El arma total de Obama para vencer a Romney: un megacerebro informático que controla Facebook
En “La Cueva”, una sala secreta
del cuartel general de campaña demócrata en Chicago, se estableció la
mayor maquinaria electoral cibernética jamás construida en EEUU. El
éxito de sus operaciones a través de las redes sociales es innegable.
Durante dos años, un misterioso
equipo de informáticos y matemáticos se encerró en un recinto sin
ventanas, aislado en un extremo del ala norte del cuartel general
electoral, en Chicago, del presidente norteamericano.
Sólo el jefe máximo de la
campaña, Jim Messina, estaba al corriente de lo que ocurría bajo
estricto secreto entre las cuatro paredes de aquella sala blindada,
donde una formidable maquinaria dirigida por el científico jefe Rayid
Ghani funcionaba 24/7 (veinticuatro horas diarias, los siete días de la
semana) calculando sin cesar complejas ecuaciones.
Regularmente, los técnicos
viajaban a Washington para abrir sus portátiles y tablets en la
Roosevelt Room de la Casa Blanca e informar de sus avances al propio
Obama y a un reducido grupo de sus más fieles colaboradores.
Cuando los periodistas trataban
de sonsacar al portavoz de la campaña, Ben LaBolt, sobre el significado
de aquellos impenetrables experimentos, con extraños nombres clave como
Narwhal o Dreamcatcher, que se desarrollaban en lo que acabó llamándose
“La Cueva”, él se limitaba a bromear: “Son nuestros códigos nucleares”.
Tres días antes de las
votaciones, cuando todos los sondeos auguraban un empate absoluto entre
los dos candidatos, Obama padecía el índice de popularidad más bajo en
campaña de cualquier presidente desde 1980 (Carter, arrollado por Reagan
489 a 49) y la tasa de desempleo permanecía más alta de lo que ningún
inquilino de la Casa Blanca había sido capaz de superar desde Reagan (en
su reelección del 84), el máximo estratega del líder demócrata, David
Axelrod, reunió al gabinete presidencial de crisis y sentenció: “Ahora,
lo único que tenemos que hacer es ejecutar”… y Chicago disparó el arma
electoral total.
En la noche del escrutinio, ni
los analistas más avezados, ni mucho menos los expertos reunidos en
torno a Romney, se explicaban cómo era posible que prácticamente todos
los decisivos estados bisagra (menos Carolina del Norte) estuvieran
cayendo, uno tras otro, en el campo del presidente.
Ohio, Virginia, New Hampshire,
Indiana, Colorado, Florida, Iowa… fueron decantándose por Obama, todos
ellos por estrechísimos márgenes, hasta que las cadenas de TV, empezando
por la ultraderechista Fox, se rindieron a la evidencia: el líder
demócrata había vapuleado a su gran rival republicano, al obtener una
amplia mayoría en el colegio electoral pese a que su ventaja en cada uno
de esos disputados campos de batalla había sido minúscula.
Sólo un medio de comunicación,
TIME, estaba al tanto de la táctica secreta que definió esa victoria, y
sus periodistas estaban juramentados a no revelarla hasta que se
proclamase un vencedor. Eso ocurrió a las 05.18 (hora de España) del
miércoles y poco después aparecía el artículo especial revelando las
interioridades de “La Cueva”.
Como lo definiría al día
siguiente el Financial Times, se trataba de “la mayor maquina política
construida jamás en EEUU, con delegaciones establecidas durante más de
un año en los estados decisivos y apuntalada por herramientas digitales
pioneras”.
Lo que estaban haciendo
secretamente aquellos nerds en su cueva era convertir la estrategia
presidencial -hacer palanca sobre la nueva realidad demográfica de EEUU-
en un poderosísimo ariete informático capaz de manipular las redes
sociales en beneficio propio.
Primero, esos
ciber-investigadores se dedicaron durante 18 meses a unificar todas las
bases de datos que emplearon los diversos equipos de campaña de Obama
para arrollar a McCain en su histórica victoria de 2008.
De ese primer esfuerzo titánico
surgió una colosal database que combina todas las listas de donantes,
las recogidas por los encuestadores, las manejadas por los voluntarios
en cada uno de los estados y condados, las de los ficheros del Partido
Demócrata, las recopiladas en las redes sociales sobre los que
especifican sus preferencias políticas y, en la cúspide de esa
gigantesca pirámide de información, las de electores indecisos en cada
uno de los swing States, los estados basculantes cuyos votos deciden
quién será el presidente.
Así se construyó un megacerebro
artificial digno de Star Trek que cruza, compara, verifica y corrige
continuamente hasta el último detalle personal de cada potencial
votante.
Después, ya armados con ese
tremendo arsenal de conocimiento, los técnicos dedicaron sus
supercomputadoras a testear los perfiles de decenas de millones de
electores, con programas informáticos de predicción de los diferentes
estímulos que podrían impulsarles a apoyar a Obama.
Tres cuartas partes de los
factores introducidos en los ordenadores eran básicos: edad, sexo, raza,
zona de residencia, nivel de ingreso, inclinaciones políticas,
historial de participación electoral… Pero todo ello se completó con sus
perfiles de consumo, de aficiones, de preferencias, de círculo de
amigos… y allí se descubrió la clave de la victoria: Facebook.
El primer triunfo fue la
recaudación. Jamás se había logrado sumar mil millones de dólares en
donaciones espontáneas de gente modesta, pero los informáticos
establecieron ese objetivo, por encima de las protestas de los veteranos
de campañas electorales, y “este verano, Internet hizo explosión”,
explicó a Time uno de los geeks del equipo, que no quiso ser
identificado.
Gran parte del dinero recaudado
llegó a través de un intrincado proceso de mailing por correo
electrónico, en el que cada día se probaba la eficacia de docenas de
mensajes distintos, combinando textos, remitentes, encabezados,
documentos adjuntos y muchos otros elementos capaces de convencer a los
destinatarios.
Así se desarrolló el instrumento
definitivo: Quick Donate, una forma de donar pequeñas cantidades a la
campaña de Obama sin necesidad de introducir cada vez los datos
personales y bancarios. Las aportaciones de esos donantes se
multiplicaron por cuatro de la noche a la mañana.
La siguiente fase consistió en
redirigir esa maquinaria para obtener votos. El equipo de analítica
estudió cuatro flujos distintos de datos para construir un cuadro
detallado de los votantes en los siete estados donde Obama y Romney
estaban totalmente igualados.
Sólo en Ohio, se detectaron con
absoluta precisión 29.000 electores indecisos, que podían inclinar la
balanza, y se lanzó sobre ellos todo el poderío del megacerebro
artificial, que iba estudiando a través de las redes sociales sus
reacciones frente a cada evento que alteraba los sondeos preelectorales,
identificando a los que cambiaban de opinión a partir del primer
debate, que el presidente perdió claramente. Al final, Obama ganó Ohio
con el 50,1% de los votos.
En octubre, la división
informática mecanizada de “La Cueva” se lanzó al contraataque final.
Cada noche se ejecutaban 66.000 simulaciones digitales completas de la
jornada electoral, y cada mañana las computadoras analizaban ese
material y establecían las prioridades para cada Estado en disputa.
En las últimas dos semanas se
había logrado reclutar a millones de seguidores de Obama que se habían
descargado voluntariamente una app que transmitía automáticamente
mensajes (elaborados por sociólogos y psicólogos) animando a sus amigos y
conocidos a registrarse para votar, o a participar en un mitin de
campaña, o a acudir a las urnas el día de las elecciones, o… Pronto se
supo, dentro de “La Cueva”, que el 20% de los que recibían un mensaje
vía Facebook hacían exactamente lo que se les pedía, pues al fin y al
cabo era la recomendación de un amigo.
La técnica alcanzó grados de
sofisticación impensables. Por ejemplo, se descubrió que para ganar
Florida era necesario atraerse a las mujeres de menos de 35 años del
condado de Dade, se estudió su perfil y se averiguó que la mayor parte
son fans de unas determinadas series de televisión. De inmediato, los
espacios publicitarios de esos programas (como Sons of Anarchy o The
Walking Dead) se llenaron de mensajes de Obama diseñados para convencer a
las jóvenes del perfil buscado.
En agosto ya se había averiguado
que una gran parte de los votantes indecisos participaban en la red
social Reddit. En cuestión de días, tanto los asesores de la Casa Blanca
como el propio presidente se registraron de pronto en esa red
informativa y empezaron a responder las preguntas y aclarar las
inquietudes de los afiliados a Reddit.
No cabe duda de que las mujeres
han sido clave en la victoria de Obama, así que no está de más detallar
una doble maniobra envolvente que facilitó Facebook. Del estudio de los
perfiles de las mujeres entre 40 y 49 años de la Costa Oeste (un grupo
demográfico que se había identificado como crucial para el resultado) se
concluyó que lo que más deseaban era disfrutar de una cena en Hollywood
con George Clooney.
Poco después, el presidente
accedía graciosamente en participar, en la meca del cine, en una velada
de campaña junto a ese actor de cine; acontecimiento para el que se hizo
un sorteo dirigido a esas votantes y que tuvo un éxito descomunal.
Por supuesto, los frikis de “La
Cueva” se pusieron febrilmente a averiguar quién podría tener un tirón
similar entre las mujeres de la Costa Este. La respuesta: Sarah Jessica
Parker. Así que Obama acudió al mismísimo apartamento del West Village
de la actriz de Sexo en Nueva York para un acto en el que también se
sorteó la participación de las afortunadas asistentes.
¿Cuál es el ganador de estas elecciones? ¿Obama o Facebook?.
http://www.publico.es/internacional/445113/el-arma-total-de-obama-para-vencer-a-romney-un-megacerebro-informatico-que-controla-facebook
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