El inventor que rechazó 60 millones de dólares por su conciencia
TOMADO DE maestroviejo
Middlebrook inventó el sistema en su
taller y lo llamó ‘sistema de licuefacción de gases de la combustión por
aislamiento fraccional de amplio espectro’. Luego de fabricarlo a
pequeña escala, fue a buscar financiación
nacional. Pero ni el gobierno ni las empresas privadas estuvieron
dispuestos a ofrecer el dinero necesario para llevar el invento del
taller a una fábrica.
Pero en 2011, China tocó su puerta.
Middlebrook se reunió con delegaciones del Partido Comunista en dos
ocasiones: de la provincia de Hubei en San José en 2011, y de Jiangsu en
San Francisco en febrero de 2012.
Asociado con una universidad
de China y con el apoyo de las arcas del Partido Comunista, le
ofrecieron a él y a un socio U$S 60 millones para investigación y
desarrollo. Tendría un laboratorio en una universidad en China con los
científicos, ingenieros y equipamientos necesarios para llevar su
invento a una escala industrial. Fue a comienzos de 2012 y las
negociaciones se dieron sin problemas.
Para mayo de 2012, el socio chino de
Middlebrook, un científico formado en el MIT que lideró las
negociaciones con las delegaciones chinas, estaba haciendo los arreglos
para que ambos viajaran en septiembre.
Los chinos estaban sumamente interesados
en el invento de Middlebrook por su potencial aplicación en el
desarrollo de tecnología de carbón limpia. China es el mayor consumidor
mundial de carbón, y la contaminación que produce es enorme cuando se lo
quema para producir la energía. Cerca de medio millón de personas en
China mueren prematuramente cada año por enfermedades relacionadas con
la polución, y la quema de carbón contribuye significativamente con el
smog negro que asfixia a las ciudades chinas.
Luego Middlebrook comenzó a leer noticias
en La Gran Época sobre los hospitales militares en China que
sustrajeron órganos a decenas de miles de prisioneros de conciencia, en
su mayoría practicantes de Falun Gong, una pacífica disciplina
espiritual. Leyó sobre las terribles torturas y la inexorable
persecución que lleva a cabo el régimen. Y se opuso.
“Cuando comencé a leer eso me provocó un
intenso conflicto moral”, dijo Middlebrook. “Por un lado, estaba China
colgando U$S 60 millones sobre mi cabeza. Muy tentador. Es muy difícil
conseguir fondos de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías. Es
un proceso difícil más allá de la tecnología”.
Middlebrook continúa: “Aquí tenemos a un
gobierno extranjero mostrándonos el dinero bajo nuestras narices, y
luego comienzo a leer sobre las horribles cosas que ocurren en China. Y
pensé: ‘No puedo hacer esto. No puedo aceptar su dinero. No puedo ir a
China. No importa lo que significa mi tecnología, no importa cuánto van a
invertir, no puedo aceptar el dinero de China’”.
Sus amigos le preguntaron: ¿por qué no
aceptas el dinero, desarrollas la tecnología para beneficiar al mundo y
luego te das vuelta y la usas para hacer algo bueno? A lo que
Middlebrook respondió: “Aceptar su dinero es aceptar dinero manchado con
sangre. Si es cierto que están matando a la gente por sus órganos, y si
eso involucra a los niveles más altos del gobierno –no sé cómo no sería
así– no puedo vender mi tecnología y beneficiarme financieramente, sin
importar lo valiosa que pueda ser la tecnología para el mejoramiento del
medio ambiente”.
Y agregó: “No puedo aceptar ese dinero
sabiendo que hay gente que está perdiendo sus vidas para que yo tenga
ese dinero. No puedo hacerlo”.
Middlebrook, que estudió geología e ingeniería, ha inventado diversos aparatos, y algunos de ellos están siendo comercializados.
El sistema de combustión de desechos
utiliza una serie de cámaras. Cada cámara extrae algunos componentes
indeseados del gas residual, convirtiéndolos en líquido. Puede atrapar
dióxido de carbono, dióxido de azufre y sulfuro de hidrógeno, por
ejemplo; una vez en estado líquido, pueden ser neutralizados y
utilizados en aplicaciones industriales o agrícolas –en lugar de ser
liberados en la atmósfera.
Otros inventos de Middlebrook incluyen un
escudo de seguridad para motosierras, una cámara toroidal de 360º, un
sistema anti-robo universal a control remoto y una válvula de descarga
horizontal de alcantarillas, inventada en 1991 y actualmente en
negociaciones de contratación.
Maneja la empresa Invention Dynamics, LLC, y vive en California del Sur hace décadas. Un artículo del
Monterey County Weekly señala que a fines de la década de 1970 realizó
“trabajos de carpintería, plomería y electricidad” para la oficina de
Gary Kildall en Pacific Grove, uno de los pioneros de las computadoras
personales.
Unos seis meses después de avisarle a su
colega que no aceptaba el trato, Middlebrook escribió una carta a la
edición en inglés de La Gran Época para agradecer al periódico por su
“honestidad periodística, por lo menos el mayor grado de honestidad
posible que pueden tener los seres humanos al informar algo”. Entonces
La Gran Época lo contactó y comenzó a verificar su historia.
Contó que escribió al periódico “para
sacarlo a la luz… no para darme una palmadita en la espalda”.
Middlebrook dijo que espera que los gobiernos y las grandes
corporaciones –“no simples personas como yo”– tomen más en serio los
derechos humanos en China. “Las grandes empresas tienen que poner los
puntos: es inmoral, descaradamente inmoral, y no vamos a negociar”.
Middlebrook ofreció una detallada
descripción de su invento y permitió a un editor hacer una reseña de dos
solicitudes de patente relacionadas. Brindó una foto de una parte del
aparato y una carta de Leon E. Panetta, ex Secretario de Defensa, en la
que este reconoce el invento de Middlebrook de aislación de CO2. Panetta
escribió: “Sin embargo, tu mejor recurso es probablemente algún tipo de
financiación gubernamental. Debo advertirte que los fondos para este
tipo de proyectos son escasos, dado el estado actual de la economía”.
Eso fue en diciembre de 2008.
La documentación de las negociaciones de
Middlebrook con la delegación china la tiene su ex socio chino, quien
guió las negociaciones, y cuyo nombre Middlebrook pidió quedara en
reserva. “No quiero que nadie salga lastimado”, dijo en referencia al
hecho de que las fuerzas de seguridad chinas y el Partido Comunista son
conocidos por castigar severamente a quienes hablan sobre las
violaciones de derechos humanos del régimen.
Al estar asociado con Middlebrook, su ex
socio –de etnia china, criado en China y que visita a su familia y hace
negocios allí– podría ser castigado y sufrir amenazas a sus intereses
comerciales o a su seguridad personal.
El socio tiene un conjunto de inventos
que apuntan a reciclar el agua de los desechos industriales utilizando
microorganismos y que originalmente se planeaban desarrollar
comercialmente junto a las cámaras de captura de gases. La Gran Época
verificó de manera independiente el nombre del socio.
La Gran Época también contactó a otro socio de Middlebrook, Reinaldo García,
dramaturgo, músico y ex periodista, para conocer más al inventor.
García está trabajando en un guión cinematográfico con Middlebrook.
Recuerda haber visto una publicación en el muro del Facebook de
Middlebrook hace varios meses en el que anunciaba que había rechazado el
financiamiento de China luego de leer que el régimen estaba sustrayendo
órganos a prisioneros de conciencia.
“Pensé que estaba fanfarroneando, que
quizás le habían rechazado los fondos y que se estaba justificando
diciendo que estaba tomando una postura moral”, recuerda García. “¿Es
verdad?”, le preguntó a Middlebrook y pronto se convenció de la
veracidad del relato. “No tenía problemas en aclarar las cosas. Explicó
muy bien lo que China estaba haciendo y cómo él se oponía a eso. Él
podría haber obtenido el financiamiento”.
Es imposible saber si la tecnología que
inventó Middlebrook podría haber sido aplicada con éxito en una escala
industrial. “Cuando las cosas se llevan a otra escala aparecen
complicaciones que no se pueden preveer”, explica Middlebrook. “Pero
aparentemente podría haber sido llevado a una escala mayor, y hubiera
traído grandes beneficios”.
Continuó: “En cierto sentido, aquí hay un
principio superior, pero no a costa de personas que están siendo
asesinadas por sus órganos. No puedo ser parte de eso. Es análogo a esas
personas que sabían lo que pasaba en Auschwitz y miraron para otro
lado. Para mí eso es lo que China está haciendo, asesinar gente por sus
órganos. Es el Auschwitz de China. Yo lo supe por el periódico de
ustedes, y esto significa que a pesar de que mi tecnología no se
desarrolle, podré mirarme en el espejo y decir: no acepté dinero
manchado con sangre de un gobierno que está asesinando a su pueblo”.
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