5 números que deberías comenzar a ignorar
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Las
ondas cerebrales son producidas por la sincronización de los pulsos
eléctricos de diferentes grupos de neuronas comunicándose y definen
nuestros pensamientos, emociones y conductas. Asimismo se alimentan de
lo que hacemos y de cómo nos sentimos. Cuando la mayoría nuestras ondas
cerebrales son lentas podemos sentirnos cansados, lentos o adormilados;
por otro lado, las ondas de frecuencias altas hacen que nos sintamos
despiertos y alerta. Las ondas cerebrales se miden en hertz o ciclos por
segundo y todos los humanos mostramos cinco tipos diferentes de estos
patrones eléctricos: gamma, beta, alfa, theta y delta.
Cada
una de las ondas cerebrales tiene un propósito y nos ayuda a manejar
varias situaciones, ya sea para procesar o aprender información nueva o
para contribuir a recuperar la calma después de un día agitado. Es
importante mencionar que cuando hablamos de experimentar cierta onda
mental es porque resulta la onda dominante. A través de nuestro día
podemos experimentar estos cinco tipo de ondas al mismo tiempo; sin
embargo, dependiendo del estado mental en que nos encontremos habrá un
tipo de onda que domine.
1. Ondas gamma
Las
ondas gamma tienen el rango de frecuencia más alto, de 40 a 100 hertz, y
están relacionadas con la cognición, el proceso de información, el
aprendizaje, la conexión de los sentidos y la percepción, y los ciclos
de sueño REM. Un exceso de actividad de ondas gamma puede llevar a un
estado de estrés y ansiedad;
a su vez, una deficiencia se relaciona con problemas de aprendizaje y
depresión. Para incrementar las ondas gamma se recomienda la meditación.
2. Ondas beta
Las
ondas beta tienen una frecuencia alta y una amplitud baja, van de 12 a
40 hertz, y las experimentamos con frecuencia cuando estamos despiertos,
pues se relacionan con los procesos de pensamiento consciente como el
pensamiento lógico y tienden a tener un efecto estimulante. Las ondas
beta también están relacionadas con la concentración, la memoria y la
resolución de problemas. Un exceso de estas ondas puede llevar a una
mayor producción de adrenalina, ansiedad, estrés
y dificultad para lograr un estado de relajación, mientras que una
deficiencia de ondas beta está relacionada con la depresión, la
afectación de los procesos cognitivos y soñar despiertos. Las bebidas
estimulantes como el café provocan un incremento de las ondas beta.
3. Ondas alfa
Su
rango de frecuencia es de 8 a 12 hertz, por lo cual se considera una
onda moderada y sirve como puente entre el pensamiento consciente y la
mente subconsciente, es decir, las ondas alfa relacionan a las ondas
beta con las ondas theta, ayudándonos a recuperar la calma y relajarnos.
Un exceso de ondas alfa está vinculado con relajación excesiva y
problemas de concentración, mientras que la falta de ondas alfa se
relaciona con altos niveles de estrés e insomnio.
De hecho, cuando estamos muy estresados podemos caer en un bloqueo de
ondas alfa y una excesiva actividad de ondas beta. Algunos
antidepresivos pueden causar un incremento de ondas alfa pero también
otras sustancias como el alcohol, los relajantes y la cannabis.
4. Ondas theta
Las
ondas theta tienen un rango de frecuencia lento que va de 4 a 8 hertz.
En un estado óptimo se relacionan con la creatividad, la conexión
emocional, la intuición y la relajación. Sin embargo, un exceso de ondas
theta puede traducirse en susceptibilidad a la depresión, además de
hacernos particularmente sensibles a la sugestión ya que es un estado de
relajación profunda o de semihipnosis. Por esta razón, las ondas theta
se vinculan al sueño reparador y la carencia de las mismas se traduce en
estrés, ansiedad, tensión y poca conexión emocional. Las ondas theta
también están relacionadas con los estados de meditación profunda.
5. Ondas delta
Las
ondas delta son las más lentas de las que se tiene registro y su rango
de frecuencia va de los 0 a los 4 hertz. Con frecuencia los bebés y los
niños pequeños son los que emiten esta frecuencia, pues conforme
envejecemos tendemos a producir menos ondas de este tipo, incluso
durante el sueño profundo. Las ondas delta tienen que ver con los
niveles más profundos de relajación y restauración durante el sueño.
Están involucradas con funciones del cuerpo como el ritmo cardíaco, la
digestión y el sistema inmune. Un nivel anormal de ondas delta puede
provocar dificultades de aprendizaje y para pensar conscientemente. Una
ausencia de estas ondas está vinculada con la incapacidad del cuerpo y
el cerebro para restaurarse, debido a una mala calidad de sueño.
Con información de Scientific American y Brainworks
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