Dos buques de guerra iraníes cruzan Suez

La autorización militar de Egipto en el Canal causa consternación en Israel 

 

Desde 1979, cuando se produjo la revolución islámica del ayatolá Ruholá Jomeini, ningún barco con bandera de Irán había cruzado el canal de Suez. Hasta ayer. Dos buques de guerra iraníes, una fragata y una nave de suministros, pasaron por el Canal con destino a Siria, el gran aliado estratégico de Teherán. La travesía, autorizada por el nuevo poder militar egipcio, causó consternación en el Gobierno de Israel.
Los barcos navegan con destino a Siria, aliado estratégico de Teherán
El hecho en sí careció de trascendencia inmediata. Aunque el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, habló de "situación grave" y el ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, calificó el viaje de "provocación", el ministro de Defensa, Ehud Barak, matizó que se trataba de "una provocación sin consecuencias para la seguridad del país". El Ejército de Israel interpretó que Irán solo aspiraba a comprobar si la crisis política en Egipto le concedía un margen de maniobra adicional. La comprobación, en cualquier caso, tuvo éxito.
En 1979, Egipto firmó la paz con Israel y se alió con Estados Unidos. Ese mismo año, los iraníes expulsaron al sah Reza Palevi y abrazaron la revolución islámica, profundamente antiisraelí y antiestadounidense. Egipto e Irán iniciaron rutas opuestas y rompieron relaciones. Aunque la regulación internacional del canal establece que debe permitirse el paso a cualquier navío de cualquier país, salvo en estado de guerra, Anuar el Sadat y su sucesor, Hosni Mubarak, impusieron su veto personal al tránsito de barcos iraníes.
Caído Mubarak, la nueva dictadura militar establecida en Egipto prefirió atenerse a las reglas. Tras varios días de aplazamientos atribuidos a tormentas de arena y problemas burocráticos, los buques iraníes pagaron el peaje requerido -unos 300.000 dólares (220.000 euros), según un agente marítimo citado por The Jerusalem Post- y a las 5.45 horas de la mañana de ayer penetraron en el canal que conduce desde el mar Rojo al Mediterráneo.
La fragata Alvand y la nave auxiliar Jark tenían previsto navegar por aguas internacionales frente a las costas de Israel y Líbano y atracar en el puerto sirio de Latakia, donde, según el Gobierno iraní, debían iniciar unas maniobras navales junto a buques de guerra de Siria.
Si el precedente de ayer estableció de forma permanente un nuevo criterio por parte de Egipto, cosa que nadie en el Gobierno de El Cairo quiso confirmar o desmentir, ante Irán se abrió la posibilidad de una presencia naval estable en el Mediterráneo, un mar que le estuvo casi vedado durante más de tres décadas.
Netanyahu declaró que en caso de que los iraníes pudieran moverse con libertad frente a las costas israelíes, Israel debería incrementar su gasto militar para reforzar la defensa marítima y antimisiles.

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