Somos materia evolucionada hasta el nivel de la consciencia
Una Galaxia es simplemente una pequeña
del Universo, nuestro planeta es, una mínima fracción infinitesimal de
esa Galaxia, y, nosotros mismos, podríamos ser comparados (en relación a
la inmensidad del cosmos) con una colonia de bacterias pensantes e
inteligentes. Sin embargo, toda forma parte de lo mismo y, aunque pueda
dar la sensación engañosa de una cierta autonomía, en realidad todo está
interconectado y el funcionamiento de una cosa incide directamente en
las otras. ¡Ah! Nada es pequeño ni grande, las dimensiones son relativas
y dependen del contexto en el que las podamos medir.
Es difícil formular cualquier teoría
firme sobre las etapas primitivas del universo porque no sabemos si
hc/e2 es constante o varía proporcionalmente al paso del tiempo. Nuestro
Universo es dinámico y en él, cada día pueden cambiar muchas cosas. Una
estrella masiva llegal al final de su existencia y se convierte en
Agujero Negro. Sin embargo, Las constantes Universales como la Gravedad,
la velocidad de la Luz, la carga del electrón o la masa del protón…
¡siguen invariables! Si alguna de esas constantes variara, aunque sólo
fuese una diesmillónésima… ¡La Vida en nuestro planeta sería imposible!
Pocas dudas pueden caber a estas alturas
del hecho de que poder estar hablando de estas cuestiones, es un
milagro en sí mismo. Después de millones y millones de años de
evolución, se formaron las conciencias primarias que surgieron en los
animales con ciertas estructuras cerebrales de alta complejidad que,
podían ser capaces de construir una escena mental, con capacidad semántica o simbólica muy limitada y careciendo de un verdadero lenguaje.
La conciencia de orden superior (que
floreció en los humanos y presupone la coexistencia de una conciencia
primaria) viene acompañada de un sentido de la propia identidad y de la
capacidad explícita de construir en los estados de vigilia escenas
pasadas y futuras. mínimo, requiere una capacidad semántica y, en su forma más desarrollada, una capacidad lingüística.
Los procesos neuronales que subyacen en
nuestro cerebro son en realidad desconocidos y, aunque son muchos los
estudios y experimentos que se están realizando, su complejidad es tal
que, de , los avances son muy limitados. Estamos tratando de conocer la máquina más compleja y perfecta que existe en el Universo.
Si eso es así, resultará que después de
todo, no somos tan insignificantes como en un principio podría parecer, y
solo se trata de tiempo. En su momento y evolucionadas, nuestras mentes
tendrán un nivel de conciencia que estará más allá de las percepciones
físicas tan limitadas. Para entonces, sí estaremos totalmente integrados
y formando parte, como un todo, del Universo que presentimos.
El carácter especial de la conciencia me
hace adoptar una posición que me lleva a decidir que no es un objeto,
sino un proceso y que, este punto de vista, puede considerarse un ente digno del estudio científico perfectamente legítimo.
La conciencia plantea un problema especial que no se encuentra en otros de
la ciencia. En la Física y en la Química se suele explicar unas
entidades determinadas en función de otras entidades y leyes. Podemos
describir el agua con el lenguaje ordinario, pero podemos igualmente
describir el agua, al menos en principio, en términos de átomos y de
leyes de la mecánica cuántica. Lo que hacemos es conectar dos niveles de
descripción de la misma entidad externa (uno común y otro científico de
extraordinario poder explicativo y predictivo. Ambos niveles de
descripción) el agua líquida, o una disposición particular de átomos que
se comportan de acuerdo con las leyes de la mecánica cuántica (se
refiere a una entidad que está fuera de nosotros y que supuestamente
existe independientemente de la existencia de un observador consciente.)
En el caso de la conciencia, sin
embargo, nos encontramos con una simetría. Lo que intentamos no es
simplemente comprender de qué manera se puede explicar las conductas o
las operaciones cognitivas de otro ser humano en términos del
funcionamiento de su cerebro, por difícil que esto parezca. No queremos
simplemente conectar una descripción de algo externo a nosotros con una
descripción científica más sofisticada. Lo que realmente queremos es
conectar una descripción de algo externo a nosotros (el cerebro), con
algo de nuestro interior: una experiencia, nuestra propia experiencia
individual, que nos acontece en tanto que observadores conscientes.
Intentamos meternos en el interior o, en la atinada ocurrencia del
filósofo Tomas Negel, saber qué se siente al ser un murciélago. Ya
sabemos qué se siente al ser nosotros mismos, qué significa ser nosotros
mismos, pero queremos explicar por qué somos conscientes, saber qué es
ese “algo” que nos hace ser como somos, explicar, en fin, cómo se
generan las cualidades subjetivas experienciales. En suma, deseamos
explicar ese “Pienso, luego existo” que Descartes postuló como evidencia
primera e indiscutible sobre la cual edificar toda la filosofía.
Ninguna descripción, por prolija que
sea, logrará nunca explicar cabalmente la experiencia subjetiva. Muchos
filósofos han utilizado el ejemplo del color para explicar este punto.
Ninguna explicación científica de los mecanismos neuronales de la
discriminación del color, aunque sea enteramente satisfactorio, bastaría
para comprender cómo se siente el proceso de percepción de un color.
Ninguna descripción, ninguna teoría, científica o de otro , bastará nunca para que una persona daltónica consiga experimentar un color.
En un experimento mental filosófico,
Mary, una neurocientífica del futuro daltónica, lo sabe todo acerca del
sistema visual y el cerebro, y en particular, la fisiología de la
discriminación del color. Sin embargo, cuando por fin logra recuperar la
visión del color, todo aquel conocimiento se revela totalmente
insuficiente comparado con la auténtica experiencia del color, comparado
con la sensación de percibir el color. John Locke vio claramente problema hace mucho tiempo.
Pensemos por un momento que tenemos un
amigo ciego al que contamos lo que estamos viendo un día soleado del mes
de abril: El cielo despejado, limpio y celeste, el Sol allí arriba
esplendoroso y cegador que nos envía su luz y su calor, los árboles y
los arbustos llenos de flores de mil colores que son asediados por las
abejas, el aroma y el rumor del río, cuyas aguas cantarinas no cesan de
correr transparentes, los pajarillos de distintos plumajes que lanzan
alegres trinos en sus por
el ramaje que se mece movido por una brisa suave, todo esto lo contamos
a nuestro amigo ciego que, si de pronto pudiera ver, comprobaría que la
experiencia directa de sus sentidos ante tales maravillas, nada tiene
que ver con la pobreza de aquello que le contamos, por muy hermosas
palabras que para hacer la descripción empleáramos.
La mente humana es tan compleja que, no
todos ante la misma cosa, vemos lo mismo. Nos enseñan figuras y dibujos y
nos piden que digamos (sin pensarlo) la primera cosa que nos sugiere.
De diez personas solo coinciden tres, los otro siete divergen en la apreciación de lo que el dibujo o la figura les sugiere.
Esto nos viene a demostrar la
individualidad de pensamiento, el libre albedrío para decidir. Sin
embargo, la misma prueba, realizada en grupos de conocimientos
científicos similares y específicos: Físicos, matemáticos, químicos,
etc., hace que el de
coincidencias sea más elevada, más personas ven la misma respuesta al
problema planteado. Esto nos sugiere que, la mente está en un estado
virgen que cuenta con todos los elementos necesarios para dar respuestas
pero que necesita experiencias y aprendizaje para desarrollarse.
¿Debemos concluir entonces que una explicación científica satisfactoria de la conciencia quedasiempre fuera de nuestro alcance?
¿O es de alguna manera posible, romper
esa barrera, tanto teórica como experimental, para resolver las
paradojas de la conciencia?
La CONCIENCIA de los seres humanos está
compuesta por todo aquello que él conoce con lo que ha estado en
contacto a través de las experiencias adquiridas durante su vida y las
enseñanzas adquiridas. Cada cual, ha desarrollado todo eso de manera muy
particular y así, la pueden entender de distintas maneras aunque, de
hecho, esas distintas personas hayan tenido las mismas vivencias y
enseñanazas. Por decimos que, cada Mente es un “mundo” en sí misma.
La respuesta a estas y otras preguntas, en mi opinión, radica en reconocer nuestras limitaciones actuales en campo del conocimiento complejo de la mente, y, como en la Física cuántica, existe unprincipio de incertidumbre
que, al menos de momento (y creo que en muchos cientos de años), nos
impide saberlo todo sobre los mecanismos de la conciencia y, aunque
podremos ir contestando a preguntas parciales, alcanzar la plenitud del
conocimiento total de la mente no será nada sencillo, entre otras
razones está el serio inconveniente que suponemos nosotros mismos, ya
que, con nuestro que podemos, en cualquier momento, provocar la propia destrucción.
Una cosa si está clara: ninguna
explicación científica de la mente podrá nunca sustituir al fenómeno
real de lo que la propia mente pueda sentir. ¿Cómo se podría comparar la
descripción de un gran amor con sentirlo, vivirlo física y
sensorialmente hablando?
Hay cosas que no pueden ser sustituidas,
por mucho que los analistas y especialistas de publicidad y marketing
se empeñen, lo auténtico siempre será único. Si acaso, el que más se aproximar, a esa verdad, es el poeta.
emilio silveraFUENTE MaestroViejo
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