La Mente Alimenta a Maya.



La mente ordinaria se ha acostumbrado al engaño, como el pájaro enjaulado a su angosta jaula. Ha penetrado en la repetitiva e incesante dinámica de proponerse logros, frustrarse si no lo consigue, aburrirse si los consigue y plantearse otros; alimentar aspiraciones de poder y conquista; oscurecer, roer el hueso insustancial de los pensamientos, contaminarse y contaminar. Pero entre sus logros raramente se le da la bienvenida al del verdadero autoconocimiento y progreso interior. Mientras somos el espectáculo, el espectador ( no el ego, pues el ego es el espectáculo), está dormido. Y toda la energía está en el espectáculo mismo, que creemos real.   


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