España intervenida

Nos lo tratan de vender como un rescate muy favorable SIN CONDICIONES. Realmente hay que ser muy estúpido para creerse esta mentira, sabiendo, como sabemos lo que han hecho ya con Portugal, Grecia e Irlanda.
Una línea de crédito de 100.000 millones de euros  de los que se supone, serán necesarios sólo 40.000 mil millones para sanear el sistema financiero español. La realidad es que España no cumple con las condiciones económicas como para poder acceder a un crédito sin condiciones. El rescate a los bancos españoles (¿españoles?) se irá ampliando a medida que pasen los días. Al final, la cuenta hispana podría rondar los 300.000 millones que adelantó el FMI la pasada semana y las condiciones podrían ser de plazo a 3 años y 5% de interés con condiciones a España que pasan por despidos de funcionarios, más retraso a la edad de jubilación, mayor recorte aún más los gastos, todo esto como aperitivo. De momento, el FMI ya dice que para sanear los bancos españoles se necesitará bastante más que lo que estima el gobierno.
Es curioso volver la vista atrás. Hace unos años, cuando Rodrigo Rato era director gerante del FMI, coincidí con él en un lugar muy bonito en Almería durante un curso de fin de semana para hacer yoga en grupo. Fue una gran sorpresa para todos encontrarnos con Rato allí y ninguno de nosotros esperaba algo así.  Hay una anégdota graciosa al respecto porque yo me llevé una camiseta que me había hecho en Rusia que decía
“El FMI le dio a mi país un mogollón de millones de dólares y todo lo que me quedó a mí es esta mierda de camiseta”. En la camiseta había un ruso con su shavka (gorro de piel natural) y una pistola en la cabeza que el tipo estaba a punto de dispararse.
Cuando entramos los dos al salón, él con sus calcetines llenos de tomates (debo decir que me sorprendió mucho el detalle viniendo de alguien como él) justo a mi lado y yo con esa camiseta delante de él, Rato me miró como si no entendiera que todo aquello pudiera haberse producido por pura casualidad, creo que bastante contrariado porque al fin  y al cabo, se suponía que ibamos allí a relajarnos y a olvidarnos un poco del mundo afuera. Su mirada era de reproche por mi dudoso gusto.
Y  años después Rato dejó el FMI (supuestamente, por razones familiares) y  justamente Rato aterrizó en Bankia y justamente Bankia fue el banco que desató la tapa de los truenos del maltrecho estado del sistema financiero español. Y justamente ahora España se encuentra en una situación parecida a la que se encontraba Rusia en 1998 cuando yo me hice la camiseta que puso nervioso a Rato mientras hacía yoga a mi lado en un curso de fin de semana en Almería, y tantos otros países y tantos otros después.
Aquello pudo ser una casualidad. De hecho, no me queda otra que pensar que lo fué. Lo de España, por desgracia, no.

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