La importancia de soñar

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A través del sueño, el subconsciente se desbloquea de todo aquello que permanece reprimido durante el día. Mientras estamos despiertos, mantenemos un autocontrol natural, sobre nuestras acciones, pensamientos y sentimientos. El sueño se convierte en una oportunidad para liberarlos.
Cada sueño es único. Aunque dos personas sueñen lo mismo, la interpretación puede ser diferente para cada una de ellas. Los sueños, no sólo desbloquean, sino que equilibran nuestra vida consciente. También pueden conectarnos con niveles más elevados de nuestro Ser, con la superconciencia, desde donde pueden venir orientaciones precisas. Otro motivo para prestar atención a los sueños es que son capaces de revelar que no existe separación alguna entre los individuos, ni entre los individuos y el universo.



No se abarca al alma con la mente común. En la vida despierta uno más uno es igual a dos. En el lenguaje del alma no es así. En la vida espiritual, si interpretamos un sueño simbólico en términos racionales, difícilmente lleguemos a una conclusión correcta. A pesar de ser benéfica en algunos casos, la formación intelectual puede, en otros, perjudicar la percepción y la comprensión del verdadero significado de un símbolo que se nos presenta. De esta forma se confirma que es inútil buscar el significado de los sueños en los libros. Delante de los sueños conviene permanecer imparciales, tanto para comunicarlos a otros, si fuera el caso, como para nuestra propia comprensión.
Por el simple hecho de quedarme quieto, tranquilo, impasible e impersonal, permito que el símbolo me transforme. Por ser él un concentrado de energías de otro nivel, con mi actitud imparcial, a pesar de no comprenderlo, termino entrando en contacto con la energía que trae. Cuanto más abstracto e incomprensible fuera el símbolo visto o soñado, más profundo el nivel del que proviene. Cada vez que lo recuerdo, o pienso en él con gratitud y afecto, me energizo y contacto con un núcleo más interno de mi ser.



El sueño profundo y algunos tipos de sueño

Los sueños ocurren primeramente en el período que va desde el adormecimiento del cuerpo físico hasta alcanzar el sueño profundo. En éste, cuya duración es de unos pocos minutos, no hay sueños. A través de él nos reabastecemos de la energía íntima para continuar la vida. En el período de retorno del sueño profundo a la conciencia de despierto, recomienzan los sueños. Si durante el día, conseguimos cultivar una actitud de inofensividad, de no crítica, de no juzgar, de ausencia de expectativas, de no ambición, veremos que el sueño será bueno y el sueño profundo realmente restaurados.
Generalmente estamos sujetos a tres factores: la ilusión mental de tiempo y espacio, la conciencia de ser un ego personal y los condicionamientos sobre la sexualidad. Estos factores no existen durante el sueño profundo. En el momento en que perdemos conciencia del yo personal, creamos condiciones para el rejuvenecimiento de las células físicas y, así, despertamos con las fuerzas restauradas. Del mismo modo, la pérdida de conciencia de la propia sexualidad, promueve la regeneración de todo el sistema energético.



Llamamos sueños comunes, normales, a los que son producto de la vida de los deseos. En cambio, los sueños que son mensajes, expresiones u orientaciones precisas que vienen del yo superior, de niveles transpersonales o sea, más allá de la personalidad, son manifestaciones del alma del individuo.
Antiguos deseos que tuvimos en vidas pasadas, también pueden manifestarse en sueños no ambientados en la vida actual. Otro nivel de la vida de los deseos que puede dar origen a sueños comunes es el astral o emocional colectivo. Otro motivo que nos lleva a tener sueños es el deseo, muy positivo, de liberarnos de nuestras limitaciones.



Hay procesos que posibilitan que nos concienticemos de la vida de los sueños.
En elautoanálisisse procura revivir el pasado. Una vez que desentrañamos el pasado, reconstruimos y revivimos una situación antigua, terminamos dándole una fuerza mayor (este no es un método adoptado en un trabajo espiritual moderno).
En la psicología espiritual se utiliza el segundo proceso; que consiste en posibilitar al individuo una vida creativa, organizada, en la cual él abandone su pasado, dejando de actuar solo para sí, como hacía y comience a dedicarse a una vida altruista. Este método de cambio de vida debe usarse en las proporciones que el individuo pueda tolerar, sin tensiones excesivas.
Según la psicología esotérica, el tercer método consiste en ayudar al individuo a recordar que es un alma, un ser espiritual. Pensar constantemente en el alma, tenerla presente en la consciencia, desencadena un proceso promisorio.



No siempre las asociaciones que hace la mente son útiles para la comprensión de los sueños. Hace falta libertad mental y disponibilidad para permanecer delante de cada sueño como si fuera el primero en la vida, sin permitir la entrada, en su estudio, de ningún preconcepto creado anticipadamente por la personalidad.



Dormirnos correctamente

Al acostarnos y prepararnos para dormir, el yo superior reúne todas las energías disponibles, y las lleva hacia la región del centro cardíaco. Debemos descartar los pensamientos que pasan por nuestro cerebro, del mismo modo que, mientras el cuerpo físico descansa, deberá relajarse lo que aún estuviera alborotado en el emocional. Cuando el cuerpo físico y el cerebro duermen, el alma se recoge en su propio nivel: la cuarta dimensión, la mente superior o el llamado plano más alto del mental. Desde ahí el alma, puede o no, enviar impresiones para los cuerpos de la personalidad. Si éstos estuvieran preparados y en reposo, pueden ser atravesados por los mensajes del alma y transmitidos del mental al emocional, del emocional al etérico y de éste al cerebro físico. Así, cuando después del sueño el cuerpo despierte habrá registrado en el cerebro lo que envió el alma.
Si en el proceso de relajarnos percibimos que las preocupaciones del día aún nos acompañan, podemos usar el recurso de recapitularlas a la inversa. Tal revisión debe ser calma, atenta e imparcial, para no promover nuevas asociaciones con hechos ya vividos. Toda la crónica del día se desarrolla en el cerebro, como episodios de una película, y acaba liberándose. Esto equivale a liberar al mecanismo cerebral de esos recuerdos que tienen el poder de excitarlo durante la noche y hacerlo continuar funcionando, produciendo los llamados sueños cerebrales que no tienen ningún valor. Precisamos que el emocional permanezca en estado de relajación, porque la contraparte etérica del cerebro queda en contacto con él, recibiendo tanto sus corrientes positivas como negativas. Podemos relajar el emocional en el momento en que preparamos el físico, procurándonos para ello una buena posición para dormir y liberando al cerebro de los hechos del día a través de una recapitulación inversa. En el momento de la recapitulación, el cuerpo emocional asume la tarea de desidentificarse de todo lo que ocurrió durante el día, y se relaciona con el deseo de tener una noche calma e instructiva.
El mental pensante, o mente concreta, también es capaz de producir sueños por cuenta propia, porque cuanto ocurrió durante el día en la vida cotidiana, queda impreso en ella. El trabajo en el cuerpo mental nos permite aprovechar la energía de la voluntad, que no se encuentra en otros cuerpos de la personalidad. Basta que queramos no sufrir influencias de pensamientos externos, individuales o colectivos. Para ello, antes de dormirnos podemos construir una protección diciendo: “No quiero que el mental registre lo que pasa fuera de mí, ni que haga contactos con quien haya estado durante el día, porque no quiero soñar lo que sueñan esas personas, ni tener sus pensamientos impresos en mi cerebro”.



Sería bueno que, al dormirnos, alcanzáramos con la conciencia zonas más profundas de nuestro ser. Hay que tener un cuidado especial del momento límite que precede al dormirnos, en el que vamos perdiendo la consciencia y entrando en lo onírico. Ahí, el último pensamiento del consciente debe ser positivo y estar imbuido de la voluntad de ir hacia el nivel superior: un pensamiento que sea la afirmación de un mundo espiritual. Esto determina una vida de sueños más adulta.
En cuanto al hábito de leer antes de dormirnos, pueden efectuarse varias observaciones. Toda lectura nos vincula con el plano mental del escritor, o con el nivel que lo inspiró. Si leemos un libro policial antes de dormirnos, podemos descender al astral bajo. Si fuese un libro filosófico de buena calidad, nos relacionamos con el mental superior de la misma vibración mental de quien lo escribió. Si nos dormimos luego de asistir al noticiero de televisión, vibraremos en el ambiente psíquico que nos fue mostrado. De la calidad de ese libro depende la calidad del trabajo onírico. Leyendo apenas unos pocos párrafos podemos entrar en el sueño en buenas condiciones de relajación.



Despertarnos correctamente

Al tomar consciencia de que estamos despertando, intentemos en ese instante, permanecer inmóviles, sin pensamientos. Al mover el cuerpo físico, es como si apagásemos toda la memoria de lo que soñamos. Un simple movimiento de la cabeza puede alterar el cuadro del sueño.
No siempre el sueño entero ofrece material para la reflexión. Es como si la conciencia del cuerpo físico, en sintonía con el yo superior, trajese a la memoria sólo la parte del sueño que realmente tiene significado simbólico y que nos puede aportar enseñanzas. Un sueño nunca se pierde, ese material no se retira de la conciencia, sólo debemos mantenernos confiados y positivos para dar al recuerdo del sueño la oportunidad de reaparecer.
Hay quienes tienen ideas fantásticas al despertar. Para que los dueños de esta tendencia desarrollen esta capacidad en forma sana, se recomienda que, antes de dormir, expongan con claridad el asunto a ser resuelto y lo entreguen a la supraconciencia.
Quienes usan despertador ignoran que el cuerpo físico tiene una conciencia propia, capaz de atender pedidos que le son formulados. Despertar en la hora en que necesitamos es uno de los servicios más comunes que esa conciencia puede prestar.



La aventura de la noche

Considerar tanto nuestra vida sobre la Tierra como seres encarnados, nuestra vida en otras dimensiones como desencarnados, y también los estados de vigilia y de sueño como meras facetas de una existencia única, resulta muy sabio y facilita el contacto, a través de los sueños, con los mundos superiores. Tanto desencarnados como en sueños, si nos mantenemos limitados al plano astral o emocional, podemos encontrar amigos y conocidos, y recrear los ambientes donde vivimos en el plano físico.
El sonambulismo es causado por la atracción que el cuerpo físico siente hacia alguno de los cuerpos sutiles del individuo. Por sentirse atraído con tanta fuerza el físico lo sigue cuando éstos se desprenden durante el sueño. Si antes de dormirse, él mismo diera una orden mental decidida y clara a su físico para que éste no se levante y no siga a los otros cuerpos, su sonambulismo puede terminar.
El insomnio es causado por el miedo de volvernos concientes de ciertas revelaciones que nos puede hacer el sueño. Es como una defensa infantil de la personalidad. La solución para el insomnio aparece cuando la persona se decide a buscar la verdad, sin ningún temor. Un insomnio esporádico, si es ocasional, puede ser resuelto de manera simple: basta no insistir en dormir y procurar hacer algo práctico y útil.
El hablar mientras dormimos puede ser explicado como una negativa del cuerpo mental del individuo a dejar adormecer el cerebro. La mente, al continuar ligada a los acontecimientos del plano físico, se habla y transmite parte de lo que ocurre. Se debe enviar una orden precisa al cuerpo mental, de que no continúe trabajando mecánicamente.
Respecto al proceso del sueño, son necesarias, por lo menos, siete horas para que se vivencie correctamente. Si estuviésemos en estado de vigilia, normalmente conectados con los niveles más profundos del ser, dormiríamos menos sin perjudicar la salud por eso. Esto debe darse de un modo espontáneo, nunca provocado. Es común que algunas personas digan que no tienen tiempo de dormir de siete a ocho horas por causa de tareas más serias. No perciben que el sueño es una parte de la vida, tan importante como estar despiertos: a través de él entramos en contacto con otras vibraciones y mejoramos la tónica de la vida, con muchas secuencias benéficas.
El crepúsculo representa un momento de relajación general y esa sería la hora de irnos entregando a la necesaria soltura. Hasta las 22:30 horas, todavía no es de noche, pero sí un período intermedio. Desde esta hora hasta las 02:30 horas, estamos en la noche profunda. En ella están presentes, al contrario que las horas diurnas, energías que conducen a un mayor recogimiento. Si podemos ya estar dormidos entre las 22:30 horas y las 02:30 horas de la madrugada, estaremos más armonizados con las circunstancias energéticas de esas horas. Estas no sólo facilitan el sueño profundo sino también la vivencia correcta de todas las etapas del sueño.



Algunos cuidados

Usar la candidez con los otros, y la simplicidad de corazón son actitudes necesarias del comportamiento para permanecer conscientes durante el sueño. El espíritu crítico carga la mente de tensiones, que endurecen al cerebro y afectan su sensibilidad. La generosidad es otra cualidad importante a desarrollar para que la vida de los sueños se vuelva útil. Ella nos vincula con los niveles superiores de existencia y disuelve el egocentrismo, uno de los mayores obstáculos para la claridad de visión frente a los sueños. Cuando eliminamos en la vida de vigilia nuestras tendencias a la posesión, a la agresividad y al egoísmo, las pesadillas no pueden darse más. Esas tendencias son las puertas abiertas para la entrada de fuerzas astrales que producen este tipo de sueños.



Consecuencias de los sueños

El yo superior puede continuar trabajando a través de los vehículos sutiles durante la noche, mientras el físico duerme. Estos trabajos constituyen un “servicio”, regulado por el yo superior del individuo, que tiene su propia vida en niveles elevados de conciencia, pero cuyos cuerpos astral y mental pueden salir a voluntad para la ejecución de determinada tarea. Los tipos de ayuda que podemos dar y recibir a través de actividades emprendidas en otras dimensiones son varios.
En general no damos importancia a los detalles, pero algunos aspectos del sueño precisan ser advertidos. Por ejemplo, para las personas que conocí, el lado derecho en el que una persona u objeto se encuentra tenía un valor positivo, mientras que el izquierdo tenía implicancias negativas.
Los sueños de naturaleza mental, son más útiles que los del mundo astral emocional. En ellos quedamos más en contacto con ideas e ideales y no tanto con las emociones y los sentimientos humanos. Estos sueños mentales implican, de parte de cada individuo, un trabajo de desarrollo de la propia mente, a través del contacto con ideas amplias y altruistas. Cada mente superior tiene su método de hacer contacto con el conciente. Cuando el mensaje es incomprensible para la mente normal, significa que la comprensión o la síntesis ocurrieron en otro nivel. Ideas creativas y figuras geométricas también forman parte del mundo mental y de ellas proviene mucha energía. Así se puede percibir la diferencia entre un sueño mental, que trae energía evolutiva más pura, y el común, mera prolongación de la vida diaria.



Enseñanzas a través de los sueños

No podemos conocer fácilmente la identidad que manifestamos en el sueño profundo. Esto nos induce a que busquemos desidentificarnos de la personalidad externa y de sus reflejos, que acostumbran a aparecer en los sueños. Vemos así, que nuestra existencia externa y personal es una especie de construcción. Es como si el ser que vive en nuestro nivel más profundo, del que no tenemos conciencia, buscando manifestarse, se fuera construyendo en esas figuras más exteriores. En los sueños o nuestro sueño profundo, es como si esa identidad jamás hubiera existido en alguna de sus formas condicionadas. Durante los sueños, por lo tanto, podemos ser más fieles a nuestro ser más profundo.
Aprendí que si un sueño viene de un nivel superior, y muestra lo que debe ser hecho, lo que él trae es generalmente opuesto de lo que humanamente yo haría. A pesar de que sea un hecho extraño para la personalidad común, junto con esa concientización viene el coraje y la fuerza para hacer lo que se debe, de acuerdo a lo que vimos en los sueños.



La calidad de la vida onírica

Al comienzo de su sueño, mientras todo era colorido y semejante a la vida física, estábamos en el plano astral. Si la conciencia está excesivamente polarizada en el mundo material denso, nos cuesta salir del cuerpo físico mientras éste duerme; si las emociones de la vigilia nos aprisionan, no conseguimos durante el sueño superar el plano astral emocional. Los olores, sonidos y todo lo que es percibido por los sentidos físicos está mucho más próximo del plano astral. En el plano mental, los sueños no tienen color. A medida que vamos subiendo de nivel de conciencia, los sueños van perdiendo cada vez más, la semejanza con lo que pasa aquí, en el físico.



La función espiritual de los sueños

A cierta altura, desencarnamos para que nuevos cuerpos se constituyan y retornen, más aptos para las situaciones en las que van a actuar. El yo superior también necesita quedar fuera de la encarnación, a fin de hacer una síntesis y preparar condiciones futuras más favorables, dentro de las posibilidades creadas por el karma tejido por el ego humano durante la vida en la Tierra. Si la conciencia no se retirase del cuerpo físico y no buceara en niveles más profundos, dejando así de recibir influencia externa, no sería posible continuar la vida aquí.
La sustancia astral-emocional que regresa al cuerpo físico-etérico después del sueño, lo revitaliza todo, porque pasó algunas horas en el reservorio general planetario y, tal vez, en el extraplanetario, aún más saludable. El yo superior necesita volver a sus propios niveles, donde encuentra la vitalidad básica que transmite a la conciencia física.
La vida humana toma fácilmente rumbos distintos de los reales. Si cada vez que nos enfrentamos con un problema físico, emocional o mental pudiéramos mantener abiertas las puertas a la conciencia superior, desde ahí nos llegarían soluciones.
Un tipo de obstáculo que nos impide relacionarnos correctamente con nuestro mundo interior, es considerarnos demasiado importantes. Cuando juzgamos necesario buscar en la superconciencia apenas aquello que seleccionamos, incurrimos en una falla técnica, porque, en una realidad más profunda, todo es esencial.
Otra actitud que nos impide recibir luz de estos niveles es el hecho de vivir según fórmulas, esquemas que conocemos muy bien y a los cuales ya estamos habituados. En el fondo, nuestros sentidos preferirían permanecer con lo obvio y lo conocido, pero esta actitud nos aleja del contacto superior que, por su parte, no se ajusta a lo antiguo y conocido. Entre tanto, nada hay más necesario y vital que saber lo que somos y lo que tenemos que hacer en el momento en que vivimos.



Los sueños como mensajes del alma

El mensaje del alma no contiene juicios. La forma de actuar del alma es diferente de la utilizada por la personalidad. Por eso considero fundamental “no juzgar”. La personalidad aquilata a partir de su propia experiencia, a veces limitada a los hechos por los cuales pasó en la presente encarnación. El alma, por traer consigo la experiencia de todas las encarnaciones anteriores y la sabiduría de sus propios niveles, muestra un cuadro, tomando en cuenta una parte mucho más amplia y abarcadora de la creación y de los mundos que nuestra mente puede concebir. Siendo la vida una totalidad, no hay acto ajeno que no nos diga algo al respecto, tanto como no hay actos nuestros, físicos, emocionales o mentales, que no influyan positiva o negativamente sobre otra persona, o sobre otros seres. Este es el punto de vista del alma, amplio y universal. Si estamos abiertos a él, aprenderemos a ser más abarcadores y compasivos.
Cuanto menos nos dejamos influenciar por nuestros sentidos, más nos aproximamos a la realidad del alma, que abarca otros tipos de sentidos, o sea, los internos y los suyos propios.


Constantemente los egos humanos, a través de sus vehículos, son puestos a prueba por el yo superior que los mueve, en el trabajo de volverlos ágiles y alertas, aptos para una vida más amplia.
Fuente: http://www.pasoalternativo.com/2011/06/tambien-vivimos-mientras-son...

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