecer su entorno sin esperar nada a cambio. Así es tu interior, pulcro y reluciente. Cuando mires hacia atrás y veas tu rastro florecido, sabrás que valió la pena caminar. El ángel ríe. Unge tu frente con la savia del amor y se retira.

La hermosa flor que has visitado está enraizada en la claridad de tus huellas, por eso esta diáfana energía te resultó tan cercana. Nada de lo que hacés es en vano. Ni siquiera un simple paso. Por eso te aliento a que sigas y sigas andando, pues así vas propagando las semillas del cambio que humanizan la Tierra. Una vez más te celebro, me inclino y te agradezco. Caminamos por la misma senda. Soy un peregrino. Vine a reflejar tu luz.
Traigo en la pasión de estas firmes palabras mi legado más profundo, para dejar en tu interior la relumbrante certeza de que nuestro peregrinar tiene un sentido que escapó a la razón, pero dejó en el corazón una transformadora enseñanza que nos eleva y hermana en la luz de nuevo tiempo. Ahora la existencia nos anima a servir, para experimentar lo aprendido con otro grado de entendimiento. Servir es sentir en otro cuerpo. Sigamos despertando y religando. Sirvamos. Un mayor nivel de conciencia implica, también, un mayor nivel de responsabilidad. Es por eso que habiéndonos despertado, habiéndonos humanizado, debemos ayudar a que más personas puedan abrirse, vibrar en el amor y florecer, al saber que lo que llaman caos o destrucción es un maravilloso e insondable proceso de transformación que a todos nos invita a fluir, en vez de resistir, para trascender las fronteras que nos mantienen separados de nuestra esencia divina. Por ley de vibración cruzarán nuestro sendero quienes estén despertando. Sus miedos, dudas y preguntas traerán a nuestra memoria el eco de los primeros pasos, pues servir permite revivir el camino recorrido. En cada palabra, acción o expresión que manifestemos, desde el corazón, veremos reflejado nuestro proceso interno. En ese mágico abrirse para compartir, en esa sana y necesaria interacción, ganaremos en comprensión al contemplar que lo vivido fue perfecto. Conscientes de que la separación es una ilusión que cocrean los sentidos, por cada uno que se abra y sienta, notaremos un mayor gozo y apertura. Al animarlos a que confíen, recordaremos que también pasamos momentos duros en donde todo carecía de sentido. Cuando abracemos, reviviremos el valor del apoyo en la oscuridad de la confusión. En ese recordar, en ese palpitar, habrá una hermosa y sutil activación que llenará de luz el corazón, dotándolo de eterna gracia. Vivimos instancias reveladoras en donde la solidaridad, la compasión y el amor incondicional movilizarán nuestras hebras más sensibles. Persistamos en nuestro peregrinar, pues servir es abrirse a un nuevo nivel de evolución, en el que todo está dispuesto para ayudarnos a crecer si aceptamos jugar a develar las enseñanzas ocultas. Ascendemos a una nueva dimensión, donde el corazón nos recuerda que somos Uno. Avancemos vibrando. Religuemos amando. Sirvamos.
Vibrando en las cuatro direcciones, pulsando en todos los corazones, la caracola comienza a hacerse escuchar. Su vivo eco sagrado trae la voz de los ancestros, que cumplen en honrar el antiguo acuerdo álmico de señalar la triunfal hora del cambio. Recordá. Es tiempo de abrirse y sentir, para que caigan las densas estructuras que impiden liberar el mágico potencial humano. Su sonido moviliza. Suena fuerte, limpio y claro. Este es el llamado, empieza el gran despertar.

Sabiendo que esta sería una época muy ruidosa y de gran escepticismo, los magos ayudaron a que el llamado adoptara infinitas formas para que lo puedas vivenciar. Fue puesto en palabras, pensamientos, gestos, acciones e intenciones que a su manera podrían llegarte a encontrar. Y debido a la relevancia que tendría este crucial momento, también pidieron a la existencia que los ayudara a concientizar a los que sintieran el profundo anhelo de transformarse y alumbrar.

¿Comprendés ahora por qué se presenta el arco iris, por qué iluminan las estrellas, por qué el Sol te acaricia y la belleza de la Tierra te anima a celebrar? Toda la creación participa de este llamado cósmico, que proviene desde el corazón del universo para alentarte a que te abras e ilumines sin cesar. No importa cuál sea tu raza, tu bandera, tu creencia o religión, el llamado no hace distinciones. Mueve tus fibras para alentarte a que vibres en la frecuencia del amor.

Si le prestás atención, experimentarás que su sonido te vuelve consciente de aquello en donde focalizás tu energía, aquello a lo que sostenés desde la intención. ¿Está tu vida alineada con tu esencia? ¿Hacés lo que resuena en tu interior? Si no es así, soltá. Liberá. Confiá. Dejá que caiga todo lo que no se corresponda con la belleza de tu espíritu. Es la hora de cambiar. Hay señales, corazonadas e intuiciones que guiarán tus pasos por el camino noble que conduce a la Unidad.

Siempre hay un punto de inflexión que marca en tu corazón el cambio de dirección, y te deja la firme certeza de que algo ha transmutado. ¿Lo sentís? La caracola está sonando. Todo tu Ser lo está palpitando. Es tiempo de volar bien alto, de sentirse libre, de experimentarse pleno. Es el momento de fluir, de vivir sin ataduras, de moverse sin rencores. Este es el llamado. Es la voz de los ancestros resplandeciendo en tu interior: anuncia que la era del amor ya ha comenzado.
El tramo final de todo cierre de ciclo siempre es revelador. Es aquí cuando la ilusión hace gala de su astucia y te lleva a suponer que permanecer despierto duele y es mejor refugiarse en la aparente felicidad de la inconsciencia. Mientras el aleccionador escenario mundial se acelera y oscurece, simulando que el camino de ascensión se truncó, una poderosa enseñanza llega para unirnos, sentirnos y elevarnos en la bella y sabia luz del amor. Tu espíritu celebra. Bendecirás. Puede que este entorno lúgubre y febril no esté a la altura de tus expectativas terrenales, sin embargo tu ser interno lo honra y agradece. Religar implica integrar todas las partes, sin hacer excepciones. Estamos en el mágico salón de los espejos, en donde cada uno sana bendiciendo lo que le permitió experimentar la dualidad, pues sin esas vivencias la vida no hubiese sido tan provechosa y profunda. Reconocer y aceptar implican crecer y sanar en la luz de la consciencia. Lo que está fuera es un fiel reflejo de cómo somos por dentro, por eso bendecir es la tarea que ahora nos llama a continuar evolucionando. Personas y circunstancias que hubiésemos querido olvidar se vuelven a presentar para que curemos viejas heridas y ganemos en comprensión. En vez de maldecir, afianzado en tu corazón bendecirás a quienes te han enseñado por medio del sufrimiento. Bendiciendo transmutamos el dolor, reinstaurando en la Tierra el reino del amor. Aunque en estas instancias no lo parezca, el juego de la vida es supremo. Todo está dispuesto para olvidar e interactuar como si fuésemos extraños. A quien llamaste inhumano, explotador, egoísta, abusador, cruel, despiadado o hereje, fue al vivo reflejo de un aspecto inconsciente de tu Ser, que se materializó en otro cuerpo para que puedas contemplarlo en su tangible falta de amor. Despertando recordamos por qué encarnamos, y así volvemos a religarnos amándonos. Siendo consciente de tu poder co-creador, sabrás que no hay errores. El denso velo del olvido nos arropó en una danza maestra de intensas luces y sombras, cuyos contrastes generaron la supuesta división. Fue cerrando el corazón que edificamos fronteras, inventamos banderas y todo lo que nos llevó a soñar que la Unidad nunca existió. Ahora despertamos, fusionándonos por obra divina en cada bendición. Somos Uno coexistiendo en la gracia del amor. Bendecirás.
Hay un intenso flujo brillante que recorre el firmamento llevando el eco de una canción que fue creada, por amor, con la luz de las estrellas. Su melodía cristalina se empieza a sentir. Su alta vibración te hace expandir. Suena en cada corazón que asume la misión de abrirse para alumbrar con entereza, reflejando el nacimiento de una humanidad consciente y despierta. ¡Vamos, sumate! Millones de almas comienza a danzar y celebrar la luz de un nuevo tiempo. No esperes más. Este es el momento. Abrite. Dejá que tu corazón exprese, con convicción, su diáfana nota divina y transforme en armonía la intensa energía que sustenta al caos. Confiá. La adversidad está ahí, como una sabia y firme maestra, brindándote el marco adecuado para dar el mágico salto sagrado que hará desplegar tus alas. A tu lado hay personas que al verte abrir comenzarán a sentir que se puede y también romperán sus ataduras, generando ondas de fe. Si alguien te pregunta cómo hacer para abrirse, sólo recordale que todos estamos de paso. Esa certera mención permite liberar lo que desde la materia nos retiene al hacernos suponer que son cosas valiosas. Jugamos a olvidar, pero internamente sabemos que el verdadero valor de nuestro andar por el mundo reside en la aleccionadora experiencia de aprender a movernos, sin espadas ni armaduras, por espacios densos, compartiendo lo más puro de nuestra esencia. Está sonando una bella melodía. Suena para rememorar, pulsa para que te vuelvas a levantar. La escucharás brotar en tu corazón y en el de todos los que tengan el valor de dejar que la luz comience a fluir por cada una de sus células. Su letra habla de un tiempo de paz y hermandad, en donde despertamos y recordamos que somos Uno. ¡Vamos, de pie ángel humano! Quiero escucharte cantar. Quiero sentirte vibrar. Quiero volver a verte volar, desplegando tus dones. Al pedirte que te abras, al decirte que ilumines, también me lo recuerdo. Lo traigo al presente pues por cada uno que se abra, por cada uno que confíe, por cada uno que se anime y sienta, mil corazones más florecerán. ¿Lo escuchás? El padre Sol está llamando. La madre Tierra está aclamando. Ya es hora de despertar, por eso suena esta canción que fue creada con la luz de las estrellas, para que conscientes y unidos humanicemos vibrando en la frecuencia del amor. Abrí tu corazón. La Luz llama. La Luz clama. Hoy sentirás la gran fuerza de mi espíritu guerrero manifestarse en el poder de estas palabras que llegan, con fe, para infundirte coraje en esta etapa crítica del proceso de ascensión. Tu mensaje debe llegar sin importar los obstáculos. Es necesario que sigas vibrando. Es imperioso que continúes religando. Sos guía. Es ahora cuando se necesita estar bien firme. Seguí sembrando. Seguí alumbrando. Alentá. Amá. Brillá. Sos luz. Despertar es recordar. Recordar es empoderarse y moverse para cumplir con nuestro destino de ayudar a liberar a quienes sienten que sus corazas les impiden ser más humanos. Por eso, aunque estés cansado, aunque todavía no veas el fruto de tu labor, no te detengas. La energía que proviene desde el centro de la galaxia divide las aguas, potenciando el modo de vibrar. Tu tarea es vital. Más personas aún deben comprender la importancia de este momento sagrado. Estamos ascendiendo hacia una nueva dimensión. La Tierra lo sabe. En tanto nuestro planeta siga aumentando su frecuencia y cada una de nuestras células se sincronice con su vibración, percibiremos que el día se vuelve más y más corto. Esto quedará evidenciado en una mayor sensación de aceleración y confusión, pues la mente estará agitada. Persistí. Que otros sepan que es hora de ingresar al corazón para encontrar la paz que externamente no se encuentra. No pregonamos el amor en el sentido poético. Somos conscientes de que al vibrar en el amor florecen los dones y talentos. El miedo, en cambio, los marchita e impide desplegar el increíble potencial lumínico que llevamos dentro. Tenemos tarea por desarrollar. Acudimos a iluminar la oscuridad que anida en la inconsciencia. Somos mensajeros consagrados a la Luz, cumpliendo con nuestro bello acuerdo álmico de hacer relumbrar la trama que enaltece y sustenta la vida. Este es nuestro tiempo. Acordamos venir. Acordamos servir. Acordamos sentir. Acordamos despertar para activar y dispersar la mágica esencia divina que guía y anima a volar en la luz de la consciencia. Somos la señal del cambio. Emitimos la radiación cristalina que transformará a la Madre Tierra en un grandioso corazón, en donde quedará grabado -en cada grano de arena, en cada gota de agua- que triunfó el amor. Lo estamos logrando. Vibrá. Amá. Destellá. Sos luz. Como si fuese un capullo que ciega toda la luz, las catástrofes naturales nos envuelven en el dolor, causando miedo, caos e incertidumbre. Lágrimas y lamentos parecerían anunciar que el fin se aproxima. Lo mismo sucede con la oruga cuando comienza su metamorfosis: Siente que se acerca su hora, cree que morirá, desconoce que dejará de arrastrarse para volar por la vida desplegando sus hermosas alas. Confiá. La transformación se acelera. Esta es la gran prueba. Desde la perspectiva de la razón, puede que parezca una burla del destino que a lo largo de tu camino se te haya reclamado que rompas la armadura y te abras a tu mundo interior cuando las señales indican que comienza la etapa crítica en donde habría que escudarse para no ser lastimado. No existen los errores. Nadie te engañó. Diste los pasos correctos siguiendo tu sabia voz interior, ahora tenés que seguir confiando en la luz de tu corazón. La fe es tu mejor aliada. Estar centrado en el corazón te permitirá ver más allá del temor. Sabrás que en lo que otros llaman desgracia habita la gracia que nos hace más humanos. Allí donde tu mente vea caos, tu corazón verá el esperado cambio que nos conmueve y eleva. Comprobarás que no existen las fronteras, sino el amor en acción revelándose en campañas solidarias, actos heroicos, gestos nobles y manos hermanas que se entrelazan para engendrar un cálido entramado luminoso. Todo está cambiando su nivel vibratorio. Ya nada será igual. Aunque las noticias sostengan lo contrario, no temas. Permanecé en luz, en armonía. No hay muertos que llorar, sólo espíritus que celebrar por haber tenido el inmenso valor de animarse a vivir esta fantástica experiencia humana de religar el cielo y la Tierra. Nada muere, todo se transforma. Simplemente debemos abrirnos y no resistir los cambios que están ayudando al florecimiento de la nueva humanidad. Por más que te sientas fatigado persistí confiando, perdurá amando. Abrí aún más tu corazón. Con la agitación externa reconoceremos si la paz era interna o se debía a un entorno calmo. Somos orugas viviendo la transmutación que nos hará renacer en la luz de la consciencia. La gran prueba consiste en continuar con fe, por el camino del amor, aceptando lo que suceda porque todo, absolutamente todo, nos ayuda a sensibilizarnos, humanizarnos y evolucionar. Estas son palabras simples, palabras puras, palabras llenas de amor, que viajan cantando y hermanando corazón con corazón. Su reluciente melodía evoca la excelsa belleza de un mundo sin fronteras, donde la paz es la bandera que nutre la vida como los rayos del Sol. Por gracia de un ángel, este mensaje besará tu espíritu con el celestial recuerdo de vibrar en Unidad. Juntemos las manos. Iluminemos el mundo. Comencemos a celebrar. Los armónicos sonidos, que expanden estas letras, acuden para auxiliarnos a rememorar nuestro antiguo compromiso álmico de danzar en la oscuridad, iluminando el caos que a todos despertará. Tus células se electrizan, confirman que vinimos para alumbrar este singular momento planetario, de modo que la gran crisis se contemple como el instante sagrado para realinearnos, reencontrarnos y así volver a disfrutar de sabernos religados. Conscientes de la diáfana frecuencia que eleva a la Tierra, hoy volvemos a reunirnos, volvemos a sentirnos, volvemos a festejar. Unamos nuestras manos para potenciar la llama que hará de este obstáculo otro escalón dorado en el camino de ascensión, tras derretir las sólidas corazas que sustentan la ilusión de que estamos separados. Somos familia. Somos hermanos. Aquí estamos, dispuestos a honrar nuestro acuerdo de brillar. No existen las distancias ni tampoco las barreas cuando nos expresamos desde la luz interior, por eso ahora nos vamos entrelazando a partir del corazón, sincronizando las mejores intenciones para que refulja la trama donde el Ser Humano florece. Hagamos ya lo acordado. Celebremos la vida. Celebremos el cambio. Celebremos el resurgir de una humanidad más evolucionada, inteligente y libre, que dance, sienta y vibre en Unidad. Nunca olvides que sonrío en tu bella sonrisa y bailás en mi interior, pues nos une un flujo cristalino que impregna todo con amor. Expresamos la mágica esencia pristina en infinitas formas divinas. Somos las gotas que reflejan los vivos colores de un asombroso arco iris que comienza a revelarse, emanando paz y felicidad. ¿Oís la melodía? Suena la danza del reencuentro. Dame tu mano, iluminemos el mundo. Comencemos a celebrar.

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