DIRANNAS PUERTAS ESTELARES (A. PARKS)
Planeta
azul se presenta de nuevo, esta vez, con una reveladora historia
sustentada en la obra de A. Parks, sobre las puertas estelares
utilizadas por los Gina’abul para realizar sus viajes espaciales. Las
principales sedes Gina’abul conocidas por Parks se encuentran dispersas a
distancias de varios cientos de años luz. Nos preguntamos cómo los
Gina’abul lograron gestionar una sociedad tan remota, y si la distancia
en si misma tiene alguna importancia para ellos. En sus interminables
guerras, ¿la proximidad de sistemas estelares es un factor? Consideremos
nuestra experiencia aquí, sobre este planeta, donde las “esferas de
influencia” perdieron su significado geométrico una vez que dominamos el
arte de los viajes intercontinentales de alta velocidad. Los Gina’abul,
aparentemente, han hecho esto a su escala, pero ¿cómo lo hicieron?
Según Parks, las Puertas Estelares cuya palabra para los Gina’abul es
Diranna, son la clave. Estos famosos puertos siempre han sido primordiales para los seres que dominan las técnicas
del viaje espacial. Cada planeta posee numerosos Dirannas. En cuanto a
los Gina’abul, era más o menos habitual construir los centros más
grandes allí donde los Diranna estuvieran más densamente agrupados.
Unulahgal la capital de Nalukara; poseía el Diranna (puerta estelar) más
grande de todo el planeta. Generalmente era desde ahí donde tenían
lugar las principales salidas oficiales interestelares al espacio.
Unulahgal era el centro de los grandes iniciados. Todas las sacerdotisas
“Diseñadoras de Vida” estudiaban en este supremo lugar de aprendizaje.
Por sus propios dogmas, ellos eran maravillosos trabajadores de la vida,
los grandes transformadores al servicio de la Fuente Original – la
Divinidad primordial y universal. Algunos de ellos tuvieron el
privilegio de planificar la vida en el planeta Uraš (la Tierra), situado
en el prodigioso sistema estelar de Ti-ama-te (nuestro sistema solar).
Las enigmáticas doctrinas de las sacerdotisas y de los Kadištu
(Diseñadores de Vida) eran terriblemente temidas por los machos de
nuestra raza los Gina’abul. Para ser más precisos acerca de su función,
debemos aclarar
que los Diranna son puertos que conducen a través de túneles hacia
vórtices en donde la noción del tiempo no existe, donde el tiempo
literalmente colapsa sobre sí mismo por la acción concentrada de
partículas de luz, porque una excesiva concentración de luz inhibe el
tiempo. Estos túneles están formados por partículas moviéndose a tal
velocidad que anulan allí la noción del tiempo. Los vórtices sin tiempo
son incontables, innumerables. A escala anatómica, se pueden comparar,
de modo grotesco, con los diferentes vasos sanguíneos que sirven para
irrigar un cuerpo vivo. En la escala de la geometría espacial, funcionan
de la misma manera pues todos los planetas están vinculados entre sí,
cada sistema estelar esta en conexión con sus vecinos, cada universo
isla (galaxia) igualmente vinculada, y así sucesivamente… De hecho, los
vórtices sin tiempo le permiten a cualquiera en este universo viajar de
un punto a otro más rápidamente que la luz. Los túneles, invisibles para
el ojo humano, son como puentes tendidos entre mundos y galaxias.
Vibran en longitudes de onda extremadamente cortas, no comparables a
nada conocido en nuestro mundo tridimensional, salvo a las longitudes de
onda que podemos observar en lo infinitamente pequeño. La luz es
corpuscular, es decir, se compone de minúsculas partículas. Los túneles
atemporales están compuestos exclusivamente por partículas del tipo
conocido como taquiones, que están conectados
‘super-luminicamente’ unos con otros y propagan la luz muy rápidamente.
Los taquiones crean campos de energías sutiles y componen la masa
faltante del universo que se les escapa a los especialistas de hoy… Es
notable que los antiguos egipcios utilizaran exactamente la misma
vocalización para expresar las palabras puerta y estrella. Este término
es Seba. Su descomposición en la raíz Gina’abul sumeria indica la razón:
sus silabas significan “el resplandor que abre” y “aquel que da o
asigna la luz”. Las antiguas viviendas egipcias fueron construidas sin
ventanas, para aislar el interior de las altas temperaturas exteriores.
La única abertura que
verdaderamente introdujo la luz fue el puerto de entrada. Otras
definiciones son también posibles gracias a homófonos sumerios: SE-BA
“la luz de vida” o SE-BA, que significa “la luz del alma” o “aquello que
distribuye luz”. Estas definiciones Gina’abul-sumerias permiten una
mejor comprensión de por qué el egipcio Seba no se aplica únicamente a
la semántica de una puerta o una estrella, sino igualmente para la
instrucción y el aprendizaje. Sabemos que la luz es sinónimo de
conciencia, sabiduría. La palabra Iníuma (“la poderosa fuerza
expedicionaria que viaja en el tiempo”) designaba las naves que servían
para viajar al espacio profundo. Las Iníuma eran una especie de Gigirlah
(termino Emeša para vehículo espacial Gina’abul, literalmente “rueda
intensamente brillante”) de largo alcance, especialmente diseñado para
moverse en el universo a través de pasajes atemporales en donde no
existen las barreras tridimensionales.
Estos difieren de los vehículos tradicionales solo en ser mucho más
voluminosos, capaces de transportar a casi doscientos individuos. Los
Diranna son invisibles a simple vista, debido a su densidad y a que su
tamaño suele ser muy pequeño. Los más densos generalmente permanecen en
posiciones fijas, mientras que los menos densos a menudo se mueven sobre
la superficie de un planeta como lo hacen las partículas ordinarias.
Según Parks, los Iníuma y los Gigirlah (conocidos por los machos como
Margíd’da) incorporaban tecnología de neutralización de la inercia. Otra
clase de vehículos, los Mú-u, exponían a sus ocupantes a todos los
efectos de la aceleración, como nuestros vehículos de hoy, y no estaban
pensados para viajar a través de Dirannas. Estos se utilizaban para
maniobras ‘punto a punto’ en superficies planetarias, o para viajes
entre la superficie y las plataformas orbitales. Otro punto muy
importante acerca de las puertas estelares: además de su función de
facilitar el viaje a larga distancia en el espacio, es que son pasajes
interdimensionales, rampas de lanzamiento a otros planos de realidad.
Cuando se cierran las puertas
estelares para viajar a través del KI (es decir, la 3a dimensión de la
Tierra), se cierran a todas las dimensiones. Esto significa que desde
que las puertas estelares de la Tierra están cerradas, los Kadištu, que
evolucionaron a dimensiones más altas, tienen grandes dificultades para
visitar el KI aquí. A veces les resulta posible acercarse a las
inmediaciones de las puertas estelares porque en el entorno inmediato
del Diranna, el espacio-tiempo no es exactamente como lo percibimos
normalmente. A continuación Parks nos describe su Viaje a través de una
Puerta Estelar durante un estado alterado de conciencia mientras recibía
información de las entidades Gina’abul. Después de haber calculado con
precisión nuestro destino, nos estiramos en profundos asientos con el
fin de relajarnos. Puesto que los cálculos automáticos eran tediosos,
solo después cabía esperar pacientemente cerca de un cuarto de Danna
(media hora), repentinamente sentimos vibrar débilmente nuestra nave;
desde el exterior debe haber parecido un leve zumbido. Una voz de
ordenador ejecuto una cuenta atrás de 20 a 1, informándonos de que los
cálculos habían sido efectuados, y que estábamos listos para romper la
barrera de la luz. Nosotros sabíamos que es posible extraer una poderosa
energía del campo taquión que forma la estructura principal de la
“materia oscura” en el universo y en los vórtices atemporales. Para
esto, era necesario que creáramos un vacío alrededor de nuestras naves
para atrapar las partículas infinitamente pequeñas de la luz. Este vacío
se obtiene alcanzando una velocidad más rápida que el sonido, mientras
violentamente se invertía la rotación de la nave voladora. La
aceleración resultante de esta maniobra dio lugar a un efecto anti
gravitacional. Los taquiones, por medio de la acción de frenado, pueden
pasar a través de cualquier cantidad de masa durante la transferencia a
la misma de una parte de su energía. Gracias a este efecto de
aceleración y frenado, el poderoso campo taquión arrastra una velocidad
‘superluminal’ hacia cualquier objeto sumergido en su seno. La luz no es
una onda, sino que posee un efecto de onda. Nosotros estuvimos entre
los seres de luz de este universo que han entendido esta delicadeza y
han considerado la materia simplemente como energía condensada.
Sabíamos que, gracias a los taquiones, era posible transformar las ondas
de energía en un punto de partida, viajar largas distancias más rápido
que la luz, y volver a transformarlas en energía en el punto de llegada.
En breves momentos, nuestra nave y nosotros mismos íbamos a pasar de
ese estado de energía al de una onda. Yo esperaba una salida
extremadamente brutal. En el fatídico cero, nuestro Iníuma pasó a través
del Diranna como un destello, bañando el interior del vehículo con
tonos brillantes. La cabina se llenó al instante de un líquido diáfano.
Sentí que mi cuerpo flotaba en el líquido, como si hubiera sido aspirado
a través de un túnel púrpura, lo que causó que me relajara
profundamente. Durante la aceleración, el fluido translucido se
solidificó progresivamente, rodeándonos y envolviéndonos en algo similar
a una rejilla. Una vez alcanzada la velocidad máxima, los tintes
ambarinos se transformaron progresivamente en un
color malva, luego en los colores del arco iris; este era el rasgo más
distintivo de los viajes a través de los corredores del tiempo. Al
alcanzar la velocidad de crucero, el fluido que nos permitió soportar la
aceleración, se licuó gradualmente, permitiendo que nos moviéramos
libremente en la cabina, como en una pequeña piscina. Muy poco después
de nuestra partida, recuperamos progresivamente nuestros espíritus,
ahora sincronizados en el estado de expansión atemporal al que fuimos
empujados. El viaje fue la cosa más simple del mundo. No había
absolutamente nada para ver, salvo el permanente brillo de color arco
iris enroscándose a lo largo de las paredes y las portillas de nuestra
nave. Fuimos capaces de observar nuestro recorrido por medio de imágenes
holográficas proyectadas con tal claridad que prácticamente daban la
ilusión de realidad. La vista no era tan conmovedora como en el vuelo
por medios tradicionales, pero el efecto holográfico presentaba la
belleza del espectáculo
lo suficientemente bien… Este vuelo en particular desde Nalukára a Dukù
duro aproximadamente 90 “días”, según lo percibido por los viajeros, y
llego a la principal puerta estelar de Duku en el insignificante pueblo
de Adhal. La constelación definida como Osa Mayor, es el hogar de los
Gina’abul. El planeta gigante al que ellos llaman Nalulkára es su
residencia imperial, “en el corazón de Anduruna,” un sistema estelar
identificado con la estrella Dubhe. Dukù está en el sistema de
Ubšu’ukkinna (Maia), una de las brillantes estrellas azul-blancas en el
grupo conocido por los Gina’abul
como Mulmul (grupo estelar de las Pléyades). El crucial planeta Dukù es
el lugar donde los Ušumgal crearon y entrenaron a los Anunna, una
actividad que precipito la guerra que los condujo a todos a Tiamate,
nuestro sistema solar. Los viajes espaciales interestelares,
intergalácticos e inter planetarios pueden ser resueltos con el
acelerador de hadrones que desarrolla en la actualidad la raza humana de
esta manera se pueden recorrer inmensurables distancias a través del
estado de expansión atemporal.
RECOPILACION INVESTIGATIVA: ING. REYNALDO PEREZ MONAGAS
FUENTE rey55.wordpress.com
RECOPILACION INVESTIGATIVA: ING. REYNALDO PEREZ MONAGAS
FUENTE rey55.wordpress.com
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