Nuestra responsabilidad con los animales
El ser humano olvida con frecuencia, que dentro del esquema evolutivo planetario, el Reino Animal está sólo un escalón por debajo del Reino Humano. Según
la ciencia esotérica, refiriéndose a las leyes evolutivas que rigen
nuestro mundo, viene a decir, que el ser humano antes de convertirse en
hombre ha debido pasar por las experiencias de los reinos de la
naturaleza que le preceden, el mineral, el vegetal y el animal, pasando
durante interminables periodos de tiempo en cada uno de estos estados,
viviendo todo tipo de experiencias, hasta alcanzar la perfección en cada
uno de ellos. Así, el siguiente salta evolutivo en lo que al hombre se
refiere, está en convertirse en Maestro de Compasión y Sabiduría,
pasando así al reino espiritual, el de las almas liberadas.
Como seres inteligentes que
somos y más desarrollados que los animales, debemos prestar todo nuestro
apoyo, toda nuestra protección y todo nuestro amor hacia éstos hermanos
más jóvenes, compañeros de viaje en la senda de la evolución,
hacer que a través de nuestro cariño, afecto y amor puedan en estas
condiciones, dar ese salto evolutivo que les permita alcanzar en un
futuro más o menos próximo la condición de seres humanos, para aparecer
por primera vez en el mundo como entidades amorosas y compasivas.
Un antiguo comentario ocultista,
haciendo referencia a la interacción de los distintos Reinos de la
Naturaleza y de las leyes que los rigen, viene a decir, con éstas o
parecidas palabras: “… el hombre es a los animales, lo que la Jerarquia
Planetaria es a los hombres”, el punto de referencia y lugar de paso
necesario, por el que los seres de los reinos inferiores han de
transitar para llegar a la individualización egoica y convertirse así en
integrantes del Reino Humano.
Da mucha pena ver que en
muchas ocasiones, como para ver satisfechos los deseos y caprichos de
algunas personas irresponsables, se compran y regalan perros, gatos,
pájaros, etc., para después de pasado un tiempo abandonarlos y dejarlos a
su suerte, deambulando perdidos y desorientados por el campo o por la
ciudad, siendo en muchos casos víctimas de accidentes de coches o de la
crueldad de algunas personas.
De igual forma, vemos como hay
personas, que para aparentar o manifestar un mayor status social, se
visten con pieles de animales, propiciando así, sin darse cuenta, el
sufrimiento que padecen innumerables animales por este motivo, sólo por
el mero placer de una mal interpretada presunción, distinción y
elegancia que están muy lejos de ser una realidad.
¿Como puede el hombre ser
insensible al sufrimiento tan atroz al que se someten muchos animales en
aras de un mal entendido elemento decorativo o de diversión popular, en
las fiestas de pueblos y ciudades, o del mal denominado deporte de la
caza, o ser también cobayas de experimentación en centros de
investigación, médicos o farmacéuticos?.
Todos los que de alguna forma
somos sensibles al dolor y menosprecio que sufre el Reino Animal,
debemos denunciar y divulgar en la medida de nuestras posibilidades, las
atrocidades a que se ven sometidos los animales en aras según algunos,
al deporte, las fiestas, el lujo decorativo o de investigación,
situaciones y prácticas aberrantes, que en la actualidad carecen de toda
lógica explicación y aceptación. Debemos hacer ver a nuestros
semejantes, que el animal igual que el hombre está alentado por la misma
Vida Divina. Que ambas evoluciones tienen los mismos derechos y las
mismas oportunidades de evolucionar en armonía con el resto de seres con
los que convive. Que animales y hombres estamos en éste mundo
interrelacionándonos para aprender a vivir y progresar conjuntamente en
perfecta confraternización.
En éste contexto de
armonía, de confraternización y de responsabilidad, el hombre tiene el
deber ineludible de tender una amorosa mano a los animales para ayudarles a que den en las mejores condiciones posibles, el salto definitivo para su integración en la familia humana.
Somos por nuestra condición
humana, los más importantes instrumentos y eslabones de esa cadena de
luz y de amor, que personal o colectivamente debemos propiciar, para que
de alguna manera tomemos conciencia de la enorme responsabilidad para
con toda forma de vida en nuestro Planeta.
Debemos recordar que al
interferir en las leyes que gobiernan la evolución planetaria (como es
el caso que nos ocupa con el Reino Animal), el ser humano de forma
individual y la humanidad como totalidad, está generando y acumulando un
importante karma negativo, del que de alguna forma la Naturaleza tarde o
temprano pasará factura al hombre y a la humanidad por éste erróneo
proceder.
El hombre debe darse cuenta
del importante trastorno que está generando en todo el mundo, no sólo en
el Reino Animal, sino también en el Reino Mineral, por la contaminación
ambiental que genera a través de la extracción de minerales, que de
forma incontrolada está propagando la contaminación con residuos tóxicos
y radiactivos a todo el planeta.
El Reino Vegetal pasa por
iguales o parecidas vicisitudes, está sufriendo una grave degradación de
repercusiones imprevisibles, sobre todo por la tala indiscriminada de
árboles en todo el mundo, desapareciendo así la posibilidad de
regeneración del oxígeno y la rápida desertización en zonas cada vez más
amplias de todo el Planeta.
En lo que se refiere al Reino
Animal, podemos ver a través de los medios de comunicación, las graves
consecuencias que trae consigo la inadecuada e incontrolada
sobreexplotación de los recursos marítimos, en los que se puede
apreciar, el que algunos tipos de peces y de grandes mamíferos ven
peligrar su continuidad como especies por no darles tiempo a completar
sus respectivos ciclos de regeneración. También es cada vez más patente
la grave contaminación de las aguas de ríos y mares, ya sea por
productos de desechos químicos y radiactivos, como por los vertidos de
petróleo que en el mar.
Cualquier persona que tenga un
cierto grado de sensibilidad y deseos de aminorar o solucionar ésta
situación, puede si quiere, aportar por poco que sea, su pequeña
contribución para solucionar y poner remedio a éstos graves desórdenes
en el mundo. Todavia hay tiempo para iniciar y enmendar ésta errónea
trayectoria de actuación que el ser humano ha iniciado por su ignorancia
y por su irrefrenable egoísmo.
El hombre puede en cualquier
momento o lugar servir y ayudar a los demás, manifestando esa
Fraternidad Universal, no sólo hacia los de su propia especie, sino
hacia el Reino Animal y los seres de los otros reinos de la naturaleza,
para que de ésta forma puedan verse cumplidos los objetivos para los que
aparecieron en éste mundo que les dió la Vida y por tanto, las
posibilidades y capacidades de desarrollarse y evolucionar de forma
amorosa y armónica, individual y colectivamente.
Debemos esforzarnos cada uno
de nosotros, en divulgar la realidad de los reinos inferiores en el
entorno de la evolución planetaria, tratando de hacer ver la importancia
de la armonia, la belleza y la oculta sensibilidad que subyace en todos
los reinos de la naturaleza, que hace que la Tierra se exprese como ese
maravilloso Planeta Azul o Gaia, símbolo de ese Amor Divino que el
Logos dispensa por igual a todos los Hijos de Su Creación.
Si hay un sincero espíritu de
voluntad y de coparticipación con las leyes de la naturaleza, el hombre
puede llegar a convertirse en canal y fiel colaborador del Logos, y ser
uno de Sus más importantes instrumentos de armonización y de síntesis de
todos los Reinos y Seres de nuestro Mundo, convirtiéndose así en el
eficaz y perfecto Centro de Actividad Planetaria para el que está
destinado a ser en éste presente ciclo evolutivo de nuestro querido y
amado Planeta Tierra.
“Si pudiéramos establecer
una profunda relación duradera con la Naturaleza nunca mataríamos a un
animal para saciar nuestro apetito, nunca haríamos daño, ni
diseccionaríamos a un mono, a un perro, o a un conejillo de indias en
beneficio propio. Encontraríamos otras formas de curar nuestras heridas,
de curar nuestro cuerpo.”
J. Krishnamurti
Fuente: Hermandad blanca
tienes toda la razón!!!!!! muy buena información ......!!!!! estoy de tu lado=)
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