Científico de la NASA: Las estelas persistentes causan el calentamiento global



Traducción: Google traductor
Robert C. Cowen, Especial para The Christian Science Monitor
BOSTON – Patrick Minnis estudia imagenes de satelite de las estelas de los aviones y piensa en el cambio climático. Esos abundantes patrones en el cielo no deben ser tan inofensivos como parecen. Estos pueden estar induciendo nubosidad adicional sobre transitadas regiones del hemisferio norte suficiente para que se caliente mucho el suelo.
“Cuando miramos hacia el cielo o hacia abajo desde un satélite, es posible que estemos viendo una nube que no hubiera estado allí si no hubiera sido por un avión a reacción”, dice el doctor Minnis. Estadísticas obtenidas de imágenes de satélite han sugerido que los contrails serían climáticamente insignificantes. Minnis dice “nosotros conocemos más sobre eso [ahora]”.
Los analistas de satélite no habían relacionado estelas claramente definidas vistas en algunas imágenes con nubes cirro vistas posteriormente en otras imágenes que cubren otras áreas.
Minnis – un científico atmosférico de la NASA Langley Research Center en Hampton, Virginia – hizo esa relación. Él participó en un experimento de campo en mayo de 1996 en la National Aeronautics and Space Administration (NASA)
Imágenes infrarrojas tomadas cada 15 minutos por el satélite meteorológico GOES-8 le permitió hacer un seguimiento de las distintas estelas durante seis horas o más.
En una reunión de la Unión Geofísica Americana en Baltimore el mayo pasado, Minnis contó cómo siguió una estela ovalada de 100 Km de largo, realizada por un avión DC-8 de investigación de la NASA. La estela formó cirros – cubriendo 4.000 kilómetros cuadrados (1.500 millas cuadradas) en su apogeo.
Una estela (…), aparentemente producida sobre el sur de Texas o México por una aeronave desconocida creció a un tamaño de 20.000 kilómetros cuadrados según derivó sobre el Golfo de México.
Minnis llama dichas observaciones evidencia sólida de que las estelas pueden causar la cobertura de cirros mucho más allá de las pequeñas estelas de vapor que se identifican fácilmente.

Brian Toon, que está con la Universidad de Colorado en Boulder, y es el científico de proyecto para el estudio de campo, señala que esto pone de relieve la necesidad de evaluar el área de la tierra cubierta por estelas y averiguar lo que está pasando con el clima.
Howard Wesoky, quien supervisa la investigación de la sede de la NASA en Washington, señala que el efecto es más probable que sea regional que global.
La investigación reciente ha encontrado lo que Minnis llama una fuerte correlación entre la frecuencia de la estela y combustible usado en los Estados Unidos. En 1992, un 93 % del combustible de aviación se quemó en el hemisferio norte – el 70 % entre lo 60 y 30 grados de latitud norte. En 1992, las estadísticas podrían indicar donde el impacto climático tendrá mentira. Podría ser cualquier cosa, desde un calentamiento suave a la noche a un gran problema en clima.
Minnis señala, por ejemplo, que la nubosidad promedio en los Estados Unidos ha aumentado un 5 % en las tres décadas desde que los viajes en avión comenzaron a intensificarse. Explicó que, si el aumento es debido a pequeñas estelas de vapor – mucho suponer – estamos buscando a un potencial calentamiento a partir de las estelas, que equivaldría a entre un tercio y dos tercios, de tanto calentamiento como el que ya tenemos, de la acumulación de dióxido de carbono atmosférico, durante el siglo pasado.
Nadie sabe cuánto del aumento de la nubosidad se debe a los cirros que crean las estelas. Sin embargo, cualquier fracción importante que sea debido a las estelas podría ser de interés climático.
Las nubes pueden enfriar el planeta al reflejar la luz solar en el espacio, o calentarlo al atrapar el calor saliente. Los contrails forman nubes cirro, con el tipo de estructuras y en los niveles en la atmósfera superior, que hace de ellos calentadores climáticos. Los científicos necesitan entrar en la física de las nubes y la química detallada de las estelas, así como su seguimiento por satélite, para averiguar lo que está pasando. Ese fue el punto de estudio de campo de la NASA de 1996 con el dificil nombre Subsonic Aircraft Contrail and Cloud Effects Study (SUCCESS). Que combina la localización por satélite de Minnis con la investigación en la que un avión caza obstinado detrás de un DC-8 inhala todo lo que sale del escape del motor del DC-8.
Químico Richard Miake-Lye de Aerodyne Research Inc. en Cambridge, Mass., dice que el equipo esperaba que predominara el hollín. En cambio, se encontraron con un enorme número de partículas de sulfato formadas por gotas de ácido sulfúrico.
Agregó que están convencidos de que los aerosoles de sulfato ayudan a condensar el agua para formar estelas. Sin embargo, era difícil separar el efecto de los aerosoles de la natural siembra de nubes “Había muchos restos naturales – polvo de roca y materia orgánica – en el aire ambiental que realmente no podiamos ver una [rastro del contrail ] señal de la aeronave”, dice Toon, científico del proyecto.

El principal resultado del estudio de campo es una lista más precisa de preguntas sobre el impacto químico y climático de los contrails en la atmósfera. Esto demuestra que la investigación, sin duda, vale la pena, dice Minnis.
¿Son las estelas un grave peligro medioambiental que los planificadores de la aviación debe tratar de mitigar? Con más de 62 millones de vuelos comerciales y militares de los Estados Unidos cada año e incluso el denso tráfico aéreo sobre Europa, es una preocupación en todo el hemisferio – si no global -.
Fuentes: http://www-pm.larc.nasa.gov/sass/scitech.2.html
http://beforeitsnews.com/story/436/232/NASA_Scientist:_Persistent_Contrails_Cause_Global_Warming.html
TOMADO DE bibliotecachemtrails.wordpress.com

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