¿Puede existir la conciencia y la sensación de sí mismo más allá del cuerpo físico tal como lo conocemos?
FUENTE pijamasurf
Ipseidad: escenarios de conservación y pérdida de la conciencia en el sueño, la criogenia y la transferencia
La sensación de ser “uno mismo”, sea lo
que sea subjetivamente para cada uno, es intransferible y ciertamente
única. La angustia de la muerte y la desaparición o expansión de la
conciencia implican que dicha sensación de ser uno mismo cambiará de
modos que no podemos prever aún. Sin embargo, existen algunos estados de
la conciencia en que la sensación de haecceidad, sí-mismo, o ipseidad se conservan o se pierden.
Situaciones donde prevalece la sensación de uno mismo
Sueño
La conciencia del estado
onírico aún tiene mucho que ofrecernos: no se trata de una suspensión de
la conciencia, sino de una organización diferente, como investigadores
desde Artemidoro de Daldis o Sigmund Freud han atestiguado durante
siglos. Aunque la conciencia no tenga referencia del fluir del tiempo y
existan sueños que duran “años”, la sensación de ser uno mismo prevalece
al despertar.
Anestesia general
Al someternos a una operación quirúrgica
perdemos la sensación de ser nosotros mismos, pero nuestra conciencia
se restablece al despertar, ¿dónde ha estado en ese tiempo? Existen
casos de personas que afirman que durante ciertas cirugías el cuerpo
está despierto y podemos ver a los médicos abriendo nuestro cuerpo, para
luego olvidarlo todo apenas despertar. La sensación de ipseidad no se
destruye en este proceso, como tampoco después del sueño de la
embriaguez o las drogas.
Coma y estado vegetativo
Durante estos trances médicamente
asistidos el cuerpo continúa funcionando a pesar de que nuestra
conciencia esté en otro lugar. Algunos pacientes de coma, sin embargo,
reportan haber sido conscientes de sus alrededores durante el sueño del
cuerpo, lo que sugiere que hay una conciencia remanente que no se apaga
incluso en estas duras condiciones.
Experiencias cercanas a la muerte
La tecnología actual permite salvar
cientos de vidas a través de técnicas que han sido refinadas para
devolver las funciones al cuerpo cuando este entra en estado de shock. A
pesar de la inconsciencia, si la resucitación es exitosa, la ipseidad
prevalecerá. Todos estos ejemplos nos sugieren también el vínculo
inquebrantable entre la sobrevivencia de sistemas y funciones de nuestro
cuerpo y la imposibilidad de la conciencia para pervivir sin tales
sistemas: ¿podría existir la conciencia sin cuerpo?
Situaciones donde desaparece la ipseidad
Reanimación después de muerte completa
La esperanza de muchos futuristas que
buscan la vida eterna recae en la criogenia, un procedimiento donde se
pretende que el cuerpo muerto sea preservado en estado de congelación
para ser reanimado en el futuro, cuando la ciencia avance lo suficiente
como para vencer a la muerte. En la criogenia del futuro, el individuo
no estaría completamente muerto, sino en estado de “suspensión”; esto
implicaría que al menos una parte de las funciones físicas necesitan
seguir funcionando aún a esas temperaturas. ¿Pero qué pasaría con la
sensación de ipseidad? ¿La mente permanecería en un largo sueño o por el
contrario el cuerpo sería reanimado sin ninguna conciencia de su
pasado?
Almacenar la conciencia
La conciencia es información, y como tal
podríamos encontrar un método de almacenarla en un dispositivo distinto
al cuerpo. ¿Guardarlo en un archivo de compresión, por ejemplo, para
ahorrar espacio? La fantasia de vivir para siempre y de tener acceso al
pensamiento de los otros lleva a especular sobre la posibilidad de poder
transferir la conciencia de un recipiente a otro, ya sea un dispositivo
orgánico como otro cuerpo, o inorgánico como una computadora. Sin
embargo, la sensación de ipseidad tiene un vínculo irremplazable con el
propio cuerpo: probablemente muchas de nuestras experiencias y visiones
de mundo no tendrían ningún sentido si no se encuentran referidas a la
experiencia de nuestro cuerpo.
Socializar la conciencia
Escuchamos aquí y allá que “todos somos
uno” y de que las campañas ambientales, por ejemplo, “crean conciencia”,
¿pero el concepto actual de conciencia soportaría un mínimo grado de
rigor? Por ejemplo: ¿la conciencia se crea de la nada o se desarrolla? A
favor: el satori, estado de vislumbre iluminatorio en las
tradiciones zen, donde la conciencia aparece súbitamente. ¿Pero somos
conciencia o tenemos una conciencia, del modo en que tenemos, por
ejemplo, un refrigerador? Algunos futuristas afirman que la Internet es
el primer paso de un nuevo tipo de conciencia: una conciencia colectiva
que funciona como una parvada de pájaros, todos moviéndose en las mismas
direcciones. ¿Será posible que del mismo modo en que podemos tener
acceso a los archivos de otra persona podamos en el futuro tener acceso a
sus ideas, sentimientos y emociones? ¿Qué implicaciones tendría en la
humanidad el que la conciencia dejara de ser personal para volverse
social? Tal vez valdría decir que no tenemos una conciencia, sino que
somos una conciencia, construida a partir de nuestro referente físico,
emocional, intelectual y creativo, además de depender de una continua
referencia al espacio tiempo.
Tal vez, en el fondo, no se trate de
buscar preservar indefinidamente la vida, sino de aprender a utilizar la
conciencia del modo más pleno posible –sin por ello dejar de hacernos
estas y otras interesantes preguntas.
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