Telescopio de Australia detecta otra misteriosa señal procedente del espacio.

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Telescopio de Australia detecta otra misteriosa señal procedente del espacio
El rápido estallido, de origen desconocido, ha viajado por el espacio durante 6.000 millones de años antes de ser captado a la velocidad de la luz
El radiotelescopio Australian Square Kilometer Array Pathfinder (ASKAP) ha recibido una nueva misteriosa señal FRB (estallido rápido de radio) a los cuatro días de iniciar su búsqueda.
Estas rápidas emisiones son picos cortos y agudos de ondas de radio que duran unos pocos milisegundos. Parecen venir de eventos poderosos a miles de millones de años luz de distancia, pero su causa sigue siendo un misterio, e incluso hay quien especula si se trata de señales hasta ahora indescifrables de civilizaciones avanzadas. La primera fue descubierta en 2007 por el radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico) y sólo dos docenas han sido encontradas desde entonces.
El descubrimiento de la nueva ráfaga, FRB170107, fue realizado por Keith Bannister y sus colegas de CSIRO (organismo de investigación que opera la instalación), la Universidad de Curtin y el Centro Internacional de Investigación de Radio Astronomía (ICRAR), utilizando solo ocho de los 36 platos del telescopio. El hallazgo, publicado en The Astrophysical Journal Letters, se produjo tan rápidamente que el nuevo ASKAP, ubicado en Geraldton, Australia Occidental, parece listo para convertirse en un campeón del mundo en esta área de la astronomía, según CSIRO. «Podemos esperar encontrar una (ráfaga) cada dos días usando 12 platos, nuestro número estándar en la actualidad», señala Bannister.
Para hacer la detección más reciente, los investigadores utilizaron una estrategia inusual. «Hemos convertido el telescopio en el Sauron del espacio: el ojo que todo lo ve», comenta Bannister, refiriéndose al señor oscuro en el ‘Señor de los Anillos’ de Tolkien.
Por lo general, los platos de ASKAP apuntan a una parte del cielo. Pero se puede hacer que apunten en direcciones ligeramente diferentes, como los segmentos del ojo de una mosca. Esto multiplica la cantidad de cielo que el telescopio puede ver. Ocho platos ASKAP pueden ver 240 grados cuadrados a la vez, alrededor de mil veces el área de la Luna llena.
Jean-Pierre Macquart, investiga<dor de la Universidad de Curtin, indica que la nueva ráfaga era extremadamente brillante y que encontrarla fue «tan fácil como pescar un pez en un barril».
FRB170107 vino desde el borde de la constelación de Leo. Parece haber viajado por el espacio durante 6.000 millones de años antes de golpear el telescopio a la velocidad de la luz.
El brillo de la ráfaga y su aparente distancia significan que la energía involucrada es enorme, lo que hace extremadamente difícil de explicar. «Hemos hecho un duro problema aún más difícil», asegura Ryan Shannon (CSIRO, Universidad de Curtin e ICRAR), quien analizó la fuerza y la posición de la ráfaga.
El estudio ha sido publicado en The Astrophysical Journal Letters.

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