Errantes provenientes de densidades superiores, por David Topí
Hay un término bastante común en literatura
espiritual anglosajona que es el término de “wanderer” y, en castellano,
casi siempre traducido como “errante”. Su definición es un poco más
compleja pero probablemente a algunos de vosotros os resuene lo que os
explico al respecto.
En todos estos años que llevo tratando de aprender
más y más sobre la parte “no visible” de este juego de la “existencia”
en el que estamos metidos me he encontrado mucha gente que te comenta
que tienen la impresión de que ellos no son de aquí, o de que, por lo
menos, se sienten extraños, raros, y fuera de lugar en este planeta. No
hablo de que no te guste la sociedad en la que vives o que no encajes
dentro de los modelos culturales o sociales que tenemos, sino que
realmente, sientes que no “eres de este planeta”. Sea lo que sea
que exista detrás de esa sensación, en algunos casos, es posible que
quizás se trate del concepto de “alma errante”.
Echar un cable desde dentro
Cuando una entidad que ha superado el nivel
evolutivo actual en el que estamos, y ha progresado por los siguientes
“cursos”, sea la cuarta, quinta o sexta densidad, decide “repetir” y
volver a la tercera, nos encontramos con un “errante”. Son
entidades que regresan a densidades inferiores, y niveles evolutivos por
los que ya han pasado, con el único propósito de ayudar en los procesos
de transición de los lugares en los que encarnan.
Errantes existen de ambas polaridades, de Servicio a uno Mismo y de Servicio a otros, lo
cual significa que hay entidades negativas que encarnan de nuevo a
nivel 3D para tratar de fomentar la polaridad de servicio a uno mismo en
el planeta (las tenemos por aquí), así como hay entidades positivas que
encarnan para colaborar en la transición al nuevo nivel 4D positivo que
tratamos de instaurar (muchas más). El propósito además, de estas
almas, no es solo encarnar para ayudar en un paso de nivel, sino para
trabajar, enseñar o colaborar “desde dentro”, ya que las reglas del
libre albedrio imponen la no intervención exterior, de forma que para
poder ayudar, debes encarnar con las mismas condiciones que tienen
aquellos nativos del nivel evolutivo en el cual entras.
Lo planeas, y luego no te acuerdas
Sin embargo, uno de los problemas, es que muchos de estos errantes nunca completan su misión,
aquella que se habían propuesto desde su densidad de origen, pues no
son capaces de despertar espiritualmente una vez dentro del sistema
actual, ya que al verse activado el velo de memoria que toda entidad 3D
tiene por defecto, debe trabajar igual de arduo que el resto de almas
nativas para “despertar”, pues respetando las reglas del juego, encarnas
sin saber quien eres, de dónde vienes, y cual era tu misión. La
diferencia de un alma de una densidad superior, es que no solo se
sentirá bastante fuera de lugar en este planeta y en este nivel
evolutivo con todas sus limitaciones que por su propia evolución ya ha
dejado atrás, sino que si no completa su misión, tras el fallecimiento
físico del cuerpo que ocupa y la restauración de la memoria de quien es
en realidad y cual era su objetivo, el “trauma” por no haber podido
“despertar” y llevarlo a cabo puede ser bastante deprimente, y suponer o
bien desistir y dejarlo correr, o bien seguir intentándolo en nuevas
encarnaciones, especialmente si ha generado cualquier tipo de karma, que
deba completar y balancear a lo largo de nuevas entradas y salidas de
la tercera densidad.
Un largo camino
Así, el camino evolutivo de un errante podría perfectamente tener una pinta como esta:
Un alma puede haber completado su ciclo evolutivo 1D,
2D, 3D, 4D y 5D, por ejemplo, en cualquier parte del universo, pero
antes de seguir adelante, decide que, por puro deseo de ayudar y servir a
otros, quiere encarnar de nuevo en aquellos lugares donde otras
entidades están teniendo dificultades con sus procesos de graduación.
Así que se lía la manta a la cabeza y reduce entonces su nivel
frecuencial para convertirse de nuevo en entidad 3D, encarnar, e iniciar
una laaaaarga serie de encarnaciones con el propósito, original, de
ayudar a aquellas almas nativas del planeta. A partir de aquí, no hay
diferencia entre un errante y un alma nativa que proviene de una
evolución “normal” (1D –> 2D y ahora 3D). Si, hay diferencia a nivel
del conocimiento, experiencias y lecciones acumuladas a nivel del Yo
Superior, pero ese alma que ha vuelto atrás, no recuerda nada, y no trae
ninguna ventaja inicial sobre el resto. En realidad, casi todo lo que
trae son inconvenientes.
Gran diferencia frecuencial
Debido a la diferencia extrema de los patrones
frecuenciales entre la densidad o nivel evolutivo de origen y las del
nuestro, un errante, como regla general, no lo tiene demasiado fácil
para adaptar su nivel vibracional actual al de la presente tercera
densidad, con lo que presentan algún tipo de problema físico, dificultad
o sensación de incomodidad al tener que adaptar su vibración a un
vehículo físico muy por debajo, en muchos casos, de su nivel evolutivo.
La simbiosis alma-cuerpo siempre está acorde a los
parámetros establecidos para cada vida, un alma 3D “encaja”
perfectamente con un cuerpo human 3D, y si se presentan defectos
físicos, estos suelen estar debidos a lecciones de vida, karmas o
aprendizajes pendientes que el Yo Superior de esa alma 3D ha decidido
experimentar. Sin embargo, un alma 4, 5 o 6D tiene siempre problemas
para encajar en un cuerpo físico 3D, la reducción vibratoria debe hacer
forzosamente y siempre trae ciertas dificultades, lo cual puede causar
distorsión en el recipiente (el cuerpo) manifestándose de una o más
formas como problemas o defectos físicos, o incluso mentales, en el
errante.
Otro problema es que el errante no puede regresar a
su densidad original cuando lo desee, debe completar el proceso de
graduación de la densidad actual como cualquier otra alma y es por ello
que debe ganarse su propia graduación. Lo que si que trae de serie es su
polarización, siendo en la mayoría de los casos hacia el servicio a
otros, de forma que pueden avanzar más rápidamente y “despertar” más
rápidamente, con menos esfuerzo al tener una clara polaridad positiva
traída de su camino evolutivo anterior. Luego, el errante, una vez
graduado de la tercera densidad, tampoco tiene porque volver a la
quinta, por ejemplo, de donde partió, sino que puede continuar todo el
proceso de nuevo volviendo a recorrer la cuarta, acompañando a aquellas
almas con las que se ha graduado, teniéndose que currar de nuevo su
graduación. Es una decisión del errante y su Yo Superior que se toma en
cada caso.
Características de errantes de 4, 5 y 6D
Una entidad que regresa a la tercera densidad desde
la cuarta, siendo esta genéricamente hablando la densidad del amor y la
compasión, tenderá a vivir su vida y proyectar su comportamiento en esta
encarnación más bien en grupos, antes que quizás en pareja. La gran
mayoría de errantes 4D entraron en nuestro planeta en la época de los
60, para incrementar precisamente esa vibración de la que provenían,
dando lugar a la famosa cultura hippie de la vida en comunidades. De
forma instintiva, es uno de los patrones que se dan en el siguiente
nivel evolutivo, el de integración profunda entre miembros de la
sociedad 4D, siendo el movimiento hippie que todos conocemos, la
manifestación de esa energía y forma de concebir las relaciones del
grupo de errantes 4D.
Por otro lado, y de forma completamente opuesta,
errantes que provienen de la quinta densidad son personas bastante
solitarias. Siendo la quinta densidad la densidad de la sabiduría y la
búsqueda del conocimiento, este tipo de errantes traen consigo la
necesidad de soledad, sin ningún tipo de problema o sensación negativa
asociada, que les permite dedicarse a este tipo de actividades, ya que
han traspasado el aprendizaje de las lecciones del amor y la compasión, y
ahora deben balancearlas y compaginarlas con un estudio más profundo de
la creación y una búsqueda de conocimiento, que es el motor que dirige
el aprendizaje en la quinta densidad. Este tipo de errantes, al volver a
esta tercera densidad, traen consigo esas facetas que los convierten a
veces en personas que gustan y necesitan de cierta soledad para poder
funcionar en nuestro nivel. Además, buscan muchas veces formas de
compañerismo que emulan aquellas relaciones entre maestros, personas que
estén con su mismas ganas de adquirir conocimiento y dedicarse a ello.
Finalmente, errantes que provienen de la sexta
densidad son mucho menos usuales, mucho menos en número, pero siendo la
unidad y la perdida de polaridad la característica principal de este
nivel evolutivo, son personas que buscan sobretodo asociarse
estrechamente con los que se encuentren únicamente en la misma línea de
pensamiento, de resonancia, de nivel “de espíritu”, pues las relaciones
“familiares” tienen menos peso que las relaciones entre personas que
“vibren” como ellos, y esa es la frecuencia que traen a nuestro planeta.
Mismo objetivo
Al final, resulta que no importa nada si ya has
pasado por la cuarta, quinta o sexta densidad en tu propio camino
evolutivo, porque has aceptado las reglas de este nivel y tienes que
ganarte de nuevo tu graduación completando, una vez más, todas las
lecciones de la tercera densidad si quieres salir de aquí y “volver a
casa”. Pero si que es muy importante que si resulta que eres un errante,
despiertes a tu trabajo, misión o aquello por lo cual dejaste un
proceso evolutivo para repetir curso, ya que si has venido para hacer
algo, es porque consideraste que era importante hacerlo, y arriesgarte a
no conseguirlo, sabiendo que lo olvidarías. Yo empezaría a machacar a
vuestro Yo Superior, guías y demás para que empiecen a daros pistas de
por donde van los tiros. No hay demasiados errantes comparados con el
número de total de la humanidad, se estima que solo unos pocos millones
de los 7 billones de personas son almas errantes, pero nunca se sabe, y
seria una pena desperdiciar esta última encarnación sin haber completado
el trabajo predestinado para ella.
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