Realmente Creemos Que Estamos Solos En El Cosmos?
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Ya les respondo de entrada que creo firmemente que no estamos solos en el cosmos. Y creemos que en los mitos e historia de nuestro propio planeta tenemos las evidencias de ello. La lista de exoplanetas confirmados potencialmente habitables incluye a los 35 exoplanetas con mayor Índice de Similitud con la Tierra. Estos datos se basan fundamentalmente en las observaciones del Telescopio Espacial Kepler y únicamente ofrecen información de los planetas cuya existencia ha podido ser confirmada. Para estimar el «Índice de Similitud con la Tierra» de un cuerpo planetario, se necesita conocer su radio, densidad, velocidad de escape y temperatura superficial. Estos parámetros se suelen calcular sobre la base de una o más variables conocidas. Por ejemplo, para obtener la temperatura en superficie se consideran la irradiación, calentamiento por marea, albedo, insolación y calentamiento por efecto invernadero del planeta. Otra evidencia es que el planeta Tierra está siendo visitado por extraterrestres desde la más remota antigüedad, como podemos verificar a través de numerosas tradiciones y mitos, además de evidencias pictográficas. Así mismo, hay ciertas evidencias que indican que seres extraterrestres se estacionan en bases terrestres cuya ubicación es desconocida. Sobre todo hay pruebas de que numerosas naves aéreas han descendido a las profundidades de distintos mares y océanos, se les ha localizado cuando entraban o salían, a veces por otro mar distinto al que accedieron. Esto plantea una pregunta: ¿Se comunican nuestros océanos en lo más profundo de sus abismos? Las fosas oceánicas son estrechas y profundas trincheras que suelen encontrarse adosadas a los bordes continentales o junto a arcos de islas volcánicas, especialmente en el Pacífico. La temperatura del agua en las fosas oceánicas suele ser muy baja, normalmente entre los 0 º y 2 °C. De momento, la fosa oceánica más profunda es la fosa de las Marianas con 11.033 metros de profundidad. Aunque no lo parezca, en las fosas oceánicas existe vida marina, como por ejemplo los moluscos. En el Pacífico occidental se encuentra el mayor número de fosas y las más profundas, con seis fosas que superan los 10.000 m de profundidad. Durante años sorprendió que las zonas más profundas del océano no se hallasen en su centro, sino junto a las costas de islas volcánicas y continentes. El fenómeno es perfectamente comprensible a la luz de la teoría de la tectónica de placas.
Este piloto, llamado Kenneth Arnold, intentó seguirlos con su avioneta hasta que los extraños discos pusieron rumbo al Canadá y desaparecieron rápidamente. La acogida que dispensó el público a este relato fue bastante fría y los comentarios de prensa se escribieron en tono burlesco, calificándolo de alucinación. Cuando este piloto informó al mundo de su visión, los teletipos de los servicios de información del Pentágono avisaron rápidamente a todas sus bases militares y, especialmente, a las cercanas al punto de avistamiento para que negasen que, en la zona, hubiera habido otro aparato que no fuera la avioneta. Se trataba por todos los medios de que no se enterase el público de qué eran aquellos aparatos, cuando la verdad es que los servicios de información militar, tanto soviéticos como norteamericanos, tenían perfecta información sobre los ovnis, pues, ya en la segunda guerra mundial, tanto las fuerzas aéreas de una zona como de otra, tuvieron noticia de que sus aviones militares habían sido seguidos por escuadrillas de objetos volantes no identificados, que maravillaron a todos los pilotos. Estos que, en un principio, pensaron se trataba de armas secretas enemigas, pronto se acostumbraron a ellas y no les dieron ninguna importancia. Paralelamente, cada fuerza aérea seguía una investigación del fenómeno. Goering, jefe de las fuerzas aéreas alemanas, pidió a la Abwehr, organización de inteligencia militar alemana, que obtuviese toda la información referente a este asunto de las fuerzas aéreas enemigas. La Abwehr, que era el servicio secreto de la Alemania nazi, trabajó con cuidado y muy pronto pudo informar al alto mando alemán que los ovnis existían, pero que no tenían relación con los aliados. Se inició entonces un competición entre los agentes de todos los servicios secretos de los países que estaban en guerra, tratando de averiguar los datos de que disponía el enemigo sobre aquel tema. Existía, por ejemplo, un proyecto del Servicio de Operaciones Especiales británico, que colaboraba con todos los movimientos de resistencia de los países ocupados por Alemania. Por ello planificaron la captación de Reinhart Ghelen, responsable de la sección de información en la zona soviética así como de la sección de ovnis en Alemania.
Reinhard Gehlen, militar alemán, llegó al cargo de mayor general en la Wehrmacht alemana durante la Segunda Guerra Mundial, con el puesto de jefe de contra-inteligencia en el Frente Oriental. Fue reclutado por Estados Unidos mediante la Operación Paperclip para usar su red de espías contra la Unión Soviética. Manejó el aparato de inteligencia germano-occidental hasta 1968, y es considerado uno de los espías más importantes de la Guerra Fría. Organizó la Organisation Gehlen, núcleo de la operación secreta Gladio de la OTAN. También fue el primer presidente del Bundesnachrichtendienst (BND), el servicio secreto creado por la Alemania Occidental. Se supone que fue fundamental en la organización de ODESSA, red de colaboración secreta desarrollada por grupos nazis para ayudar a escapar a miembros de la SS desde Alemania a otros países donde estuviesen a salvo, particularmente a Latinoamérica. Reinhard Gehlen fue interrogado en el cuartel general norteamericano por los miembros del OSS, que era el servicio secreto americano durante la segunda guerra mundial. En los interrogatorios se interesaron acerca de las averiguaciones de los alemanes sobre el asunto de los ovnis. La consigna que se impuso entre todos los aliados fue la de retirar estos documentos del alcance del público, según un acuerdo en una reunión secreta celebrada en Moscú, a primeros de 1945, entre los responsables de diversos servicios secretos. Se acordó que las informaciones que estuvieran tanto en los archivos de la Gestapo como en los de la Abwehr, se guardaran en secreto. Todos los militares alemanes que estuvieran encargados de estas investigaciones serían recuperados para los servicios secretos de los países aliados. En el caso de Ghelen se le nombró para el mando de la dirección Federal de Información (BND), por su experiencia anterior en la dirección del servicio secreto alemán y por ser el responsable de la sección de información en la zona soviética. Como consecuencia de la censura impuesta en la aludida reunión de 1945, celebrada en Lubianka, cerca de Moscú, en la central del NKVD, organización anterior a la KGB, se dispuso que todos los documentos secretos alemanes pudieran ser investigados por los historiadores, excepto lo que hicieran referencia a los ovnis. Por eso, hoy en día, cualquier investigador puede encontrar la documentación deseada sobre las mayores barbaridades cometidas por la Gestapo, pero ni un informe sobre los ovnis.
Charles Hoy Fort (1874 – 1932) fue un investigador estadounidense, conocido por dedicarse al estudio de hechos no solucionados por la ciencia de su época. Fort es quizás el más antiguo escritor del siglo XX en sugerir seriamente que los extraterrestres han estado involucrados en los asuntos humanos. Fort empleó muchos años de su vida adulta amasando informes sobre fenómenos extraños aparecidos en diarios científicos, periódicos y revistas. Las historias que él coleccionó eran de sucesos tales como extrañas luces móviles en el cielo, “lluvias” de animales y otros hechos que parecían desafiar las explicaciones científicas convencionales. Fort concluye que los cielos de la Tierra han sido surcados por una enorme cantidad de naves extraterrestres, a las cuales él denominaba “superconstrucciones”. Fort desarrolló otras teorías como resultado de sus investigaciones, varias de las cuales aún hoy son provocativas. Escribió: “Yo pienso que nosotros somos la propiedad de alguien; Yo diría que nosotros pertenecemos a algo: Que alguna vez hace tiempo, esta tierra era una Tierra de Nadie. Que otros mundos la exploraron y colonizaron y combatieron entre sí por la posesión. Pero que ahora pertenecemos a alguien y todos los demás se fueron”. Fort concluye que la raza humana no posee un status muy alto en relación con los extraterrestres propietarios de la Tierra. Y en referencia al acertijo de porqué ellos (los propietarios de la Tierra) nunca se muestran públicamente, él filosofa: “¿Podríamos nosotros, si quisiéramos, educar y sofisticar cerdos, gansos y reses? ¿Estarían ellos dispuestos a establecer relaciones diplomáticas con gallinas?”.
Fort creía que ha estado ejerciéndose, por parte de los aparentes propietarios de la Tierra, una influencia directa sobre los asuntos humanos: “Yo sospecho que, después de todo, nosotros somos útiles; que entre los reclamantes antagónicos se han establecido acuerdos y que alguien ahora tiene derechos legales sobre nosotros por medio de la fuerza o por haber pagado por nosotros. Todo esto ha sido conocido durante milenios por algunos sobre la Tierra, bien sea por parte de un culto o de una orden, cuyos miembros actúan como cabecillas del resto de nosotros o como esclavos superiores o supervisores, comportándose de acuerdo con instrucciones recibidas en virtud de nuestra misteriosa utilidad”. Fort no especula acerca de cómo puede ser esa “misteriosa utilidad” de la humanidad, excepto para sugerir brevemente que los humanos pueden ser esclavos. Fort piensa que la Tierra ha tenido una prehistoria espléndida: “Pero yo acepto que en el pasado, por todo lo que sé, antes de que fuese establecida la propiedad, los habitantes de otros mundos han venido, cazado, pescado, volado y caminado aquí. A veces han venido solos y otras en grandes cantidades. Han hecho visitas ocasionales o periódicas, para cazar, negociar, reabastecer sus harenes, explotar minas. Han fundado colonias y se han extraviado aquí; pueblos mucho más avanzados y pueblos primitivos, o cualquier cosa que fueran: unos blancos, unos negros, amarillos otros”. Fort, ciertamente, expresó algunas ideas atrevidas. Ellas fueron publicadas en un tiempo en que sencillos biplanos y balones dirigibles volaban por los cielos. Faltaban todavía ocho años para el histórico vuelo de Charles Lindberg atravesando el Océano Atlántico.
Investigando libros antiguos, tales como el Ramayana, el Mahabharata, el Drona Parva, todos ellos de la India, el Popol Vuh maya, la Biblia, etc…, vemos como en ellos aparecen los Señores, los Dioses, los Elohim, los Arquetipos, los Ángeles; viajando en sus vimanas, en sus nubes resplandecientes y en sus carros de fuego. Estos Señores aparentemente vinieron del espacio exterior y manipularon a nuestra especie. Contactaron con nuestros antiguos Patriarcas y Profetas. Y su presencia ha sido una constante en las antiguas culturas y civilizaciones. Investigando la Revelación y la Tradición Bíblica, vemos que personajes como Enoc, Elías, Moisés, Abraham, Lot, Jonás etc…, viven unas experiencias claramente ufológicas y de contacto extraterrestre. El estudio de estas experiencias nos lleva a deducir que probablemente los Ángeles, Señores y Dioses de ayer son los Extraterrestres que hoy día nos visitan. Esta deducción queda reafirmada por la revelación y testimonio que los propios extraterrestres les han dado a algunos contactados de nuestro tiempo. Tenemos fragmentos de los textos bíblicos con respecto a algunos personajes de la antigüedad, explicando las experiencias de algunos contactados durante la historia de la Humanidad. De todos modos, en otras múltiples antiguas culturas en India, China, América, África, etc., también podríamos encontrar múltiples ejemplos.
Investigando el fascinante mundo de la temática extraterrestre, se llega a la evidente conclusión de que, desde la más remota antigüedad, seres venidos del espacio cohabitaron con humanos, modificando nuestra raza o bien se llevaron a sus planetas características genéticas de la nuestra. Es válida para este razonamiento la frase bíblica: “Los hijos de los Dioses se juntaron con las hijas de los hombres y las fecundaron”. Lógicamente de tal unión salimos nosotros, los habitantes del planeta Tierra, que al fin y al cabo terminamos siendo posiblemente mitad terrestres por nuestra madre y mitad extraterrestres por nuestros padres venidos del espacio exterior. Podemos citar dentro de nuestra cultura judeo-cristiana, así como en otras, las numerosas mujeres aparentemente estériles que parieron hijos engendrados por seres aparentemente venidos desde el espacio. Sería laborioso describirlos debido a la gran cantidad de hechos, como lo son el caso de los nacimientos de Jesús, Zaratrusta, Buda, Moisés, Noé, etc. También tenemos el caso de Ana, la madre de María. Existen bastantes casos de contactados que aseguran que estas fecundaciones provocadas artificialmente no solo se habría dado en remotas etapas de la Historia sino que se viene realizando con cierta asiduidad para completar un supuesto plan trazado por estos Jardineros del Cosmos. Sabemos por otra parte que estamos entrando en la Era de Acuario y que, tal vez, un nuevo hombre debe habitar el nuevo tiempo. Tal vez un hombre que tiene en su memoria genética el programa para el que fue creado por sus supuestos padres celestiales y, probablemente, ahora mismo se está produciendo una intervención por parte de estos seres que aparentemente siguen tutelando nuestra marcha evolutiva.
Un tema importante son los acontecimientos históricos que pueden ser atribuidos a civilizaciones extraterrestres. Por ejemplo tenemos el caso de las Pirámides de Egipto. Las versiones arqueológicas oficiales nos dice que los faraones tenían gran cantidad de esclavos que hacían el trabajo. También nos explican los procedimientos para la construcción de estos monumentos. Se debe subrayar que hay más de 2.500 bloques que pesan más de diez toneladas y que, en conjunto, las Pirámides pesan aproximadamente 6.500 toneladas. Pero lo más significativo fue el estudio técnico que, sobre las pirámides, hicieron los analistas soviéticos antes de 1967, en Egipto, cuando allí había multitud de consejeros soviéticos de la antigua URSS. Hicieron pruebas de mediciones de radiación procedentes del espacio y descubrieron que en la pirámide ocurrían hechos bastante curiosos que, sin duda, pueden tener una explicación científica. Estos consejeros soviéticos lo que pretendían era experimentar algún tipo de arma en el terreno bacteriológico, ya que hay gérmenes letales que se desarrollan más ampliamente en sitios cuyas radiaciones son distintas a las de los laboratorios. Paralelamente, los servicios secretos de Israel lograron infiltrar a un agente suyo y, a través de él, los norteamericanos lograron enterarse. Estudiando las características que tiene la Gran Pirámide, sobre todo en orden a medidas métricas, nos indica que los antiguos egipcios desarrollaron en la pirámide operaciones matemáticas muy importantes para la época. Algunos investigadores achacan estos detalles a civilizaciones extraterrestres.
En realidad los ovnis han sido registrados durante miles de años en todas las partes del mundo. Por ejemplo, en el año 216 a. C, el escritor Julius Obsequens reproduce en su libro Prodigorium liber el siguiente relato: “Cosas similares a barcos fueron vistas en el cielo sobre Italia… En Arpi (Italia) un escudo redondo fue visto en el cielo. En Capua, el cielo era todo fuego, y uno vio figuras parecidas a barcos…”. En el primer siglo después de Cristo, el famoso estadista romano Cicerón relata una noche durante la cual el Sol, acompañado de fuertes ruidos, fue repetidamente visto en el cielo nocturno. El cielo pareció abrirse desgarradoramente y revelar extrañas “esferas”. Los ovnis llegaron a perturbar tanto durante el siglo VIII y XIX, que el emperador Carlomagno se vio obligado a promulgar un edicto prohibiendo que ellos perturbaran el aire y provocaran tormentas. En un episodio, algunos de los súbditos de Carlomagno fueron llevados en una “nave” aérea, señalándoles las maravillas, y luego regresándolos a la Tierra para que una turba enardecida los matara. Aquellas naves molestas también fueron acusadas de destruir cultivos. No sólo han sido vistos los ovnis, también han sido admirados a través de la historia. Las religiones de la antigua Mesopotamia, Egipto y América fueron dominadas por la adoración de “dioses” similares a humanos venidos de los cielos. Se decía que muchos de esos “dioses” viajaban en “barcos” y “globos” volantes. Antiguas declaraciones de este tipo son hoy la base de la teoría moderna de los “antiguos astronautas”, la cual postula que una raza espacial visitó alguna vez a la Tierra y se involucró en los asuntos humanos. Algunos investigadores de ovnis han ido un paso más allá para sugerir que esta raza espacial ha creado y conquistado la sociedad humana muchos miles de años atrás y desde entonces ha mantenido un ojo vigilante sobre sus posesiones.
Cuando se construyó la presa de Assuán, la UNESCO hizo que varios Estados ayudaran a trasladar el templo de Abu Simbel para que no quedara bajo las aguas de la presa. Y estos tardaron más de tres años en hacerlo, con los avanzados procedimientos técnicos que existen en la actualidad. Esto planteó la pregunta de cómo pudieron los egipcios construir esos monumentos, contando sólo con la rudimentaria técnica de que se supone disponían. Otro tema es el de los obeliscos, alguno de los cuales pesa más de tres toneladas, que aún hoy en día plantean problemas de traslado muy importantes. Otro tanto se podría decir de los colosos de Menou, la esfinge de Gizeh y otros monumentos. Con éstos se relacionaron las pirámides incas, que presentan problemas similares. Otra zona donde hay igualmente problemas de interpretación es el Líbano, concretamente en las terrazas de Baalbeck, que consisten en una plataforma encima de la que los romanos construyeron un templo. Pero el origen de esas terrazas es un enigma para la arqueología moderna, ya que esa terraza está formada por bloques que tienen una altura de siete metros, con veinte metros de lado y un peso de casi mil toneladas cada una. No hay indicios de qué tipo de cultura ha podido fabricar esta obra tan gigantesca. Pero lo que está claro es que estas piedras enormes tuvieron que trasladarlas desde unas canteras que estaban lejos del lugar. Aquí se plantea un problema bastante complicado, al que se han dado varias explicaciones. Pero lo que causa asombro es la abundancia en ese lugar de tectitas, que son rocas vitrificadas, en las que se encuentra una gran proporción de isótopos radiactivos de berilio y aluminio. Estas piedras son muy difíciles de hallar y plantean los mismos problemas que los monumentos ya citados. Otro misterio lo encontramos en las llanuras de Nazca, en Sudamérica, en las que muchos han creído ver pistas de aterrizaje de supuestas naves extraterrestres. Pero no es lógico pensar que naves interplanetarias puedan necesitar pistas de aterrizaje. También tenemos los muchos templos y pirámides truncadas preincaicas que se encuentran en Sudamérica, así como el misterio de la isla de Pascua, con sus casi seiscientas estatuas, cuyo origen es desconocido y cuya finalidad no está muy clara, incluso para la arqueología moderna.
Tenemos los detalles de las pinturas rupestres que se encuentran en muchas partes del mundo, en las que se ven difuminados astronautas y supuestas naves tripuladas, como los wandjina, los supuestos dioses extraterrestres de los aborígenes australianos, los numerosos petroglifos y pinturas entre los indios hopi, o las pinturas rupestres de Tassili, que son evidencias de la posible visita extraterrestre. Asimismo tenemos las leyendas antiguas de los indios norteamericanos, de los incas y hasta de los pueblos esquimales. También hay muchas citas bíblicas, en las que los investigadores creen descubrir detalles que implicarían la presencia de seres extraterrestres, así como sobre las leyendas de la Atlántida y otros continentes que se creen perdidos. Asimismo hay las teorías sobre civilizaciones que existirían en el interior de la tierra, como Agartha, un supuesto reino legendario ubicado debajo del desierto de Gobi. También hay referencias a las ciudades secretas del Tíbet, como Shambhala, un reino mítico escondido en algún lugar más allá de las montañas nevadas de la cordillera del Himalaya. Todo ello complementa las teorías sobre la concavidad de la tierra, los agujeros de los polos, las pirámides invertidas que apuntan al centro de la tierra y demás teorías similares. En los libros sagrados de los Incas, así como en muchos volúmenes tibetanos e hindúes, tenemos alusiones a supuestos objetos voladores. En un documento de Egipto se hace referencia a una visión que tuvieron los escribas de un carro volador que se situó encima de la casa del faraón. En la biblioteca del Vaticano se guardan muchos informes históricos acerca de hechos similares, especialmente los que se refieren a civilizaciones preincaicas. Cuando los españoles colonizaron América, llevaron al Vaticano, por medio de la Inquisición, muchos libros sagrados en los que se habla de estos temas. Un libro que facilita mucha información sobre encuentros de ovnis en la antigüedad es el libro de Dzyan, un supuesto antiguo texto de origen tibetano.
Un tema digno de mención son los mapas de Piri Reis, almirante turco de comienzos del siglo XVII, que adquirió un mapa usado de Cristóbal Colón, en 1492, en su viaje a América. En 1513 este almirante tenía un planisferio o mapamundi, basado en el mapa de Colón y en otros griegos que se remontaban a los tiempos de Alejandro Magno. Es evidente que el mapa de Colón no era conocido de forma general y el del almirante fue olvidado. En 1933 un militar turco quedó asombrado por ciertos aspectos del mapamundi de Piri Reis y envió una copia, junto con otra del mapa de Colón, a la oficina de hidrografía de la armada de los Estados Unidos para conocer la opinión de un experto. El ingeniero jefe de esa oficina hizo que examinaran esos documentos un experto llamado Arlington Mallery, una auténtica autoridad en cartas de navegación, que ya había trabajado anteriormente en el mismo departamento. Este hombre se dio cuenta enseguida de la importancia de ese descubrimiento y recomendó un examen textual. Después de este estudio y de realizar algunas pruebas técnicas en el mapa, se llegaron a las siguientes conclusiones: Cuando Colón inició el viaje a América tenía un mapa en el que se indicaban muchos detalles de la costa sudamericana e incluso de la Antártida. Analizando el mapa se calculó que su origen se remontaría a más de 10.000 años de antigüedad, ya que aparecía la Antártida sin estar cubierta de hielo, pero posiblemente podían ser más. Para realizar este tipo de mapa, tan exacto, hubiera sido necesaria una observación aérea y el empleo de especialistas en cartografía. Para la verificación de estos datos, la armada norteamericana buscó la ayuda de un especialista en sondas sísmicas, que fue el director del observatorio de Weston, en el Boston College. Después de muchos estudios a través del hielo se descubrió que las costas antárticas eran más o menos idénticas que en el mapa turco. Esto probaba, cuando menos, que el mapa tenía una antigüedad de más de 10.000 años. Posteriormente, al comparar este mapa con fotografías tomadas por los satélites de la NASA, se observó en ambos mapas el efecto distorsionado debido a la curvatura de la tierra, que afectaba a la áreas más separadas del centro. Sólo cabe una explicación. Este mapa, en el que se basaba Piri Reis, se había copiado de fotografías tomadas desde una altura semejante a la de un satélite.
Hoy somos capaces de entender que los ángeles de ayer son los extraterrestres de hoy y que nunca estuvimos solos en nuestra marcha por el espacio. Las misiones de reconocimiento de los dioses “caídos” en sus extrañas “carrozas” fueron también atestiguadas y registradas. Algunos de estos registros han permanecido hasta la actualidad, aunque muchos creen que son puros cuentos de hadas. Más de 30,000 documentos escritos en todo el mundo narran sobre seres avanzados que vinieron a la Tierra o que ya estaban viviendo en la Tierra. Según el Libro de Ezequiel: “Ahora, al ver a las criaturas vivientes, vi cuatro alas sobre el suelo, una por cada una de las criaturas vivientes, con sus cuatro caras. La aparición de las ruedas y su composición eran como el color del ámbar brillante: y todas las cuatro alas tenían una similitud: y su composición era como una rueda en medio de una rueda”. En el Libro de Ezequiel seguimos leyendo: “Luego, Eva vio hacia el cielo y vio una carroza brillante venir, guiada por cuatro brillantes ángeles, cuya gloria nadie, nacido de mujer, podría expresar ni ver a la cara, ángeles iban delante de la carroza”. Y según el Génesis: “Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeante y una antorcha de fuego que pasaba …”. Y el Libro de Ezequiel nos explica: “Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban …. Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; hacia donde les movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas”.
El investigador austriaco Peter Krassa hace referencia a los misterios de la antigua China, donde de nuevo se alude a nacimientos e intervenciones extrañas. Vemos a aquel héroe extraterrestre, que como Hijo del Sol aparece en las leyendas chinas. Como ejemplo tenemos a Huang Ti, el Emperador Amarillo, que era hijo de Fu-Pao (Sumiso Bien). Su esposa fue al parecer visitada por un extranjero, pues, según la leyenda, vio ella un gran destello como un remolino en torno a la Osa Mayor y la estrella central brilló con tanta intensidad que iluminó todo el país. Y como consecuencia de que la rozara el rayo luminoso, quedó preñada, y parió al cabo de 25 meses, lo que puede ser un error o deberse a algún hecho desconocido. Es notable el paralelismo con el nacimiento de Jesús, para el que se dice que no intervino ningún hombre. Lo que en la Biblia se identifica como el Espíritu Santo pudiera ser en esa versión china de un rayo luminoso. En el año vigésimo de su subida al trono, ocurrió un extraordinario fenómeno ante los propios ojos de Huang Ti. Aparecieron en el Cielo abigarradas y brillantes nubes, en que una zona de un rojo incandescente se alternaba con una zona verde. La parte roja tenía dos estrellas en medio y la verde solo una como punto central. Según esta leyenda, las tres estrellas brillaban al alba con extraordinario y bello color, por lo que se las llamaba las resplandecientes estrellas. Aún es más misterioso el origen del soberano Yao. Su madre era Ch’ing tou y parece que nació en el desierto. Los cronistas cuentan que la mujer estaba rodeada permanentemente por una nube amarilla, que venía de arriba. Una mañana, vino un dragón rojo a Ch’ing tou trayéndola un mensaje sellado, así como un retrato. La misiva decía: “El rojo será protegido por el Supremo”. Entonces sucedió que el dragón rojo rozó a la mujer; y ello, en unión de un frío viento, hizo que Ch’ing tou quedase embarazada. He aquí también una especie de concepción artificial, semejante a la que el rosario de leyendas de todo el mundo atribuye el nacimiento de los seres divinos. Al cabo de 14 meses llegó Yao al mundo, en Tanling. Es interesante al respecto que Tanling significa “Montículo bermellón” y que la criatura se parecía a aquella imagen que se le había mostrado a Ch’ing tou.
Asimismo misteriosos son el gran número de túneles que hay en muchos lugares del planeta, entre los que destacan los de Turquía y Rusia, concretamente en Siberia, y Sudamérica. Los túneles siberianos fueron descubiertos por los rusos en una zona en la que se disponían a realizar pruebas atómicas subterráneas. Su desconcierto fue grande al encontrar un buen número de galerías que se bifurcaban por grandes partes del territorio ruso. El túnel principal, que tenía una abertura de diez metros de alto por quince de ancho, presentaba el aspecto de estar vitrificado, con lo que no necesitaba ningún tipo de apuntalamiento. Los analistas rusos, al intentar averiguar su origen, tuvieron que desistir y se limitaron a hacer unas investigaciones militares secretas acerca del túnel, entre las que se contaban análisis electromagnéticos, radiactivos, etc. Una vez que hubieron recogido toda la información, efectuaron las pruebas atómicas, con lo que destruyeron una de las mayores pruebas de la posible existencia de seres inteligentes en la antigüedad, que, tal vez, hubieran venido de otros mundos. También en Ecuador y en Alaska hay túneles secretos. Los norteamericanos, al intentar fabricar silos para sus proyectiles balísticos intercontinentales, en Alaska, descubrieron un túnel de unos cien metros de largo, con características similares al anterior de Siberia. Los norteamericanos comprobaron la resistencia y seguridad del túnel, y al obtener resultados positivos lo utilizaron para el almacenamiento de misiles intercontinentales. Pero, sin duda, el túnel más famosos, que no ha llegado a la luz pública, es el que existe debajo del territorio de Noruega y Suecia y que une el mar Báltico con el océano Atlántico. Fue descubierto a finales de 1960 por especialistas de la OTAN, en el curso de unas pruebas militares que se realizaron en las costas de Noruega, nación que pertenece a la Alianza Atlántica. El túnel es lo suficientemente grande como para permitir el paso de submarinos nucleares de un mar a otro. Esto tenía grandes ventajas en el caso de un posible conflicto armado norteamericano – soviético, que hacía de este túnel un lugar muy estratégico para el aparato defensivo europeo. Los análisis efectuados por los norteamericanos no lograron averiguar nada sobre su origen pero se demostró el interés práctico que presenta este tipo de túneles. Probablemente existen en el mundo otros túneles de parecidas características, pero en cuanto los descubren los militares los utilizan para sus propios fines.
Otro tema relevante son la gran cantidad de desapariciones que se han producido a lo largo de la historia. Destaca una que ocurrió el 25 de octubre de 1593. Apareció en la Plaza Mayor de Méjico un soldado español que estaba cumpliendo el servicio militar en Filipinas, concretamente en las murallas de Manila. Estos dos países están separados por el océano Pacífico por una distancia de unos diez mil kilómetros. ¿Cómo pudo llegar a Méjico este soldado? Ni el mismo lo sabía. Sólo supo que, de pronto, se encontró en Méjico, en vez de estar en Manila, llevando las enseñas del regimiento en el que prestaba servicio en aquella ciudad filipina. Sin embargo, conocía algo que en Méjico todavía ignoraban, que Don Gómez Pérez Das Marinas, gobernador de Filipinas, había muerto. Esto que parecía un rumor sin fundamento se extendió en la capital mejicana como un reguero de pólvora. La guarnición española quedó muy confundida por la forma cómo había llegado este soldado, desde un lugar tan lejano. El soldado fue detenido, acusado de desertor de la guarnición de Manila e ingresado en prisión, con lo que, en principio, parecía que el caso se daba por terminado. Habían pasado unas semanas cuando llegó de Manila un barco con destino a Acapulco, que trajo la noticia de la muerte del gobernador de Filipinas. Desde Acapulco, unos mensajeros llevaron la fatal noticia al gobernador de Méjico. En efecto, el gobernador de Filipinas había muerto a manos de una cuadrilla de piratas chinos, amotinados en Punta de Azufre, cuando se disponía a emprender una expedición militar a las islas Molucas. Y lo más curioso de todo este asunto es que fue asesinado el mismo día que el soldado desapareció de la guarnición de Manila para aparecer después en la Plaza Mayor de la ciudad de Méjico. El tribunal de la Inquisición, atento siempre ante todo signo de brujería, tomó el caso por su cuenta. A pesar de que el soldado fue torturado, no pudo explicar como apareció en Méjico. Todo lo que recordaba era que sucedió en cuestión de segundos. La Inquisición ordenó que este hombre fuera llevado a Manila para investigar el caso más a fondo y, en efecto, se comprobó que el soldado estaba de guardia la noche del 24 de octubre de 1593, de la misma forma que era cierto que había sido detenido en la Plaza Mayor de Méjico, a más de diez mil kilómetros de distancia, veinticuatro horas después.
En este tipo de sucesos muchos han creído ver la intervención de los extraterrestres. Otro caso de desaparición, en este caso masiva, se registró durante la I Guerra Mundial, en que estuvo involucrado un batallón en Turquía. El 28 de agosto de 1915 se produjo un hecho extraordinario. El día era bueno y el cielo estaba despejado, a excepción de unas pocas nubes, en forma de hogazas de pan, todas de igual tamaño, que planeaban por encima de la zona militar. Las nubes permanecían inmóviles, aunque soplaba una ligera brisa. Entonces, el regimiento británico First Fourth Norfolk, compuesto por varios centenares de hombres, marchaba por una carretera y se dirigía a esa zona militar. Una de las nubes que se hallaba suspendida sobre el camino fue atravesada por el regimiento. Lo que ocurrió después fue algo misterioso y de ello se tiene constancia a través de miembros del servicio de inteligencia británico destinados en aquel batallón. Después de penetrar el regimiento en la nube, ya no volvió a salir de ella para desplegarse y combatir, sino que la nube misteriosa, antes inmóvil, siguió su marcha y del regimiento nunca más se supo, a excepción de dos agentes que estaban en vanguardia, como operadores, para preparar el ataque. En 1918, al final de la I Guerra Mundial, cuando se rindió Turquía, el gobierno pidió a este país la devolución del citado regimiento, pues en Gran Bretaña se pensaba que había sido apresado durante la contienda. La respuesta de Turquía fue que no los habían detenido y ni siquiera conocían que existiera ese regimiento. En aquellos tiempos, un regimiento británico se componía de un número de soldados que oscilaba entre los 800 y los 4.000 hombres. ¿A dónde fueron estos soldados? Eso es algo que todavía está sin explicar.
Aunque la Astronomía empezó a desarrollarse en la segunda mitad del siglo XX, desde que se inventó el telescopio muchos sabios han estado vigilando la Luna, los planetas y las estrellas. Los analistas de los servicios de información disponen de amplísimos expedientes acerca de todo lo que se ha registrado en la Luna. En el siglo XVIII una docena de informes decían que se apreciaban puntos brillantes en la Luna, y, en algunos casos, esos puntos brillantes se trasladaban sobre su superficie. Entonces los medios técnicos eran mucho más precarios que ahora, pero es evidente que esos puntos eran algún objeto que debía ser investigado. Se tienen informes de astrónomos que aseguran haber visto que, de la zona oscura de la Luna, salen luces móviles, con aparente control inteligente, que realizaban todo tipo de maniobras y vuelven a su lugar de origen. En el siglo XIX se detectó una avalancha de información y ello ha hecho que muchos de los astrónomos actuales estén investigando sus causas. Una visión que originó muchos estudios se produjo en el cráter lunar Exodus, en el que se distinguía una luz luminosa y haces de puntos. En el curso de otras investigaciones se vieron también luces sobre la zona de Proclo y Bessel. Y en el observatorio de Dordogne un astrónomo francés contempló luces cerca de la Luna, que cambiaban constantemente de color con gran rapidez. La información sobre este tema aumentó todavía más en el siglo XX. Desde principios de este siglo fueron observadas grandes cantidades de manchas negras y de objetos redondos en el espacio, así como un enorme objeto de unos 25 kilómetros de longitud por 250 metros de ancho. Todo esto, unido a las observaciones realizadas por los vuelos tripulados y no tripulados efectuados por las dos superpotencias, hizo suponer a los analistas que en la Luna había una posible base de ovnis. En el siglo XIX se vieron alrededor del planeta Venus dos masas gigantescas que se acercaron al Sol y maniobraron en su contorno. Estos informes se confirman con otros obtenidos en el siglo XVIII, en los que se aprecia un satélite de Venus, cuando Venus no tiene ningún satélite. Asimismo existen muchos informes sobre cuerpos oscuros que cruzan el Sol.
En Marte, además de la polémica de los canales que se suscitó a primeros de siglo XX, también han sido observadas por muchos astrónomos luces misteriosas que se mueven por la superficie marciana. En 1877, el astrónomo italiano Schiaparelli observó que sobre estas regiones se veían formaciones rectilíneas de color oscuro; se les dio el nombre de “canales”. Realizando observaciones de Marte entre 1895 y 1908, el astrónomo norteamericano Percival Lowell, investigador de gran prestigio en el mundo de la ciencia, llegó a la conclusión de que los canales habían sido construidos por seres inteligentes para llevar el agua, que escaseaba en la superficie marciana, desde los casquetes polares hasta las regiones desérticas. Pero el hecho más misteriosos acaecido y observado en Marte hay que situarlo en el 9 de diciembre de 1949, cuando el astrónomo japonés Tsuneo Saheki contempló, en el observatorio de Osaka, una explosión sobre la zona marciana de Tithonius Lactus. En esa explosión, tal vez nuclear, se formó una nube de gran luminosidad de una altura de unos cien metros. Otro hecho relativo a Marte, que causó grandes polémicas, fue el referente a su satélite Phobos. Un hecho mantenido en secreto es el ‘Incidente de Phobos’. Se trata de la pérdida, en 1989, de una nave espacial soviética enviada a explorar Marte y su luna Phobos, que se supone hueca. De hecho, no se perdió una nave soviética sino dos, llamadas Phobos 1 y Phobos 2. Su objetivo principal era investigar el satélite Phobos, por lo que fueron lanzadas en 1988 para llegar a las proximidades de Marte en 1989. Aunque era un proyecto soviético, fue apoyado por la NASA y agencias europeas. Phobos 1 desapareció, sin que se dieran explicaciones. Phobos 2 llegó a Marte, y comenzó a enviar fotografías tomadas por dos cámaras, una regular y la otra infrarroja. Sorprendentemente, por ambas cámaras pudieron verse imágenes de la sombra de un objeto en forma de cigarro volando en los cielos entre la nave soviética y la superficie marciana. Los jefes de la misión soviética describieron el objeto que proyectó la sombra como ‘algo como lo que algunos pueden llamar un platillo volante’. Inmediatamente se desvió la nave para hacerla salir de la órbita marciana y acercarse al satélite. La última imagen que envió Phobos 2 mostró un tipo de misil viniendo hacia ella desde el satélite Phobos. Inmediatamente la nave finalizó sus transmisiones, supuestamente destruidas por el misterioso cohete. El ‘incidente Phobos’ permanece oficialmente como un accidente inexplicable.
Un caso muy extraño fue el que ocurrió en la Tierra, a las siete de la mañana del 30 de junio de 1908, en las llanuras de Siberia. El bólido de Tunguska fue una explosión aérea de muy alta potencia ocurrida sobre las proximidades del río Podkamennaya, en Tunguska. El fenómeno de Tunguska alentó numerosas hipótesis y teorías sobre lo ocurrido. La detonación, similar a la de un arma termonuclear de elevada potencia, ha sido atribuida a un cometa o a un asteroide. Debido a que no se ha recuperado ningún fragmento, se maneja la teoría de que fuese un cometa formado por hielo. Al no alcanzar la superficie, no se produjo cráter. ¿Qué fue lo que sucedió? El bólido, de unos 80 m de diámetro, detonó en el aire. La explosión fue detectada por numerosas estaciones sismográficas y hasta por una estación barográfica en el Reino Unido, debido a las fluctuaciones en la presión atmosférica que produjo. Incendió y derribó árboles en un área de 2.150 km², rompiendo ventanas y haciendo caer a la gente al suelo a 400 km de distancia. Durante varios días, las noches eran tan brillantes en partes de Rusia y Europa que se podía leer tras la puesta de sol sin necesidad de luz artificial. En los Estados Unidos, los observatorios del Monte Wilson y el Astrofísico del Smithsonian observaron una reducción en la transparencia atmosférica de varios meses de duración, en lo que se considera el primer indicio de este tipo asociado a explosiones de alta potencia. La energía liberada se ha establecido, mediante el estudio del área de aniquilación, en aproximadamente 30 megatones. Si hubiese explotado sobre una zona habitada, se habría producido una masacre de enormes dimensiones. Según testimonios de la población tungus, la etnia local nómada de origen mongol dedicada al pastoreo de renos, que lo vio caer, «brillaba como el Sol». Informes del distrito de Kansk (a 600 km del impacto), describieron sucesos tales como barqueros precipitados al agua y caballos derribados por la onda de choque, mientras las casas temblaban y en los estantes los objetos de loza se rompían. El maquinista del ferrocarril Transiberiano detuvo su tren temiendo un descarrilamiento, al notar que vibraban tanto los vagones como los raíles.
El estudio del suceso de Tunguska fue tardío y confuso. El gobierno zarista no lo consideró prioritario, ya que estaban en plena agitación revolucionaria, y no sería hasta 1921, ya durante el gobierno de Lenin, cuando la Academia Soviética de Ciencias envió una expedición a la zona, dirigida por el minerólogo Leonid Kulik. El clima permitió que la alteración de las huellas del impacto fuera muy poca. Hallaron un área de devastación de 60 km de diámetro, pero ningún indicio de cráter, lo que le resultó sorprendente. En los años siguientes hubo varias expediciones más. En 1938 Kulik realizó fotografías aéreas de la zona, lo que puso en evidencia una estructura del área de devastación en forma de «alas de mariposa». Esto indicaría que se produjeron dos explosiones sucesivas en línea recta. En las décadas de 1950 y 1960 otras expediciones hallaron microlitos cristalinos muy ricos en níquel e iridio enterrados por toda la zona, lo que refuerza la teoría de que pudo tratarse de un objeto de origen extraterrestre. También se encontraron pequeñas partículas de magnetita. Una expedición italiana que viajó a la zona en 1999 anunció que encontró un cráter, el lago Cheko, asociado al suceso. Se trataría de un cráter de unos 50 metros de profundidad y 450 de diámetro localizado a 5 km del epicentro de la explosión. Los científicos afirman que han estudiado anomalías gravitatorias y muestras del fondo del lago, que revelarían que estaría originado en dicha explosión. Además, no hay testimonios ni mapas que avalen la existencia de este lago con anterioridad a 1908. Creen que se trataría de un fragmento menor del cuerpo impactante, un cometa, asteroide u ovni, que chocó a velocidad reducida. No obstante, los resultados de esta expedición no son definitivos, puesto que habría que obtener muestras más profundas. Algunos científicos han puesto en duda esta hipótesis, ya que consideran extraño que se generara sólo un cráter menor, en vez de un gran cráter, como el cráter del Meteorito, en Arizona, o un rosario de pequeños cráteres, como el Meteorito de Sijoté-Alín, en Rusia, o Campo del Cielo en Argentina. Además, existen árboles en la zona del lago que aparentan tener más de cien años.
Los testimonios en la zona afectada por la explosión la describieron como un hongo gigante que se elevaba por los aires. Los animales huyeron y las tiendas de los tunguses, ubicadas a más de 50 km de distancia, volaron por los aires. La teoría de un cometa es la teoría más aceptada actualmente por los científicos. Un cuerpo celeste, tal vez un cometa pequeño o quizá sólo un fragmento, compuesto de hielo y polvo que estalló y posteriormente quedó completamente vaporizado por el roce con la atmósfera terrestre, permitiendo que todo el hielo se sublimara directamente a gas, que se dispersó por la atmósfera eliminando todo rastro de la explosión. Al observar los sismogramas del fenómeno Tunguska, estos corresponden a una explosión con una potencia de 30 megatones a 8 km de altura al ser comparados con los de explosiones nucleares aéreas. Según una hipótesis formulada en la década de 1930 por el astrónomo Ígor Stanislávovich Astapóvich y el meteorólogo F. J. Whipple, se trató del impacto de un pequeño fragmento de cometa, cuyo núcleo, dada la masa estimada, habría debido tener un diámetro de varios centenares de metros. El día anterior a la explosión hubo una nutrida lluvia meteórica llamada táuridas, y el cometa 2P/Encke, fuente de la misma, se encontraba muy cerca de la Tierra. Lo que vemos hoy del citado cometa es solo un fragmento de un cometa mayor que comenzó a desintegrarse hace unos 30.000 años, por lo que es muy probable que un trozo del mismo haya impactado en Tunguska. El científico ruso Yuri Lavbin y su equipo han investigado el acontecimiento de Tunguska durante 12 años. El equipo de Lavbin llegó a la conclusión de que el objeto se movió de oeste a este y no desde el sureste, como tradicionalmente se cree. Esto está más en sintonía con los relatos de los testigos. Ellos utilizaron fotografías de satélite para identificar áreas de búsqueda. Lavbin postula que la explosión fue causada por la colisión de un resto de cometa y un ovni seis millas sobre la superficie de la Tierra. Dice que una expedición al río Podkamannaya Tunguska en julio de 2004 encontró dos piedras extrañas y negras, en forma de cubo, que medían 1,5 metros de ancho. Lavbin afirmaba que “son manifiestamente de origen no natural“, y los análisis químicos lo apoyaron. Ellos son, dijo, compuesto por un material similar a la aleación utilizada para hacer los cohetes espaciales, mucho antes que tales sustancias existieran. Según Lavbin, eran parte de un ovni.
El mayor meteorito que se conoce está cerca de la localidad de Grootfontein, en el sureste de África. Este lugar se ha hecho célebre, porque cayó en él un meteorito de setenta toneladas de peso, que produjo una explosión espantosa. Pero de este meteorito quedan restos, incluso en el mismo lugar del impacto. En otras épocas se conoció una mayor acometida de meteoritos, como, por ejemplo, el cráter de Chubb en Canadá, que tiene once kilómetros de círculo y cuatrocientos metros de profundidad. Y el meteorito de Coon Butte, en Arizona, que tiene un kilómetro y cuarto de largo por ciento cincuenta metros de profundidad. De estos meteoritos tan grandes se lograron recuperar fragmentos que permitieron probar que se trataba de un meteorito, pero en el caso de Siberia no ocurrió lo mismo. La duda se plantea todavía hoy con toda su vigencia. ¿Qué pasó en Siberia? En el año 1960, la Academia de ciencias de Moscú realizó una investigación en esa zona y se detectaron allí niveles de radiación por encima de lo normal, concretamente tres veces mayor. Los periódicos hablan de que en Chile se registró, por aquella época, algo similar, y la duda que se plantea es si fue algo que atravesó la tierra o se trató de dos hechos totalmente independientes uno de otro.
Hace 70 años en la localidad de Roswell, en el estado de Nuevo México, nació el llamado “caso Roswell“, el acontecimiento más trascendente de la historia de la ufología mundial. El incidente sucedió el 10 de julio de 1947, cuando se informó que se había estrellado un platillo volador. Esto causó una consecuente conmoción que sobrepasó las fronteras del tranquilo poblado y trajo numerosas discusiones, teorías y especulaciones sobre la existencia de vida extraterrestre. La leyenda que se creó alrededor del caso habla incluso de ovnis y habitantes del espacio ocultos en el área 51 tras el enigmático accidente. En definitiva, un cúmulo de relatos que contrastaron con la versión oficial de las autoridades norteamericanas. Para la Fuerza Aérea de EEUU, el mito se originó tras la caída de un globo meteorológico del ejército. El último testimonio es de Charles Fogus, el ayudante del sheriff del pueblo, tal como lo recogió el periódico británico The Mirror. Fogus contó todo lo que observó ese día y en las jornadas posteriores. Declaraciones que contradicen por completo la versión gubernamental. Y que alimentan la incertidumbre. El testigo señaló que había más de 300 soldados cuando llegó al lugar en compañía del sheriff Jess Slaughter, pero no se advertía rastro alguno de un globo meteorológico, sino de algo distinto. Según expresó, los militares “estaban arrastrando una criatura grande“, así como sacando un objeto de alrededor de 30 metros de ancho, en medio de una operación para llevarse todo vestigio de la caída del ovni. En este contexto, dijo que también pudo dilucidar la presencia de cuerpos extraños. “Los cuerpos deben haber tenido unos 1,5 metros de altura. Yo vi las piernas y los pies de algunos de ellos. Se parecían a nuestros pies“, detalló Fogus. Además comentó que su piel era casi marrón, “como si hubieran estado demasiado tiempo bajo el sol“. Ya son siete décadas de misterio. Para los amantes de la ufología se trata de un suceso irrefutable que probó la existencia de los extraterrestres. No tienen dudas y esgrimen que desde la Casa Blanca intentan esconderlo. No obstante para ellos, el fenómeno nunca se esclareció y parece que nunca dejará de estar rodeado de controversia.
La investigación espacial tiene un objetivo eminentemente militar. Pero es notorio que, al margen de los descubrimientos científicos que se puedan realizar, todas las expediciones lunares han tenido como finalidad la búsqueda de elementos, como el titanio, que garantizara un aumento en la producción y un abaratamiento de los costes, en caso de que en la Luna hubiera titanio en grandes cantidades y la explotación fuera fácil. Eso ha contribuido, sin duda, a que los programas de investigación lunar se hayan desarrollado profundamente. Pero, al parecer, no es posible seguir adelante con esos planes, porque no son viables a corto plazo, o porque no hay nada provechosos en la Luna. Otro tanto se podría decir de los planetas que actualmente son objeto de estudio. Asimismo tenemos que la realidad de los ovnis no admite discusión y, por lógica, cuando una nave terrestre sale de la atmósfera para entrar en el espacio exterior, esto tiene que despertar la curiosidad de los seres extraterrestres. Muchos astronautas han reconocido ver aparatos extraños que les observaban, y cuyo manejo era realizado por seres inteligentes. Pero los astronautas tienen la obligación de guardar secreto de todo lo concerniente a su trabajo y, por su condición de militares, no pueden manifestar públicamente todo lo que ellos han visto. Y si hay datos que el publico conoce, esto se ha podido conseguir por algún fallo en los sistemas de comunicaciones de las naves. Aparte de experimentar programas de fabricación de materiales en una zona sin atmósfera, se desarrollan diversos tipos de enfermedades para observar su reacción en una zona sin gravedad, y que habría que inscribirlas dentro de la guerra bacteriológica. Las superpotencias le van concediendo creciente importancia a la parapsicología, y en virtud de esa valoración se realizan en el espacio pruebas para estudiar la telepatía. Para nadie es un secreto que, en los vuelos espaciales, se realizan estas experiencias que han sido confirmadas por las agencias especializadas en el tema.
Pero, como ya hemos dicho, muchos astronautas han reconocido haber visto objetos volantes no identificados y esto es una realidad. Cuando el hombre pisó la Luna por primera vez circuló la noticia de que existía una grabación que no había sido hecha pública por la NASA, en la cual un astronauta comunicaba a la base que en los cráteres cercanos había naves que les estaban vigilando. Pues bien, estos comentarios han sido conocidos por el mundo por un error de los tripulantes que comunicaron por un canal en el que podían ser oídos por la radio, al tratarse de un canal utilizado por radioaficionados. Hasta la fecha los platillos volantes no han mostrado hostilidad contra las naves espaciales terrestres y, por eso, se prepara a los astronautas para que acepten el contacto visual con esos seres y naves de otros planetas. En general, muchos aguantan tranquilamente el impacto de la visión, pero, en ocasiones, se hace insoportable para algunos pilotos. Es quizá ésta una de las cualidades más admirables de los pilotos soviéticos, los cuales han demostrado una entereza encomiable, aunque algunos pocos han precisado asistencia psiquiátrica al llegar a tierra. Todas las naves actualmente ya tienen colocados unos emisores de rayos ultravioleta para comunicar con sus bases en tierra. Este procedimiento de comunicación es prácticamente imposible de interceptar. En los vuelos espaciales hay que señalar que en muchos de ellos ha habido avistamientos de ovnis durante bastante tiempo y se dispone de pruebas gráficas. Un ejemplo lo tenemos en el caso del Géminis IV, en misión en junio de 1965. El astronauta McDivitt manifestó que había visto un ovni cuando estaba en órbita. Este hecho fue comentado, incluso, en el informe Condon, cuando señala “los grandes brazos que salían de un objeto, similares a antenas, y acercándose a la cápsula tanto que estuve a punto de hacer variar el rumbo de la nave, pero llegó a tomar fotos“. Posteriormente, los análisis de la NASA “demostraron” que era un efecto óptico de la propia cápsula. Otros datos facilitados por el informe Condon se refieren al Géminis VII, en el que viajaban Frank Bormann y James A. Lowell Jr., quienes descubrieron a varios ovnis en formación. Según un informe de la NASA, fueron objeto de una alucinación motivada por los trece días de estancia en el espacio y por la responsabilidad de ser una misión en la que se realizaba el acoplamiento con otra nave, el Géminis VI.
En el vuelo del Géminis VI, el astronauta Edward H. White, que efectuó una salida al espacio de veintitrés minutos, observó claramente el mismo objeto que su compañero, pero no informó más que a sus superiores. Los pilotos soviéticos, en caso de que reconocieran públicamente que habían visto ovnis en el espacio exterior, eran expulsados del programa espacial automáticamente y vigilados estrechamente por la policía secreta. Fue sorprendente la filtración a la Prensa de lo ocurrido en el vuelo del Apolo XI, tripulado por Neil A. Amstrong, Edwin Aldrin Jr. Y Michael Collins. Unos minutos de conversación fueron escuchados por los radioaficionados, merced a un descuido en los sistemas de seguridad de las comunicaciones. Todo lo relacionado con el tema de los ovnis se considera secreto de Estado, y los astronautas que revelen algún detalle tendrán penas severísimas. A pesar de todo, alguno de ellos suele hacer interesantes declaraciones afirmando que cree en la vida de otros mundos y otras de tipo filosófico. Desde que se inició la historia espacial terrestre, el desarrollo conseguido ha sido estudiado de cerca por los extraterrestres. Lo que sí es realidad es que todos los vuelos fueron seguidos por naves extraterrestres y que los vuelos lunares han hecho que los ministerio de Defensa aumentaran los presupuestos para la investigación espacial. Una misión científica importante fue la realizada por el Lunik 3 sovietico, lanzado el 4 de octubre de 1959. Sacó fotografías de la cara oculta de la Luna, donde observaron alineaciones extrañas de objetos, similares a los famosos platillos volantes. El alto estado mayor soviético calculó que se trataba de una base de esos aparatos y aumentaron la investigación en la zona. Lamentablemente, nuestra tecnología espacial era muy limitada y, dado que el comportamiento de esos seres no era violento, se esperó, pacientemente, a que una nueva nave llegase al espacio para confirmar las sospechas. Seis años más tarde, los rusos lanzaron a esa zona un vehículo mucho más perfecto técnicamente. Los analistas del servicio militar norteamericano de información y el mundo se enteraron de que los soviéticos lanzaban al espacio una nave con la misión genérica de investigar. Se trataba del Zond-3, lanzado el 18 de julio de 1965, que tenía por fin obtener fotografías de la cara oculta de la Luna. ¿Cuáles fueron los resultados? Lo que es cierto es que los rusos suspendieron los lanzamientos hacia la cara oculta de la Luna. Se especula que pudieron recibir una seria advertencia de los extraterrestres.
Aunque los norteamericanos no perdieron el tren espacial, lo cierto es que terminaron en rotundos fracasos los primeros intentos de emular a los rusos, no logrando los datos que esperaban sobre esa zona. La Luna ha sido siempre interesante para los analistas militares de ovnis, que han recogido muestras para sus estudios por medio de las fotografías de los satélites o de los informes visuales de los pilotos espaciales. Los vehículos Lunik 17 y 21 trajeron varias colecciones de fotos de unos aparatos metálicos extraños que les observaban. Quizá sea esa la causa por la que los soviéticos no se atrevieron a enviar tripulantes a nuestro satélite. Se siguió el descenso de la cápsula Friendship 7, tripulada por J. H. Glenn, lanzada el 20 de febrero de 1962, que completó tres órbitas, con una duración de cuatro horas y cincuenta y cinco minutos. Se pudo advertir que un objeto estaba pegado al aparato que bajaba y se apartó de su lado al entrar en la atmósfera. Con ello, se vio la necesidad de preparar a los astronautas para encuentros posteriores. Un asunto no aclarado fue el ocurrido con el primer vuelo Géminis I, que no pudo ser recuperado; aunque era experimental. Algo hizo que la radiación aumentara de tal modo que se hacía muy peligrosa la recuperación de la nave. Ante el miedo que supuso el hecho de que hubiera sido atacada por los tripulantes de los ovnis, lo que era, tal vez, una advertencia para que no se continuase en los intentos de salir al espacio, se lanzó después una nave no tripulada que no sufrió ningún desperfecto. En el Géminis VII, que tenía que ser recogido por el Géminis VI, sus pilotos, lo mismo que los del Géminis VI, Walter Schirra Jr. y Thomas Stafford, apreciaron los intentos de vigilancia por parte de objetos desconocidos. También los tripulantes del Géminis IX fueron objeto de la curiosidad de los extraterrestres. En ese vuelo se realizó una salida al espacio exterior por parte del astronauta Eugene P. Cernan, durante ciento veintiocho minutos. Este debió pasar un mal rato cuando vio una gigantesca nave que les observaba, aunque situada a una distancia considerable.
Los tripulantes del programa Géminis aun tuvieron más avistamientos, como los del Géminis XI, tripulado por Charles Conrad Jr. y F. Gordon Jr. Y los del Géminis XII, tripulado por James A. Lowell Jr., con experiencia previa en avistamientos, y Edwin Aldrin Jr. Estos dos astronautas, en su segundo día de estancia en el espacio exterior, fueron acompañados, durante tres horas, por una nave de doce metros de diámetro, que despedía unas luces brillantes que cambiaban de tono a medida que aumentaba la velocidad del aparato. Afortunadamente para los pilotos, ya acostumbrados a estas experiencias, no sufrieron sorpresas desagradables al iniciarse el proyecto Apolo. Por lo que se refiere a los ovnis, el programa Apolo, con sus diecisiete vehículos, tampoco fue una excepción. Los secretos militares y los analistas de la NASA, disponen de más de un millar de fotografías de objetos volantes no identificados que fueron obtenidas por las distintas naves de ese programa. El vuelo séptimo de la serie Apolo fue el primero tripulado, por parte de Walter M. Schirra, Don F. Eisele y R. Walter Cunningham, los cuales estuvieron once días en el espacio exterior, realizando todo tipo de experiencias, entre las que estaban las de telepatía. Pero en el curso de estos experimentos algo hizo palidecer a los controladores de tierra. Mientras estaban realizando una experiencia en órbita, el astronauta encargado de llevarlas a cabo entró en trance y empezó a decir cosas sin sentido y palabras ininteligibles. Pensaron que habría sufrido un ataque, pero al momento apareció en las pantallas de radar una enorme aeronave que siguió a la nave terrestre durante algún tiempo, para perderse luego en el espacio. Este episodio fue analizado por los psicólogos, durante mucho tiempo, sin llegar a conclusiones definitivas.
El Apolo VIII fue lanzado el 21 de diciembre de 1968 y, tripulado por Frank Bormann, James A. Lowell y William Anders, dio diez órbitas a la Luna. Observaron atónitos lo mismo que las cámaras de las sondas soviéticas habían fotografiado en la cara oculta de la Luna y lo transmitieron por el canal secreto, una vez que llegaron a la zona desde la que podían comunicar. Debemos recordar que un vehículo en la parte oculta de la Luna no puede transmitir nada a la Tierra si no cuenta con la ayuda de un satélite de comunicación. Allí observaron hileras de objetos y plataformas móviles, que a cada nueva vuelta estaban en lugares diferentes. Cuando el Apolo VIII se encontraba en la parte oculta de nuestro satélite natural, los ovnis se acercaban a la nave espacial. Debido a la preparación psicológica a que habían estado sometidos, los astronautas no se impresionaron en absoluto. Pero la gran sorpresa la tuvieron los miembros de los servicios de información encargados de la censura, con ocasión del vuelo del Apolo X, cuando transmitía imágenes de televisión a la tierra y captó en sus pantallas la sombra de un ovni. El susto y la sorpresa fueron tremendos y se logró censurar esas imágenes. A partir de ese momento, siempre que fueran transmitidas por televisión, se retrasaban un poco las imágenes. En los vuelos siguientes de los Apolo estuvieron también presentes las miradas inquisidoras de las naves desconocidas que mostraron un especial interés en el vuelo del Apolo XIII, que no pudo alunizar porque lo impidió una extraña explosión.
Como el asunto ovni era tomado muy en serio y los avistamientos continuaban, cuando los agentes soviéticos dijeron lo que habían descubierto sus astronautas en la cara oculta de la Luna, los agentes de la información militar norteamericana estuvieron meditando largo tiempo si merecía la pena mandar astronautas a nuestro satélite. La información facilitada por los soviéticos fue la de que los satélites rusos habían descubierto una base abandonada y que, dado el potencial tecnológico de esa época, no permitía enviar naves exploradoras. Y añadían que no se podía garantizar que resultase interesante en los aspectos prácticos. Los mandos militares soviéticos decidieron atacar esa base. Aunque se descartaba la posibilidad de que tuviera origen terrestre, se opinaba que podía ser perjudicial para la Tierra. Entonces fueron estudiadas las distintas alternativas de ataque contra la base desconocida y todos se inclinaron por el ataque bacteriológico, que parece se llevó a cabo. Cuando los miembros del Consejo Nacional de Seguridad norteamericanos se enteraron de esto, no se dio crédito a las informaciones. Pero la tecnología soviética estaba en condiciones de poner un hombre en la Luna y sorprendía que no lo hicieran. Los militares dieron el visto bueno a la misión que habría de poner a un hombre en la Luna y el hecho de que los rusos hubiesen lanzado bacterias en la Luna fue la razón de que los astronautas estuviesen en cuarentena.
El más importante de los casos de avistamiento en el espacio tuvo lugar en los vuelos de acoplamiento del Soyut 4 con el Soyut 5. El primero tripulado por V. A. Satalov, al regresar a la Tierra llevó consigo a los astronautas de la otra nave, E. Hrunov y A. S. Jeliseev. Cuando partieron, el astronauta del Soyut 5, B. Voljnov, lanzó frenéticos avisos a la tierra para que le permitieran volver, porque estaba asustado. Los pilotos del Soyut 11, G. L. Dobrovolskij, V. I. Patsayev y V. Volkov, cuando realizaban el pase a la estación orbital Salyut e indicaban el descenso a la Tierra, fueron acompañados por dos objetos no identificados. Los mensajes de los astronautas fueron bastante largos, pero unos momentos después perecieron al entrar en la atmósfera y las causas de su muerte siguen siendo un misterio. Los astronautas soviéticos Nicolaev y V. Sebastianov, del vuelo Soyut 9, fueron advertidos, por funcionarios de la seguridad militar soviética, de que no debían hablar a nadie de sus avistamientos, pues ellos habían comenzado a hacer comentarios sobre el tema con todo el mundo. Durante el vuelo del Soyut 14, de catorce días de duración, desde la estación orbital Salyut fueron observadas oleadas de ovnis que entraban en la atmósfera terrestre. Los astronautas P. Popovic y J. Artjukin fueron los que estuvieron más tiempo en el espacio y fueron testigos de entradas de ovnis en la atmósfera. Otro tanto se puede decir de los pilotos norteamericanos Bean, Garriot y Lousma. Más recientemente, los pilotos Yuri Romanenko y Grechko, en un vuelo orbital de noventa y seis días, registraron más de diez avistamientos de platillos volantes, uno de ellos cuando estaban fuera de la cápsula espacial. Posteriormente las tripulaciones han podido ser testigos de nuevos avistamientos y no acaban de comprender que los gobiernos continúen ocultando a los ciudadanos la verdad sobre los ovnis. En las sondas que se han enviado a Marte, Mercurio y Venus ha habido también muchas sorpresas. Por ejemplo, algunas extrañas destrucciones de sondas en Venus y unas curiosas fotografías de Marte. Los programas soviéticos Venera y Marx y el norteamericano Mariner han dejado muchas incógnitas sin despejar. Pero la realidad no puede ser tergiversada, pues la existencia de los ovnis es incuestionable.
Una prueba de la importancia que se daba al tema de los ovnis, después de la II Guerra Mundial, la tenemos en las declaraciones de los jefes militares de entonces, incluyendo la del presidente norteamericano Truman, que el 4 de abril de 1950 decía: “Puedo asegurar que los ovnis existen y no están controlados por ninguna potencia de la tierra“. El mariscal en jefe del Aire británico Hugh Dowding, señalaba el 25 de febrero de 1957: “La existencia de los ovnis es evidente y la acepto sin reservas“. Pierre Clostermann, as de la aviación francesa, decía: “Los ovnis son de origen extraterrestre; ni los americanos ni los rusos están capacitados para contar con aparatos de este género. Las características de los ovnis son superiores a las posibilidades actuales de nuestra ciencia“. Por su parte, el presidente Eisenhower, el 3 de noviembre de 1954 se mostraba tajante: “Creo que no es correcto decir que los ovnis provienen de un sólo planeta, como había afirmado el general T. Twining“. Asimismo, el almirante Delmer Fahrney, director del programa de misiles guiados de la Armada de EEUU, el 16 de enero de 1957 decía: “Informes autorizados indican que aparatos voladores desconocidos llegan a nuestra atmósfera a altísimas velocidades y controlados por una inteligencia consciente“. Las investigaciones que se han hecho sobre los ovnis, han demostrado que este asunto no era tan trivial como parecía a simple vista. Durante la II Guerra Mundial y en la primera prueba de bombas nucleares realizada por los Estados Unidos, se divisó un ovni cerca de la zona de pruebas. También junto a las primeras bombas atómicas que estallaron en Japón había ovnis, y otro tanto con respecto a los centros de lanzamiento de los proyectiles alemanes V-1 y V-2. Para el público en general, el tema de los ovnis comenzó el 24 de junio de 1947, pero ya había empezado mucho antes para los servicios secretos de información militar y para los mandos de las potencias más poderosas.
Entre las características de los ovnis hay que distinguir los distintos tipos, los lugares en donde aparecen, su color, su sistema de propulsión, su comportamiento y su origen. Para los servicios de información militar norteamericanos existen cinco tipos distintos, clasificación que coincide con la que hicieron los servicios secretos soviéticos. Los hay con forma de dos platos invertidos, de plato boca abajo, en forma de puro, en forma de bola de luz y en forma de triángulo. Pero los investigadores privados han creído ver naves en forma de huevo, torpedo, cohete, etc. La forma de dos platos invertidos suele ser la más corriente, mientras que la de forma de puro se aplica a las naves nodrizas que son una especie de grandes porta-ovnis, de dónde salen otras naves más pequeñas. Estas naves nodrizas han sido divisadas en el mar por las fuerzas aéreas y fuerzas navales de la OTAN. Otro tipo que extraña a los especialistas son una especie de nubes que tienen variados colores y realizan movimientos que no son normales en una nube, pero que no pueden ser encuadradas en la clasificación de ovnis. Tal vez fenómenos correspondientes a otros universos. Los lugares donde aparecen los ovnis suelen ser solitarios y principalmente aparecen n por la noche y muchas veces en el mar. Los astrónomos han detectado, más de una vez, ovnis en la Luna, y en determinadas épocas se les ha visto en oleadas. El color de los ovnis es variable, aunque predomina el naranja con destellos claros. Por lo general, son de tonos ligeros con abundante brillo. Producen destellos y su paso no va acompañado de ninguna clase de sonido, aunque, en casos poco frecuentes, se oye un ligero zumbido. Generalmente se les puede localizar por medio de los equipos de radar, en los que estos aparatos producen interferencias. Se les ha observado en lugares donde se realizan pruebas nucleares y sobre bases secretas, lo que indicaría que están interesados o preocupados por estos temas. Estos aparatos registran velocidades de hasta veinte mil kilómetros por hora y efectúan giros muy bruscos, imposibles con nuestra actual tecnología, al menos la conocida. En el mar, muchas veces no se les puede detectar ni con ayuda del radar. Esto actualmente no causa extrañeza porque las fuerzas aéreas de casi todos los países disponen de medios para bloquear los radares.
Sin embargo, estos aparatos se pueden detectar en su mayoría por medio de las defensas electrónicas de que están dotadas las grandes potencias. Por ejemplo, en Estados Unidos existe una muralla electrónica llamada Cesar, que cubre todo el territorio norteamericano y puede detectar, incluso, el paso de un pequeñísimo objeto. Siempre que se produce un avistamiento de ovnis se paraliza la fuente de energía de los aparatos que están cerca de ellos. Las fuerzas aéreas de todos los países disponen de muchos informes acerca de la pérdida de energía de los aparatos en el momento de la intercepción. Se ha demostrado que los ovnis son casi invulnerables a los ataques y siempre han salido indemnes. Han demostrado que tienen unos sistemas defensivos que desprenden oleadas de calor o disipan un tipo de luz que hace que los aparatos interceptores queden casi inservibles. La RAF británica ha perdido varios aviones en sus intentos de interceptar ovnis. Un fenómeno que se produce de vez en cuando es el llamado estallido de aparatos. Varios investigadores privados y numerosos informes de las fuerzas aéreas dicen que se han registrado casos de estallidos de ovnis. Algo de esto parece que ocurrió en Tunguska, Siberia, en 1908. En el caso del estallido de aparatos se ve una luz brillante, con gran descarga de energía e indicios de radiactividad, aunque también es normal que no queden restos de ellos. Los departamentos de tecnología militar están muy interesados en conocer la forma de propulsión de los ovnis, qué tipo de energía impulsa a esas naves y que les hace alcanzar unas velocidades tan elevadas. A falta de pruebas concretas, se han formado numerosas teorías que se refieren a sistemas de reacción mediante fotones, energía iónica y electromagnética. Pero los analistas militares se inclinan por un sistema de propulsión basado en la antigravedad. Este método consistiría en que la nave crearía su propia gravedad y eso le permitiría realizar todo tipo de movimientos bruscos, sin que les ocurriese nada a los hipotéticos tripulantes que estuvieran en el interior. Este procedimiento no es conocido por la tecnología actual y se trata únicamente de una teoría, y como tal hay que entenderla. En general los ovnis actúan en grupo, aunque también puede verse alguno solitario paseándose por el espacio.
Entre los tipos de ovnis que los militares han detectado están los que tienen aspecto de bola de fuego. Tienen un aspecto inmaterial y brillante, un tamaño relativamente pequeño, una gran capacidad de maniobra y una elevada velocidad. Atraviesan objetos sólidos, como si procediesen de otra dimensión. Otro es el platillo volante típico, en forma de dos platos unidos por su parte cóncava. Se desplazan a gran velocidad, pero también pueden permanecer inmóviles. No emiten ningún ruido y, en ocasiones, emiten un leve zumbido. Tienen unos doce metros de diámetro, hacen virajes muy cerrados e, incluso, se les ha visto desplazarse en zigzag y volar en vertical. En ocasiones, se les ha visto aterrizar y salir despedidos instantáneamente, dejando el suelo sobre el que se han posado con restos de vegetación chamuscada. Los de forma de un solo plato invertido son parecidos en sus características. Cuando aterrizan no dejan huellas de patas. Además pueden permanecer inmóviles a medio metro del suelo. Este tipo de nave causa perturbaciones en cualquier aparato que esté movido por electricidad. Hay otros en forma de cigarro, que tienen características muy diferentes de las señaladas hasta ahora. Se les considera como naves nodrizas. Tienen las mismas características que los otros tipos en lo referente a color, velocidad y facilidad de maniobra, pero no así en cuanto a tamaño, que es enorme. Están siempre sobre los mares, lo que probablemente les sirve para camuflarse. Finalmente tenemos los de forma de triángulo. Este tipo es bastante raro de ver y tienen características similares a los llamados platillos volantes. Algunas veces se les aprecia una cúpula en la parte superior. Acostumbran a tener unos treinta metros. Para los analistas militares estos son los únicos tipos de ovnis que existen, aunque los investigadores privados aumentan considerablemente en número de tipos de ovnis. Los sistemas de detección de ovnis y de misiles balísticos intercontinentales son tan perfectos que es casi imposible que un objeto cruce la atmósfera sin ser detectado. Hay centenares de fotografías auténticas tomadas tanto en los vuelos especiales de la NASA, como por la CIA, las fuerzas aéreas, la armada norteamericana, así como en los archivos soviéticos y de otras potencias.
La localización de bases de ovnis es uno de los temas que preocupa a las fuerzas armadas, puesto que no es probable que estos aparatos hagan travesías de cientos de miles de kilómetros sin tener una base donde aterrizar, preparar el retorno y analizar los datos. Hay informaciones de que en la Luna existen lugares donde hay supuestas bases logísticas de ovnis. Durante el vuelo del Apolo XI, que fue el primero que se posó en la Luna, los astronautas afirmaron que estaban viendo multitud de extrañas cosas al otro lado de un cráter. Según los servicios secretos norteamericanos se descubrieron hasta cinco bases de estacionamiento de ovnis en la Luna. En el año 1975 se procedió a realizar un bombardeo atómico táctico de estas bases. Desde que se lanzó el primer satélite espacial, los científicos militares han estado soñando en llevar experiencias atómicas al espacio. A finales del siglo XX aumentaron las oleadas de ovnis. Tal vez esos aparatos y sus tripulantes estén preocupados por el creciente desarrollo tecnológico de la raza humana y quieran averiguar en qué consisten esos avances para defenderse de nosotros. Es un hecho comprobado, tanto por los militares dedicados a la información secreta, como por los investigadores privados, que cuando hay mayor aproximación entre Marte y la Tierra y la distancia, por tanto, es más corta, las oleadas de ovnis aumentan. Lo cual parecería indicar que hay bases de ovnis en el planeta Marte. Pero también se han detectado movimientos de naves extraterrestres en Venus. En el caso de Venus, según los servicios de información militar, tanto soviéticos como norteamericanos, se asegura que allí hay gran cantidad de bases de ovnis. Y el planeta Venus tiene una gran ventaja sobre Marte y es que en su superficie hay una capa nubosa que hace que su superficie sea prácticamente invisible. En cuanto los soviéticos o los norteamericanos han intentado cruzar la atmósfera venusiana, los aparatos se desintegraron. Dos sondas cayeron en altitudes distintas y de esto se dedujo que, en Venus, las cordilleras montañosas son mucho más grandes que las terrestres. El centro receptor soviético de la localidad de Tyuratan detectó que las sondas soviéticas que habían caído en Venus, de repente quedaron destruidas al correr en sentido horizontal, durante cinco minutos, a una velocidad de más de quinientos metros por segundo.
Curiosamente, de acuerdo con Victoria R. Bricker y Harvey M. Bricker, en su libro Los Mayas, de todos los planetas, “Venus parece haber sido al que prestaron mayor importancia los mayas antiguos y otros pueblos de Mesoamérica”. Los mayas le dedicaron centros ceremoniales, pirámides, estelas y -tal vez- códices que ya no existen. Venus es un planeta que es considerado por los militares como una base espacial de seres inteligentes de otros sistemas solares. Asimismo se sospecha que en el planeta Marte también hay una base de ovnis, tal como se deduce del incidente en Phobos. Se ha observado gran cantidad de movimientos extraños de naves en sus satélites Phobos y Deimos, en cuyo interior se sospecha que puede haber igualmente bases extraterrestres. Los Viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, contiene unas informaciones científicas asombrosas. Los dos satélites de Marte, Phobos y Deimos, fueron descubiertos por el astrónomo norteamericano Asaph Hall en el año 1877, pero son descritos en la obra de Jonathan Swift, con sus parámetros exactos, en 1726, 150 años antes de su descubrimiento oficial. Además, en el texto de Swift leemos “Han descubierto (se refiere a los científicos tripulantes de la gigantesca ‘isla volante’ que recogieron a Gulliver), dos estrellas interiores o satélites, que giran alrededor de Marte, del que el más próximo se encuentra de su centro a tres veces exactamente de su diámetro y el más alejado a una distancia de cinco veces el mismo diámetro”. La afirmación de que en Phobos hay una posible base de una civilización inteligente, no es nuevo, ya que, en 1959, el científico soviético I. S. Shklovsky anunció que Phobos era un satélite artificial, basando su conclusión en los cálculos efectuados. Según Shklovsky y otros análisis que han confirmado su teoría, Phobos está siendo frenado por el rozamiento electromagnético y la fricción de la atmósfera más de lo que era presumible para una verdadera luna sólida. Para él la explicación era que Phobos fuese una esfera hueca, una enorme astronave esférica, creada para albergar una colonia que tuviera que escapar de Marte, cuando el planeta comenzó a perder su atmósfera. Pero tanto los analistas soviéticos como los norteamericanos no creen en la posibilidad de que en el interior de Phobos vivieran seres cuyo origen fuese Marte, sino que, por el contrario, era una base de seguimiento e información sobre la Tierra. Phobos es un satélite muy pequeño, pero con sus dieciséis kilómetros de diámetro es uno de los principales focos de atención de las fuerzas aéreas, tanto norteamericanas como soviéticas.
La NASA ha creado programas para estudiar la órbita de Phobos, pues este satélite gira alrededor de Marte más deprisa de lo que el planeta gira sobre su eje y eso no puede tener un origen natural. Aparte de esas bases que han sido detectadas por las fuerzas armadas, los extraterrestres tienen también otras bases complementarias que se sitúan más cerca de nuestro planeta, como en el caso de dos misteriosos satélites que orbitan alrededor de la Tierra. El descubrimiento de estos satélites se realizó en 1953, cuando las fuerzas aéreas experimentaban tipos de radares de largo alcance. En ese año, mientras los operadores efectuaban pruebas se sintieron anonadados al encontrar un objeto que orbitaba cerca del Ecuador. Su velocidad era de veintinueve mil kilómetros por hora. Después de hacer los oportunos análisis se comprobó que ello sólo podía tener una explicación: algún enorme objeto desconocido estaba dando la vuelta a la Tierra a mil kilómetros de altura. Poco tiempo después, otro enorme objeto se aproximó a la Tierra y entró también en órbita a unos ochocientos kilómetros de altura. Por su tamaño podía considerarse una ciudad volante. Los responsables de defensa, ante la alarma surgida por estos hechos, crearon un proyecto de emergencia para la destrucción de satélites en White Sands, en Nuevo Méjico. El científico que estaba al frente de esta investigación era el doctor Clyde Tombaugh que descubrió el planeta Plutón y era el único astrónomo famoso que admitió haber visto un ovni. La primera impresión que tuvieron los militares fue que dos enormes astronaves estaban orbitando alrededor de la tierra, pero la censura de las fuerzas aéreas lo negó rotundamente. A cambio, se inventaron un proyecto que hicieron público, afirmando que seguramente serían meteoritos que habrían entrado en la órbita terrestre. En cuanto a bases de ovnis en la Tierra, se han detectado en el fondo del Atlántico, con ocasión de unas pruebas de la OTAN, en el año 1968. Cuando se intentaba atacar a un submarino soviético, se detectó una escuadrilla de ovnis que desapareció rápidamente. Los analistas dijeron que, durante bastante tiempo, allí había habido una base de ovnis. También se detectaron bases de ovnis frente a las costas argentinas, especialmente en el golfo de San Matías, según declaraciones de miembros del Ministerio Argentino de Marina. Una nueva base fue detectada, en la década de 1960, frente a Mozambique.
En 1962, analistas del Ministerio de Aire Portugués observaron que en las selvas mozambiqueñas se habían concentrado gran cantidad de ovnis. Rápidamente las fuerzas aéreas portuguesas hicieron batidas por la zona. Muchos pilotos murieron al pretender interceptar a los ovnis. Las fuerzas aéreas portuguesas contaron con la ayuda de Rodesia y de Sudáfrica, pues estos países habían detectado también la misma situación. Inmediatamente las fuerzas de la OTAN se pusieron en acción, por ser Portugal miembro de esa organización. En aquellos tiempos, las fuerzas armadas norteamericanas dieron una intensa batida por las junglas de Mozambique y otro tanto hicieron los soviéticos, por la misma causa, a lo largo de tres meses, puesto que ellos mantenían a los principales líderes del grupo revolucionario FRELIMO y les ofrecían asistencia teórica y práctica. El FRELIMO comenzó a atacar en un intento de capturar un ovni. Esta situación, que se prolongó durante más de cuatro meses, tuvo resultados negativos cuando todos los ovnis salieron de la jungla mozambiqueña y se perdieron en el espacio. Generalmente, las bases de ovnis tienen una duración limitada. Pero el comportamiento de los ovnis es generalmente pacífico. Parece que únicamente pretender estudiar el desarrollo de la raza humana, por lo que nunca provocan accidentes. Pero si son atacados se defienden. En 1960, el doctor Struve asombró al mundo científico al iniciar la creación de unos programas llamados Proyecto OZMA. En un informe dado a la Prensa afirmó que debía de haber, al menos, un millón de planetas habitados en nuestra galaxia y era probable, según él, que las más avanzadas civilizaciones tuviesen pruebas de la existencia de la Tierra. añadió que era importante que tratásemos de establecer comunicación con ellos, empezando por escuchar los posibles mensajes. En aquel tiempo, la mayor parte de los astrónomos y científicos evitaban discutir el asunto de la vida en otros mundos por miedo a caer en el ridículo. Pero la Prensa brindó una gran difusión al proyecto OZMA. En el año citado año el doctor Drake dijo que ese proyecto podría interceptar mensajes entre naves espaciales extraterrestres. Pero los responsables del mismo evitaban la discusión sobre los ovnis, ya que esto podría haberles ocasionado problema con la fuerza aérea.
A principios del año 1961, varios ovnis se concentraron en Tau Ceti, una estrella que es posible que tenga planetas. Tau Ceti es una estrella en la constelación Cetus similar al Sol en masa y tipo espectral. A poco menos de 12 años luz de distancia del sistema solar, es una estrella relativamente cercana. Nadie estaba preparado para afrontar lo que sucedió en menos de dos minutos. Se empezaron a oír señales que, indudablemente, formaban parte de un código inteligente. Aquello representaba un éxito asombroso, pues estaba claro que habían sintonizado con una civilización situada en un planeta de Tau Ceti. Al cabo de un corto espacio de tiempo las señales se desvanecieron, pero se mantuvo el asunto en secreto. Otro de los lugares donde también es posible la existencia de vida es en Epsilón Eridani, que es una estrella como nuestro Sol. Estos sistemas estelares que se encuentran a pocos años luz del nuestro, son los que en principio parecen contar con mayor apoyo por parte de todos los científicos y de los analistas militares. En cuanto a que el origen inteligente estuviera en nuestro sistema solar está momentáneamente descartado. Los servicios de información de las dos superpotencias guardan mucha información gráfica y detalles que permanecen secretos. Por ejemplo, en la base aérea de Langley, en Virginia, se dispone de restos de un ovni que estalló mientras era perseguido por unos interceptores. En la base de Offutt, en Omaha (Nebraska), donde se encuentra la sede del Comando Aéreo Estratégico, una red de defensa y de ataque nuclear, se encuentra la casi totalidad de todo el material gráfico que se guarda sobre los ovnis, así como restos de esas astronaves que explotaron. En casi todas las bases aéreas norteamericanas se guardan informes sobre ovnis. En 1965, en una base del Pacífico, en Saypan, en donde la CIA y la Marina de los Estados Unidos tienen una base secreta, se posó un ovni a las tres de la madrugada del mes de abril y permaneció así un cuarto de hora. En ese caso, los miembros de la CIA hicieron todo tipo de fotografías electrónicas por medio de los rayos X e infrarrojos, e incluso le atacaron, pero, al cabo de media hora, el ovni desapareció en el cielo. En la base de Fort Gulik, en el Canal de Panamá, que es donde se instruyen los boinas verdes, reciben periódicamente visitas de ovnis. En la base de Oackland, en San Antonio de Tejas, una base aérea de entrenamiento, en el año 1965, mientras estaban probando un avión supersónico de espionaje A-11, divisaron una escuadrilla de ovnis que iban siguiendo al aparato.
El radar de defensa de Groenlandia detectó en abril de 1967 una gran cantidad de ovnis. En un principio fueron tomados por aviones interceptores soviéticos y al intentar atacarlos, comprobaron que se trataba de ovnis, que se escaparon sin dificultad. En la base militar de submarinos de Arcángel, en la zona soviética, fueron detectados en 1963 dos ovnis. Cuando iban a ser interceptados por aviones antisubmarinos desaparecieron volando. En China, el Ministerio de Defensa detectó una gran cantidad de ovnis, mas se comprobó que, aún con el auxilio del radar, no pudo ser interceptado ninguno. Generalmente, cuando se afirma que una persona ha tenido un avistamiento de ovnis, lo avisan inmediatamente a las centrales respectivas y después se pasa el correspondiente aviso a Fort Holarbird, en Baltimore. Allí existe el mayor archivo de datos de los servicios secretos norteamericanos. Los agentes del CIC, que es el contraespionaje militar norteamericano, se encargarán de la información a partir de ese momento. En las bases de la OTAN tienen la misma función los servicios de información militar. Las fuerzas armadas se han visto siempre en la necesidad de investigar el fenómeno ovni, pero también de desprestigiarlo públicamente. Esa necesidad de investigar sobre los ovnis arranca desde la II Guerra Mundial , cuando los aliados estudiaban el fenómeno en relación con la posibilidad de que fueran armas secretas. Al acabar la II Guerra Mundial, con Europa destrozada, se planteó un problema vital como era la guerra fría y con ella la posibilidad de un conflicto bélico entre soviéticos y americanos estaba latente en cada momento. Y a todo esto nos encontramos en el año 1947 y fue ese año cuando se divisó el primer ovni. En un principio, los militares no pensaron en él como en una nave de otro mundo, sino como una hipotética arma secreta soviética. Y es que las fuerzas armadas no tenían más remedio que darle importancia, pues pensaban que podía estar en peligro la supervivencia de los Estados Unidos.
Aunque los ovnis siempre han sido discutidos y descubiertos por las fuerzas aéreas, tanto norteamericanas como soviéticas, como naves espaciales de otros mundos, es lógico también que el ejercito quiera desviar la atención del público sobre estos temas. Todos los países han movilizado una censura para que el tema no sea dado a conocer a escala mundial, puesto que existen pruebas en todos los gobiernos del mundo. El 11 de noviembre de 1967, los soviéticos anunciaron la creación de una comisión para estudiar todo lo referente a los ovnis, al mando del general Stolyerov, que contaría además con la presencia y la ayuda de más de dieciocho científicos rusos de gran prestigio y el apoyo de la fuerza aérea, con una red de doscientos centros observadores. Su finalidad era redactar un libro con los resultados obtenidos. Sin embargo, el que puede ser considerado como un gran proyecto fue el que se realizó a principios de la década de 1950 y que fue conocido como el informe Serov, por el general jefe de la KGB. Este proyecto tuvo fuentes de información en los datos facilitados por los servicios de información interior y en los miles de interrogatorios y la investigación de los lugares de los aterrizajes. Se consiguió conocer las conclusiones de este proyecto por la deserción de un coronel de la KGB que se marchó a Occidente en 1958: “El asunto ovni es real, no es una invención; nuestros servicios de información consideran que son naves de origen extraterrestre“. En China, un programa de investigación popular dirigido por miembros del comité central del partido comunista chino, tuvo la función de investigar el tema de los ovnis. Llegó a conclusiones parecidas a las obtenidas por las dos superpotencias. Entre la parte no pública de este proyecto, dirigido por el comité central del partido, figuraban intentos de intercepción de ovnis.
Paralelamente a los proyectos de las dos superpotencias, la OTAN creó una sede para una comisión militar sobre los ovnis, con sede en Bruselas y con un archivo de datos en la base de Thule, en Groenlandia, donde se almacenaba toda la información obtenida sobre ovnis. Los países miembros de la Alianza enviaron a la comisión militar, para su estudio, varios informes, entre los que destaca uno de las fuerzas aéreas griegas en relación con un suceso ocurrido en el año 1947. Unos extraños objetos que volaban sobre Grecia alarmaron al gobierno, puesto que, en aquellos tiempo, en ese país había una guerra civil. El gobierno griego tuvo serios temores por cuestión de la guerra civil, pero no por pensar que se trataba de una invasión de ovnis. Creyeron que se trataba de proyectiles soviéticos y el alto mando del ejército griego dio cuenta del hecho a los Estados Unidos, concretamente al departamento de Defensa, informándole ampliamente de los misteriosos objetos que se dedicaban a realizar maniobras inteligentes sobre su espacio aéreo. Poco después, los científicos norteamericanos de los servicios de información confirmaron que se trataba de platillos volantes. En 1970, en Italia, hubo una oleada de ovnis y el primer ministro italiano, Giulio Andreotti, a preguntas de los periodistas, respondió que iban a enviar todos los datos sobre ovnis a una comisión especial de la OTAN. Con todo lo dicho queda claro que, tanto los gobiernos, como las fuerzas armadas de casi todo el mundo, tienen información fidedigna y absoluta sobre el fenómeno ovni. Y todos comparten la idea de que la censura debe ser mantenida.
Una noche en que soplaba un viento muy fuerte, un interceptor F-94 estaba sobrevolando la estación de energía atómica de Hanford, en Washington. La ruta se hallaba a ocho mil metros de altura, cuando el radar captó un objeto no identificado que se aproximaba a gran velocidad. Mientras este objeto brillante, de color rojo, se abalanzaba sobre el reactor, el piloto que llevaba los controles dio un bandazo para evitar la colisión. El disco volador invirtió, con rapidez, su dirección regresando hacia el F-94, pero el piloto creyó que el ovni estaba atacando y se apresuro a disparar. En el último momento, el platillo volante saltó hacia un lado, una y otra vez, y se lanzó contra el reactor. Durante quince minutos, el ovni estuvo jugando con el interceptor, como el gato con el ratón, hasta que se perdió en el cielo. Otro caso ocurrió a las fuerzas aéreas holandesas en el 26 de enero de 1962, cuando apareció sobre el radar de defensa un objeto volante al Este de Holanda. Cumpliendo órdenes, el piloto dio un aviso al ovni para que bajara a tierra, y, como se puede suponer, no recibió respuesta alguna. Entonces se dispuso a atacar con su aparato, un reactor F-86 Sabre, armado con cuatro cañones de veinte milímetros y un cohete Sidewinden. Se acercó a toda velocidad al objeto volador no identificado, pero antes de que se aproximara lo suficiente para disparar, el ovni se alejó y salió de su campo de acción.
En la Unión Soviética, el 5 de marzo de 1968, en la zona de misiles nucleares cercana al lago Baikal, un objeto volador no identificado se dirigía a esa base de cohetes, donde estaban dispuestos para efectuar uno de los lanzamientos. En unos segundos fue dada la alarma a toda la base de defensa y, como consecuencia de ello, oleadas de MIG 23 se abalanzaron con todo tipo de armas hacia la zona. A su vez los defensores de la zona militar prepararon sus armas. Todos los presentes pudieron ver cómo el aparato descendía lentamente y tenía forma de disco, mientras que, por los bordes, brillaba una serie de luces de colores claros. Los soldados no pudieron decir luego si el platillo volante había ejercido alguna extraña influencia sobre ellos, pero lo cierto es que los reflejos de las luces que rodeaban al ovni les impedían ver ningún detalle. El ovni se acercó al silo más cercano y los grupos de combate se dirigieron a él. De repente, este objeto volador quedó flotando a una altura de unos doscientos metros. Los guardias empezaron a disparar sin importarles que el aparato quedara destruido, siguiendo las órdenes del ministerio soviético de Defensa. Los pilotos que se hallaban en sus reactores MIG 23 se acercaron a la zona y comenzaron a hacer fuego con sus armas contra el ovni, pero éste salió disparado hacia el cielo y se perdió en el espacio en breves momentos. Un par de aparatos MIG 23 le persiguieron sin conseguir alcanzarlo. Aunque, aparentemente, todos los casos de intercepción han sido completos fracasos, no todos pueden ser considerados como tales. Por ejemplo, en 1963, en unas maniobras de la armada norteamericana, que se realizaban en el Atlántico sur, un ovni se aproximo al buque central y se detuvo flotando en el aire, a unos seis mil kilómetros y medio por encima de él. El oficial que estaba al mando del barco envió un informe urgente al departamento de la armada mientras ordenaba el ataque. Fue lanzado un proyectil superficie aire que dio en el blanco y el ovni quedó completamente destruido. A continuación, los buzos estuvieron durante varios días intentando encontrar restos. Pero la búsqueda resultó infructuosa.
Ha habido ocasiones en que los aparatos de las fuerzas aéreas han desaparecido sin dejar rastro y otras en que los platillos volantes han obligado a los pilotos de los reactores a que saltaran en paracaídas. Esto puede ser considerado más como una advertencia que como una amenaza, ya que generalmente son pacíficos. Un caso muy famoso fue el que sucedió el 1 de julio de 1954. Un objeto volante desconocido fue seguido en el estado de Nueva York por el radar de la base de la fuerza aérea de Grifiss. Se hizo despegar un F-94 Starfire y el piloto subió derecho a su objetivo, guiado por su observador de radar. Cuando el objeto brillante, que tenía forma de huevo, se hizo visible, se acercó hacia él. De repente, una oleada de calor llenó la carlinga e hizo que el piloto obligara a saltar el techo de la misma. Vio cómo su copiloto saltaba en paracaídas, mientras que él, atontado como estaba por el calor, hizo lo propio. El aire frío y el tirón del paracaídas le despertaron y entonces vio, horrorizado, cómo el reactor caía en picado hacia el centro de un pueblo, llamado Wallesville, en el estado de Nueva York, atravesando un edificio y estallando en llamas. En su trayectoria vertiginosa la chatarra incendiaria chocó contra un coche y murieron cuatro personas en el accidente. Otros cinco vecinos de ese pueblo resultaron heridos. Una vez en tierra los dos pilotos fueron llevados a la base de Grifiss y allí les prohibieron las entrevistas. Cuando apareció en los periódicos la información de la caída, las fuerzas aéreas anunciaron que fue debida a un fallo en el motor. En los interrogatorios de la comisión técnica, el piloto del F-94 señaló qué, además del calor, había apreciado un efecto que hizo que su mente quedase en blanco. Los análisis médicos indicaron que había sido un intenso calor lo que le ocasionó el desmayo y, también, que su sensación de atontamiento provenía, seguramente, de ver cómo el reactor se estrellaba contra Wallesville.
Otro caso similar se produjo en Uruguay. Carlos Alejo Rodríguez, piloto e instructor de paracaidismo, manifestó que volaba cerca de la base de Carbelo, cuando un ovni, de unos diez metros de diámetro, se abalanzó sobre él. De pronto se detuvo y quedó flotando, lo que fue aprovechado por el piloto del reactor para acercarse al ovni. Entonces quedó atontado por una gran oleada de calor y cuando se alejó huyendo del platillo volante la temperatura volvió a ser normal. En abril de 1952, el secretario norteamericano de Marina, Dan Kimball, volaba rumbo a Hawai, cuando dos aparatos, en forma de huevo, se dirigieron a su avión, a una velocidad que, según cálculo de los pilotos, sería de 2.500 a 3.000 kilómetros por hora, y posteriormente desaparecieron. Cuando llegó a su destino, Kimball hizo que enviasen un informe para las fuerzas aéreas, puesto que eran los que llevaban toda la información referente a los ovnis. Los militares contestaron que aquello no era un ovni, pero Kimball no quedó satisfecho porqué él había visto con sus propios ojos el platillo volante. Trató de recoger informes de varios pilotos de la armada, en los que afirmaban que habían sido testigos de avistamientos de ovnis y otro tanto hizo en otros departamentos de la armada. Tras comprobar todos los documentos de que disponía, se enteró que las fuerzas aéreas habían insistido en quedarse con las copias de esos documentos, sin dejar que la armada hiciera informes preliminares. Lo que Kimball no sabía era que la información sobre ovnis se llevaba al más alto nivel y que pasaba por encima de las divisiones militares de la Marina, la fuerza aérea y el ejército de tierra. Este hombre, sin darse por vencido, ordenó a la oficina de investigación naval que llevase a cabo una investigación y además contaba con varias fotografías de objetos desconocidos. Pero antes de que prosperaran los deseos de ese político, el secretario de Marina fue destituido.
La importancia real que tienen los ovnis hizo que las grandes superpotencias crearan organismos supersecretos que tienen como misión recoger la máxima información sobre esas naves, obtenida a través de testigos de avistamientos fotografías o de otros modos. En la década de 1970 aumentaron mucho más los ovnis que surcaron los cielos. Los platillos volantes estaban ya controlados antes de entrar en nuestra atmósfera y la prueba de que no estamos tan indefensos la tenemos en que han sido destruidos o averiados algunos ovnis. Hoy en día es un secreto a voces que los ovnis existen. Dentro de los casos más extraños figuran los llamados sumergibles fantasmas. Hay un caso en que los servicios de defensa y los radares de la OTAN, instalados en Groenlandia, detectaron un objeto volante en forma de cigarro. Ese aparato se metió en el mar y una escuadrilla de aviones de lucha anti submarina despegó para interceptarlo. Lamentablemente para los interceptores no lograron su objetivo y no fue detectado hasta tiempo después, cuando aterrizó en las costas irlandesas. Cuando las fuerzas armadas descubrieron, por medio de la RAF, que estaba en territorio de la República del Irlanda se movilizaron inmediatamente para atacarle comandos especializados de la OTAN, estacionados en las bases más importantes del Reino Unido. Pero, al llegar, sólo pudieron observar gran cantidad de material que hizo explosión y no dejó ningún rastro, a no ser unos metales que no revelaron nada extraño en los análisis practicados. El supuesto submarino fantasma desapareció en el mar y fue imposible volverlo a detectar. Uno de los más importantes ocurrió en el fiordo de Sogne, en la última semana de noviembre de 1972. En ese mismo lugar, entre los días 14 al 28 de septiembre, se realizaron unas maniobras de la OTAN en las que participaron más de cincuenta mil hombres. Consistían en una preparación de defensa en la zona escandinava, con la colaboración de fuerzas de Noruega, Dinamarca, Estados Unidos y otros países, con sus unidades de marina, submarinos, tropas de desembarco, etc. En el curso de las maniobras fueron detectados objetos submarinos no identificados, pero al ser imposible tanto su localización como el intento de intercepción, el caso fue archivado en el departamento central de la Marina de la OTAN, situado en Norfolk, Virginia, y el hecho se olvidó enseguida.
Pero el 14 de noviembre de ese mismo año, los radares militares de defensa de la OTAN, situados en la estación secreta de Bergen, base que detecta el paso de cualquier aparato, detectó el paso por la zona de un submarino no identificado. Rápidamente se envió un informe a todos los centros de defensa de la OTAN en Noruega y a otras muchas estaciones. El objeto detectado parecía un submarino, pero tenía una forma extraña; y demostraba una capacidad de maniobra poco corriente en ese tipo de sumergible. Más tarde fue detectada su presencia en el fiordo de Sogne, antes citado, y allí se pudo apreciar que ese aparato se movía a gran velocidad dentro del fiordo, sin chocar contra ningún arrecife. El alto estado mayor, cuando tuvo constancia de la presencia de ese extraño objeto, dio orden de capturarlo. Las fuerzas noruegas de marina, que se ocuparon al principio de la investigación, a las órdenes del general Zeiner Bundersen, ordenaron por radio al sumergible que emergiera o, en caso contrario, dispararían. El misterioso objeto no hizo caso de las llamadas, mientras la radio, los sonares y los radares de defensa electrónica seguían detectando su presencia. El general Zeiner Bundersen ordenó a sus fuerzas navales que dispararan cargas de profundidad como aviso. Entre tanto, las fuerzas navales antisubmarinas de la OTAN y los aviones P-3B Orion, aparatos especializados en detección de submarinos, vigilaban el movimiento del sumergible, a la vez que disparaban bombas ligeras. Estos aviones, que tienen como misión localizar a todos los submarinos nucleares que salen de la base de submarinos nucleares soviéticos de Murmansk, están acostumbrados a detectarlos e interceptarlos. Por ello el oficial que estaba al mando y toda la tripulación estaban entusiasmados con la misión que les habían encomendado, ya que, por fin, podrían hacer realidad los intentos de ataque a un submarino, que ellos creían que era soviético. La tripulación de estos aviones, que se compone de siete hombres dotados con los más modernos aparatos electrónicos, detectó en seguida al submarino fantasma. Pero pronto se dieron cuenta de que se trataba de un modelo bastante extraño, en el que destacaba su asombrosa movilidad.
También se dieron cita en el fiordo cinco aviones especiales en la lucha antisubmarina, del tipo Grumman S-2 Tracker, armados con torpedos atómicos M – 46 guiados por radar. Mientras, las fuerzas navales intentaban detener el sumergible, atacándole con armas no atómicas, aunque suponían que si destruían lo que se creía era un submarino nuclear, quedaría contaminada de radiactividad la costa de Noruega. No obstante, el general Zeiner Bundersen recibió órdenes tajantes del alto mando: había que capturar este submarino, aunque fuera necesario destruirlo para ello. Al mismo tiempo el embajador soviético en Oslo era llamado urgentemente a la sede del ministerio de Asuntos Exteriores. Allí el titular del departamento le advirtió al embajador ruso que un submarino, que ellos tenían la seguridad que era soviético, había entrado en aguas jurisdiccionales noruegas y que, por tanto, sus fuerzas navales le habían pedido que se rindiera. El embajador soviético fue a su embajada para enviar un mensaje urgente al ministerio de Asuntos Exteriores soviético, en el que solicitaba instrucciones. En el comunicado de respuesta mostraban su extrema sorpresa por la acusación que se les hacía, alegando que no es costumbre de los soviéticos invadir los territorios nacionales de los países amigos, al propio tiempo que añadían que las fuerzas armadas soviéticas ofrecían su ayuda a los noruegos para identificar al citado sumergible. Los analistas de la OTAN llegaron a la conclusión de que en la zona no podía haber ningún sumergible soviético, puesto que todos los submarinos que habían salido de la base de Murmansk habían sido detectados por los servicios electrónicos de defensa y estaban todos bajo control. Había algo que no encajaba, pues los militares habían detectado un sumergible que había estado unos cinco días paseándose impunemente por los fiordos de Sogne y, aunque los fiordos son muy grandes, los aparatos de lucha antisubmarina de la OTAN estaban capacitados suficientemente para detectar al submarino sin ningún problema. Los analistas militares estaban de acuerdo en que en el fiordo de Sogne había un ovni de grandes dimensiones, pero ese aparato se les escapó a las fuerzas aéreas noruegas, sin que se explicaran cómo lo había conseguido.
A inicios del mes de noviembre de 1975 apareció algo extraño en el mar Báltico. Concretamente, dos submarinos de la escolta y una escuadrilla de aparatos MIG descubrió sobre la superficie del mar un extraño artefacto, de unos doscientos metros de largo por treinta de alto y con una anchura que no se pudo precisar. Las fuerzas armadas soviéticas pidieron al inusitado objeto que se identificara, sin tener respuesta. Entonces se ordenó que fuera detenido. Era la noche del 8 de noviembre de 1975 cuando las naves de superficie y los aviones recibieron órdenes de bombardear al extraño aparato. Después de haber disparado muchas veces y haber intentado su intercepción, el ovni se sumergió y se perdió de vista en el mar. Posteriormente, esa misma nave, al cabo de una semana, fue detectada cerca de la base de Lajes en las Azores y los informes de los servicios de inteligencia confirmaron que, efectivamente se trataba de la misma nave. Como es lógico, un país no va a reconocer ante los demás Estados que ha estado disparando contra los ovnis. Y además niegan la existencia de los platillos volantes, como ocurrió tanto en este caso como en el anterior. Otro caso famoso, dentro de los servicios de información militar, fue el que se produjo en las proximidades de las islas Canarias, en España, el 11 de diciembre de 1978. Empezó con una detección del sistema especial de defensa aérea de la OTAN. En la zona de defensa aérea especial norteamericana, los satélites detectaron un ovni del tipo submarino, bastante grande y que se movía a gran velocidad. Inmediatamente, en la base de Lajes, en las islas Azores, se movilizaron muchos aparatos interceptores anti submarinos. Cinco P-3B Orion, así como lanchas torpederas norteamericanas que se encontraban en la zona, atacaron al ovni en cuestión, pero esta vez el platillo volante no permaneció inactivo, sino todo lo contrario.
De pronto, el avión interceptor más cercano avisó por radio a los demás aparatos que tenía un calor asfixiante que no le permitía respirar y que los instrumentos de control se habían vuelto locos. De los siete hombres que formaban la tripulación del aparato, dos eran presas de un ataque de locura y el resto estaban desmayados. En el centro del radar, que estaba situado para esta operación en la base de Lajes, de donde despegaron estos aviones, cuando empezaron a notar una cierta incoherencia en sus actos, avisaron inmediatamente a las demás naves, quienes afirmaron que, sobre el avión afectado, se veía una especie de luz azul. Más tarde, las fotografías obtenidas revelaron una serie de bombardeos de rayos desconocidos. Fueron, sin duda, esos rayos los que hicieron que la tripulación perdiera el control y murieran las siete personas que formaban la tripulación al estrellarse el avión en la isla de Hierro. El avión, que al principio volaba a 1.500 metros de altura, cuando le atacaron con esos rayos extraños descendió rápidamente a 400 metros, pero sin hacer ningún intento de rastrear el Atlántico, como sería su verdadera misión, sino que bajó a 400 metros y empezó a realizar maniobras incoherentes hasta que terminó por estrellarse. En su hoja de vuelo tenía como origen y destino las islas Azores, pero la misión del aparato no fue comunicada a las fuerzas aéreas españolas, con lo que no pudieron evitar el accidente. El por qué se estrelló ese avión es algo que está todavía por aclarar incluso para las autoridades norteamericanas
Uno de los capítulos más extraños es el relacionado con los llamados hombres de negro. El público cree que se trata de extraterrestres cuya única misión es asustar a aquellas personas que han tenido avistamientos de ovnis para que no manifiesten lo que han visto al público en general. La leyenda de los hombres de negro se hizo pública por primera vez en septiembre de 1953, cuando llamaron a la puerta de Albert K. Bender, en Bridgeport, Conneticut. Hasta esa fecha Bender había publicado bastantes artículos en revistas especializadas de ovnis. Pero cuando se le presentaron tres hombres vestidos de negro cambió de opinión e hizo unas declaraciones bastante extrañas y ya nunca se refirió de los platillos volantes que, hasta aquel momento, le habían apasionado. Posteriormente, otros muchos caso se registraron siempre con personas que afirmaban haber visto un ovni. Los servicios de información no le dieron importancia a todo esto al principio, pero cambiaron de opinión cuando se enteraron de que esos sujetos se hacían pasar por agentes del gobierno. Al irse repitiendo las visitas de esos extraños personajes con cierta frecuencia, se inició una investigación para tratar de saber el alcance que podía tener.
El 15 de septiembre de 1971 se celebraba en Buyrakan, Armenia, un congreso internacional para el estudio de las civilizaciones extraterrestres. Las sesiones se desarrollaban rodeadas de las más estrictas medidas de seguridad, ejercidas por la policía soviética y también, discretamente, por los servicios secretos militares occidentales, con algunos espías inscritos como congresistas. Uno de esos días, en las inmediaciones de la ciudad, los radares militares percibieron claramente una escuadrilla de ovnis que se acercaba al núcleo urbano. Los dispositivos de seguridad de las fuerzas aéreas soviéticas se pusieron inmediatamente en funcionamiento. Se procedió al sistema consistente en evitar, por todos los medios, que esos aparatos se acercaran a la ciudad, para lo que e precisaba realizar un ataque desde varios puntos, pero dejando una vía libre de escape que pudiera ser utilizada por los platillos volantes para huir. Suponemos que las medidas adoptadas les traerían sin cuidado a los ovnis, pues ellos tienen la suficiente capacidad tecnológica para escapar sin problemas, esquivando a todos los bombarderos que se utilizaran para atacarles. Y prueba de ello es que, hasta ahora, las fuerzas aéreas que han intentado capturar un ovni solo han conseguido muchos fracasos y algún éxito parcial. Lo cierto es que la escuadrilla de ovnis escapó del cerco y en poco rato atravesaron el cielo soviético. Si los ovnis hubieran aparecido en la inmediaciones del congreso, los resultados del mismo hubieran sido muy distintos a los que fueron en realidad. Más tarde, desde mediados de 1971 hasta finales de 1973, los servicios de información militar detectaron muchísimas oleadas de ovnis, por lo que aumentaron considerablemente los intentos de intercepción. A finales del mes de septiembre de 1971, en América del Sur y más concretamente en Argentina y Chile, se sucedieron oleadas de ovnis, así como en muchos países de Europa Occidental. Esto preocupó seriamente a los estados mayores de los ejércitos, ya que, de continuar la proliferación de platillos volantes sería imposible negar su existencia.
El 23 de septiembre de 1971, un ovni de unos treinta metros de diámetro, de un color anaranjado, con apariencia sólida, se paseo tranquilamente por encima de todas las base militares de la República Alemana. Inmediatamente los Phantom americanos salieron para interceptarlo, pero el ovni se les escapó sin que pudieran lograr su objetivo. Hay que señalar que el ovni no intentó atacar a ninguno de los bombarderos y solo se limitó a huir. Cuando el ovni subió a gran altura, uno de los Phantom norteamericanos le siguió y cuando lo tuvo a tiro, disparó todos los cohetes que llevaba, sin que lograra alcanzar al platillo volante. A partir de ese momento, el ovni se puso a jugar con el piloto como el gato con el ratón, llegando así hasta las cercanías de Kontwing, en las proximidades de Zweibruecken. Allí el bombardero F-4 se abalanzó sobre el ovni en un intento desesperado de derribarlo, aun a costa de su vida. El platillo volante, al darse cuenta de la maniobra, lanzó oleadas de calor que hicieron que el avión se estrellase allí mismo. A continuación, el ovni se perdió en el espacio, siendo seguido de lejos por otros aviones interceptores que habían acudido, vanamente, en ayuda de su compañero. El año siguiente, 1972, los servicios de intercepción tuvieron mucho trabajo. En los primeros meses de ese año, se registraron varios ataques de ovnis contra aviones y viceversa. Una de las víctimas de uno de esos ataques, que ocurrió el 29 de enero de 1972, fue un DC-9, avión civil que hacia el recorrido Estocolmo – Belgrado y que se estrelló en Checoslovaquia, con el trágico balance de veintisiete muertos. Hay que aclarar que el ovni no ataco al avión civil, sino que, al parecer, el aparato sufrió un accidente. Los servicios de detección y de intercepción de las fuerzas aéreas checas habían descubierto en sus radares la presencia de un objeto volador no identificado e inmediatamente despegaron los interceptores para obligar a aterriza a ese avión.
En aquella época era muy corriente que apareciera en Checoslovaquia una especie de globos sonda que eran lanzados por los servicios secretos de la República Federal alemana e iban cargados de propaganda contra el régimen comunista checoslovaco y el de otros países comunistas. Esos aparatos habían sido los causantes de gran numero de accidentes entre los vuelos civiles checoslovacos y entre las líneas aéreas regulares que sobrevolaban el cielo de ese país. En la ocasión a la que nos estamos refiriendo, los radares confundieron al ovni con uno de los globos enviados por los servicios secretos alemanes, ya que, al principio, se elevaba a una altura y llevaba una velocidad que era característica de los llamados globos sonda. Y en aquella época casi todo globo sonda proveniente de Alemania era, sin lugar a dudas, una provocación del servicio secreto alemán. Y, por eso, los reactores que tenían como misión destruir ese cargamento subversivo, se asombraron al ver a un objeto de esas característica. El tipo de ovnis que se presentaba ante sus ojos no era el convencional que se estudia en las academias de las fuerzas aéreas, sino que, más bien, tenía la extraña forma de un boomerang, lo que extrañó muchísimo a los pilotos que consultaron con su base sobre la forma de actuar. A su vez el alto mando ordenó, de forma tajante, que ese objeto tenía que ser destruido. El ovni se movía muy despacio, vigilando de cerca a los reactores que estaban en las inmediaciones. Uno de los pilotos disparó sus armas contra el ovni, pero no le pudo hacer absolutamente nada. Fue en ese momento cuando llegó la orden del alto mando de que había que destruirlo y de las bases aéreas cercanas salieron grandes grupos de reactores interceptores para ayudar a los primeros bombarderos en su misión. En un principio los disparos fueron todos nulos, ya que había una especia de cortina de energía que hacia que los reactores no pudieran dañarle. Pero en un segundo intento un piloto vio perfectamente cómo estallaba uno de sus cohetes en uno de los extremos del ovni. Entonces el objeto volador no identificado empezó a volar sin ningún control, aumentando peligrosamente la velocidad, con lo que se convirtió en un enorme proyectil que podía ser causante de una catástrofe.
Entonces el ovni chocó con el vuelo civil de un DC-9. El avión estaba volando a diez mil metros de altura y al estrellarse se registraron veintisiete personas muertas. Casi por milagro, una azafata logró sobrevivir. La azafata, llamada Vesna Vulovic, resultó con varias fracturas graves, pero logró recuperarse después de sufrir algunas intervenciones quirúrgicas. Cayó en la zona de Ceska Kamenice, en donde había mucha nieve y ello fue, tal vez, lo que la salvo de una muerte cierta. Los servicios de información tenían que dar una explicación a los periodistas y con ese fin se formó una comisión militar checoslovaca para estudiar el accidente y averiguar las causas que lo habían provocado. La información fue dada a conocer a través del periódico checoslovaco Borba, donde se indicaba que el accidente se había producido a causa del sabotaje de un grupo de terroristas. Estos fueron, poco más o menos, los datos que ofrecieron a la opinión pública los miembros de la comisión de estudio. Pero esta era la primera vez que un avión civil era destruido a causa de los intentos de intercepción de un ovni por parte de las fuerzas aéreas militares. Pero no iban a ser esas las únicas víctimas que se iban a producir en otros casos parecidos. Hubo otros intentos de intercepción de ovnis que ocasionaron víctimas civiles. El mes de febrero de 1972 se produjo en China un suceso muy extraño que es recordado todavía en la historia del espionaje. Ocurrió en la frontera de China con Laos y fue protagonizado por un avión de la CIA. Este avión llevaba un cargamento de armas pesadas para las tropas anticomunistas que estaban luchando en el Sudeste asiático. Mientras volaba a baja altura, un grupo de ovnis estaba vigilando las maniobras de un destacamento de guerrilleros comunistas. Entonces se apresuraron a preparar misiles para destruir a uno de los ovnis. Los ovnis no querían estar en el punto de mira de ningún arma de ese tipo, por lo que continuaron su marcha perseguidos por el avión de Air América. Los ovnis se acercaron a la frontera china, en que eran esperados por los reactores de ese país, que ya habían detectado su presencia por medio del radar. Los ovnis obligaron al avión de la CIA a que entrara en el espacio aéreo chino y ellos se elevaron a la increíble velocidad de veinte mil kilómetros por hora. En aquel momento los reactores chinos derribaron al avión de la CIA.
El 2 de febrero de 1972, en Phon Penh, capital de Camboya, se vio en el teletipo de todas las bases militares la noticia de que una escuadrilla de pequeños ovnis habían intentado atacar una base del ejercito camboyano. En la batalla que siguió al intento de destruir a estos ovnis, de apenas cuatro metros por dos metros de altura, las tropas camboyanas tuvieron dos muertos y más de noventa heridos. Ninguno de esos ovnis fue averiado y, sin embargo, la batalla duró más de dos horas. Muchos de los disparos que hicieron los soldados se entrecruzaron quedando destruido todo el campamento. Al llegar la noticia a la central del servicio de información militar de Camboya y al ser estudiado por los analistas militares norteamericanos y por los agentes de la CIA, se llegó a la conclusión de que esas noticias no podían hacerse publicas bajo ningún concepto. Un hecho que hizo que los militares llevaran a cabo una gran actividad se desarrolló frente a las costas de Guinea. Al parecer cayó al mar, en las portuguesas islas Azores, un ovni averiado por la intercepción de las fuerzas norteamericanas. Una escuadrilla de ovnis había pasado días antes por esas islas y los reactores norteamericanos habían intentado interceptar a algunos de ellos sin conseguirlo. Por las noticias que daban los servicios soviéticos de inteligencia, éstos habían captado, por medio de sus satélites, el lugar exacto de caída de uno de esos ovnis. También habían colaborado para conocer ese interesante dato los servicios de inteligencia de los rusos en las islas Azores, cuya red de espionaje está formada en su mayor parte por miembros del partido comunista portugués. Dieron aviso a la central de Moscú de que los americanos habían logrado averiar un ovni, pero sin facilitar ningún dato más. Entonces los aviones supersónicos soviéticos de espionaje detectaron, frente a las costas de Guinea, un ovni que podía ser el que estaban buscando. En el ministerio de Defensa de Moscú decidieron que la flota soviética del Atlántico enviase una patrulla naval para investigar el hecho. Diplomáticamente eso se enmarcó como una maniobra militar para apoyas al gobierno guineano, presidido por Sekou Turé.
La flota soviética que apareció en las inmediaciones estaba compuesta por un destructor, tres fragatas, una lancha de desembarco, un barco de avituallamiento, dos submarinos convencionales de las fuerzas aeronavales y un portaaviones que estaba situado a prudente distancia de aquel lugar. A pesar de que tenían unos medios técnicos increíbles, sólo lograron detectar un ovni que, efectivamente, daba la impresión de estar averiado, por lo que se avisó a un remolcador. Mientras tanto todas las fuerzas navales del Atlántico se aproximaban a la zona, así como barcos norteamericanos y aviones espías de la misma nacionalidad. Pero al cabo de unos minutos los rusos detectaron una escuadrilla de ovnis que se dirigían a aquel lugar. Las fuerzas aéreas y navales de la Unión Soviética atacaron a los ovnis, en número de seis, que se sumergieron en el agua y se aproximaron al que estaba allí a causa de la avería. Al cabo de diez minutos salieron siete ovnis rumbo al espacio y se perdieron de vista con rapidez. Poco después de este hecho, los rusos hicieron pruebas nucleares subterráneas en Semipalatinsk, en Siberia y, como casi siempre suele ocurrir, un ovni se posó unos segundos después de que el hongo atómico desapareciera. Después de que fueron reveladas las fotografías hechas por los satélites y por los aviones de reconocimiento, se apreció cómo un ovni había descendido por el agujero que había abierto la bomba y se había posado tranquilamente por esa zona. No se hizo en ese momento ningún intento de intercepción, ya que, en caso contrario, se anularían todas las experiencias que estaban haciendo los soviéticos en materia de control de radiactividad. El ovni en cuestión estuvo en ese hueco producido por la prueba nuclear subterránea exactamente dos horas y media y después se perdió en el espacio. Es conocida la predilección de los ovnis por vigilar tanto las bases militares como las bases secretas y, sobre todo, las maniobras bélicas. Y ello hace que siempre que se realizan maniobras estén preparados aparatos interceptores en previsión de que algún platillo volante les pueda atacar, así como con el objetivo de poder capturarlo y conocer así los valiosos datos técnicos que pueda aportar.
En unas maniobras militares que realizaron las fuerzas armadas del Pacto de Varsovia en la República Democrática alemana, el 23 de febrero de 1972, fueron divisados varios ovnis. Mandaba las tropas el general soviético Semyon Kurtkotkin, que dirigía las distintas fases de las maniobras que eran completamente secretas. Como decimos, fue divisada una escuadrilla de ovnis que tenían unos doce metros de diámetro y realizaban maniobras inteligentes. Desaparecieron un poco antes de la llegada de los interceptores. A esas maniobras asistían informadores del periódico alemán Neues Deutschland, que observaron lo ocurrido, pero se les obligó a que guardaran silencio. El 8 de febrero de 1972, unos días antes del hecho reseñado, los aviones interceptores franceses lograron un gran éxito al destruir un ovni, el cual estalló, provocando una nube de partículas rojizas que cayó en el centro de Francia, sobre la ciudad de Limoges. A finales del mes de octubre del mismo año, en Teherán un avión de las fuerzas aéreas iraníes quiso destruir un ovni que había sido detectado por los radares de la CIA, que estaban cerca de la frontera con la Unión Soviética. Avistaron un ovni que hacía maniobras evasivas ante los reactores soviéticos, hasta que, al cabo de quince minutos, entró en territorio iraní, momento en que los rusos abandonaron la persecución. En ese momento la continuaron las fuerzas aéreas iraníes, en las que, en aquella época, tenía mucha influencia la CIA. En seguida los aviones interceptores iraníes se dieron cuenta de que no había posibilidad de destruirlo. Únicamente un piloto con idea de apuntarse un gran triunfo se acercó bastante al platillo volante, arriesgando su propia vida. Entonces sintió una gran oleada de calor, que le hizo perder el conocimiento y provocando que el avión cayera sobre una fábrica de telares, en la que estaban trabajando más de cien hombres, que perecieron en el incendio que se produjo a continuación.
En aquella época, en 1972, en el gobierno de la República Federal Alemana se estaba discutiendo un informe confidencial del servicio de información militar, en que se registraba los intentos de intercepción de ovnis de los tres últimos años. En ese informe se confirmaba que en los tres últimos años, más de ciento cincuenta Starsfighters F-104 habían sido destruidos en los intentos de intercepción contra los ovnis. Pero en los años siguientes iban a ser muy famosas las reuniones de alto nivel que se celebraban con motivo del tema de los ovnis. Esta segunda época, a los comienzos de 1973, empezó con un avistamiento de varias escuadrillas que se pasearon tranquilamente por Papeete, en la zona de Mururoa, en el Pacífico, ya que era allí donde las fuerzas armadas francesas iban a probar sus bombas nucleares. Pero la gran noticia de 1973 se centró en Varsovia, en donde se celebró una conferencia de alto nivel de los ministerios de Defensa del Pacto de Varsovia. En esa reunión se pasó revista a todos los problemas de la organización, las relaciones económicas de los partidos comunistas de esos países y se hizo un completo análisis de la situación de los países miembros de la OTAN, así como las zonas conflictivas mundiales que podían perjudicar a los países comunistas. Se subrayó la preponderancia mundial que estaba adquiriendo China en materia de bombas nucleares y de desarrollo del armamento en general. El tema principal lo puso sobre la mesa el ministro de Defensa soviético, que iba acompañado del director del comité para la seguridad del Estado y de altos cargos de su ministerio. Recomendaba ese ministro una centralización más intensa de todas las fuerzas aéreas de los países miembros del Pacto de Varsovia para intentar capturar un ovni, así como intensificar los servicios de espionaje en esa dirección. Los rusos sugerían una central para las fuerzas armadas del Pacto de Varsovia en la que convergían todas las informaciones sobre intentos de intercepción de los reactores, datos recopilados en los países miembros de la OTAN, información sobre otros países y valoración propia. Preconizaban centros únicos de información que tendrían todos los datos disponibles al alcance de las fuerzas aéreas de los países del Pacto de Varsovia. Esa central también tendría como misión el estudio del desarrollo del armamento capaz de inutilizar a los ovnis y formación conjunta de agentes y pilotos para crear una fuerza aérea interceptora conjunta. Otra sección de esa central se encargaría de investigar la veracidad de las informaciones provenientes de las sociedades privadas occidentales.
Se admitió en esa organización a todos los países que estuvieran bajo la dirección política de las fuerzas armadas unificadas del Pacto de Varsovia. Y en virtud del acuerdo entraron a formar parte del comité de investigación de ovnis países como la República Popular de Cuba, Mongolia Exterior y otros que, poco a poco, iban formándose, como consecuencia de la corriente descolonizadora. Tenían que estar, por supuesto, dentro de la órbita política de Moscú, como fueron más tarde la ex colonias portuguesas de Mozambique, Angola y también Vietnam. Todos estos países se comprometían a que fueran actualizados conjuntamente sus archivos de ovnis, así como los medios de información, investigación y destrucción de platillos volantes. Tenía que estar todo previsto para que los aviones reactores de un país pudieran aproximarse, en breve tiempo, a la frontera de cualquiera de los otros países para atacar a los ovnis. También se preveía la creación de escuelas de formación única en la central de las fuerzas armadas unificadas del Pacto de Varsovia.Este tratado, que fue aprobado por los altos estados mayores de las naciones que propusieron la idea de su creación, también lo fue por todos los partidos comunistas de los países interesados. Esta información fue conseguida por la CIA gracias a un funcionario cubano que se pasó a Occidente y reveló cuanto antecede. Más tarde no llegó a dar a los soviéticos los frutos esperados, pero lo cierto es que ellos han estado más cerca que los norteamericanos de capturar un ovni.
El 30 de junio de 1973 el avión supersónico Concorde fotografió algo que dejó helados a todos los analistas militares encargados de la censura. Ello sucedió mientras llevaba un equipo de científicos a bordo y sobrevolaba el cielo africano, a diecisiete mil metros de altura, para estudiar un eclipse de Sol. En una fotografía se veía un ovni que aparecía entre las nubes, mientras los científicos hacían fotografías del eclipse solar. Esa instantánea fue vista, incluso, en televisión y no fue rebatida por casi nadie. Según cálculos de los propios científicos que viajaban en el Concorde y de los expertos más prestigiosos del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, el ovni tendría unos doscientos metros de diámetro. Un científico llamado Serge Koutchmy y el funcionario del Centro de Investigación Científica, Claude Poher, reconocieron que era un ovni. Cuando los periodistas interrogaron al piloto del Concorde, André Turcat, que conocía la postura de las autoridades militares en relación con los ovnis, señaló que ese objeto podía ser perfectamente un meteorito. En esa misma época fueron observados muchos ovnis en el Pacífico, concretamente en el Polígono de las Kwajalein, que están bajo la administración de los Estados Unidos. En esa zona, como en el atolón de Bikini y en las islas de Eniwetok, los norteamericanos han realizado pruebas con armas nucleares. En las islas de Kwajalein se prueban misiles balísticos intercontinentales. En septiembre de 1973 se realizaron allí unas pruebas secretas de lanzamiento de misiles desarmados, que fueron seguidos por escuadrillas de ovnis. Los misiles interceptores que fueron lanzados contra los platillos volantes no tuvieron éxito y se confirmó, una vez más, que ese tipo de armas no es efectiva contra ovnis. todo parece indicar que esto ovnis estaban investigando los avances humanos en materia de cohetes.
A comienzos de 1974 los ovnis demostraron un creciente interés por la zona de Irlanda del Norte, a juzgar por las escuadrillas de platillos volantes que aparecían en el espacio, sin que los interceptores de las Fuerzas Aéreas británicas (RAF) pudieran hacer nada para evitarlo. En esas mismas fechas, a causa de los ovnis, tuvo que ser suspendida una reunión conjunta de la OTAN con los miembros del Pacto de Varsovia, en Viena. En febrero de 1974, los reactores de las fuerzas armadas unificadas del Pacto de Varsovia entraron en territorio de la República Federal Alemana, cuando estaban persiguiendo a un ovni. El platillo volante fue atacado más tarde por la aviación norteamericana, pero sin éxito. El asunto de los ovnis igual sirve para el espionaje, la guerra psicológica, el avance del armamento e, incluso, para suspender reuniones diplomáticas. El 17 de septiembre de 1977 y el 17 de marzo del 1978 se realizaron dos pruebas nucleares chinas en la atmósfera, en una zona desértica situada al noroeste del país. En ambas ocasiones escuadrillas de ovnis vigilaron el terreno dónde se iban a llevar a cabo esas pruebas con bombas de hidrógeno. En la segunda de ellas los ovnis permanecieron a una distancia en que no hubiera podido sobrevivir ninguna nave terrestre a causa de la onda expansiva. Estos ovnis, segundos después de producirse la explosión, investigaron el terreno sobre el que se había producido la prueba, permaneciendo bastantes minutos sobre la zona en la que había tenido lugar la explosión. Es habitual la vigilancia de extraterrestres en relación a las actividades bélicas de los seres humanos.
Analistas militares soviéticos tuvieron un gran susto mientras estaban realizando unas pruebas militares de entrenamiento en Minsk. Participaban tropas de la región militar de Bielorrusia Los agregados militares, tanto los de la República Federal Alemana como Francia, Inglaterra y Estados Unidos, llevaban máquinas fotográficas. Ahora bien, los miembros del GRU soviético estaban continuamente cerca de ellos, con la excusa de protegerlos. Ocurrió entonces algo sorprendente. De repente cinco ovnis en formación de triángulo se abalanzó sobre un destacamento de soldados y provocaron el pánico. Se hicieron disparos sobre los platillos volantes y fue muy grande el desconcierto entre los militares soviéticos y sus invitados. Unos pocos agregados de Prensa que estaban allí presentes fueron expulsados sin dar explicaciones y otro tanto ocurrió con los militares de otros países. Además les requisaron las máquina fotográficas. Por su parte, las fuerzas aéreas rusas intentaron, en vano, interceptar a los ovnis que, al cabo de quince minutos, se perdieron en el espacio. Después de este gran susto nadie dio ningún detalle, ni se volvió a comentar nada. El hecho, que fue guardado discretamente en secreto por todos los agregados militares de los países allí presentes, nos da una idea de la forma de pensar de todos los militares sobre el tema de los ovnis. El 30 de octubre de 1978 el vice primer ministro de la República Popular de Corea del Norte y ministro de Defensa se reunió con su colega chino para ultimar detalles sobre el montaje de una operación lo en las zonas fronterizas con la República de Corea del Sur, zona en la que se producían a menudo avistamientos de ovnis. En 1979 tuvieron lugar dos reuniones de alto nivel, tanto por parte de las fuerzas del Pacto de Varsovia como de la OTAN para el estudio del fenómeno ovni. El hecho de que los militares estén muy interesados por los ovnis se explica porque, detrás del fenómeno podríamos encontrarnos con multitud de incógnitas. El término de objeto volante no identificado puede encerrar muchas
Pero el tema ovni no fue exclusivo del siglo XX. Como ejemplo citamos que, de acuerdo con el canal de televisión CTV, la compañía Porter Airlines informó de que el peligroso incidente aéreo se produjo el 14 de noviembre de 2016, cuando un avión de esta aerolínea estaba cubriendo la ruta entre Ottawa y Toronto. A unos 55 kilómetros de su destino final y a una altura de 2.700 metros, los pilotos del avión avistaron en el cielo un extraño objeto que estaba aproximándose hacia ellos. “Los pilotos se dieron cuenta de que el objeto estaba muy cerca de su ruta y por lo tanto emprendieron medidas para evitar la colisión”, comunicó la empresa. La maniobra solo produjo heridas en dos de las azafatas. Según los pilotos, el objeto desconocido se parecía mucho a un globo, aunque posteriormente declararon que podría tratarse de un vehículo no tripulado. En la actualidad están ocurriendo una serie de hechos que podrían tener unas claras connotaciones con la experiencia vivida en su tiempo por personajes como Noé, Abraham o Moisés. Pero ahora el colectivo extraterrestre podría estar operando tal vez con distinta metodología, aunque el fin a perseguir fuera el mismo. Durante cierto tiempo, en estos últimos años y a diversos niveles, se han llevado en Estados Unidos investigaciones serias sobre extrañas manipulaciones, robos y mutilaciones de animales después de la visualización de ovnis en la zona. Todo esto, nos podría llevar a una pregunta: ¿No se estará repitiendo lo del Arca de Noé?. Sería posible que las civilizaciones extraterrenas que nos visitan estuviesen aislando, protegiendo y transportando especies animales, plantas e incluso hombres a otros planetas o a naves nodriza. Probablemente ante el riesgo de una nueva gran catástrofe mundial, en la que las posibilidades de supervivencia de cualquier ser vivo sobre este planeta fuesen mínimas. Revisando la casuística y la fenomenología de sus intervenciones, se podría decir que, probablemente, los adelantos biológicos aplicados por estos extraterrestres en sus laboratorios intentarían preservar dichas especies guardando muestras de ADN. Pero esto es solo una elucubración.
Fuente: Old Civilizations
Ya les respondo de entrada que creo firmemente que no estamos solos en el cosmos. Y creemos que en los mitos e historia de nuestro propio planeta tenemos las evidencias de ello. La lista de exoplanetas confirmados potencialmente habitables incluye a los 35 exoplanetas con mayor Índice de Similitud con la Tierra. Estos datos se basan fundamentalmente en las observaciones del Telescopio Espacial Kepler y únicamente ofrecen información de los planetas cuya existencia ha podido ser confirmada. Para estimar el «Índice de Similitud con la Tierra» de un cuerpo planetario, se necesita conocer su radio, densidad, velocidad de escape y temperatura superficial. Estos parámetros se suelen calcular sobre la base de una o más variables conocidas. Por ejemplo, para obtener la temperatura en superficie se consideran la irradiación, calentamiento por marea, albedo, insolación y calentamiento por efecto invernadero del planeta. Otra evidencia es que el planeta Tierra está siendo visitado por extraterrestres desde la más remota antigüedad, como podemos verificar a través de numerosas tradiciones y mitos, además de evidencias pictográficas. Así mismo, hay ciertas evidencias que indican que seres extraterrestres se estacionan en bases terrestres cuya ubicación es desconocida. Sobre todo hay pruebas de que numerosas naves aéreas han descendido a las profundidades de distintos mares y océanos, se les ha localizado cuando entraban o salían, a veces por otro mar distinto al que accedieron. Esto plantea una pregunta: ¿Se comunican nuestros océanos en lo más profundo de sus abismos? Las fosas oceánicas son estrechas y profundas trincheras que suelen encontrarse adosadas a los bordes continentales o junto a arcos de islas volcánicas, especialmente en el Pacífico. La temperatura del agua en las fosas oceánicas suele ser muy baja, normalmente entre los 0 º y 2 °C. De momento, la fosa oceánica más profunda es la fosa de las Marianas con 11.033 metros de profundidad. Aunque no lo parezca, en las fosas oceánicas existe vida marina, como por ejemplo los moluscos. En el Pacífico occidental se encuentra el mayor número de fosas y las más profundas, con seis fosas que superan los 10.000 m de profundidad. Durante años sorprendió que las zonas más profundas del océano no se hallasen en su centro, sino junto a las costas de islas volcánicas y continentes. El fenómeno es perfectamente comprensible a la luz de la teoría de la tectónica de placas.
Decenas de barcos, centenares de estatuillas de dioses y cientos de monedas y pequeños objetos. Ese es parte del inventario catalogado por el equipo del arqueólogo submarino Franck Goddio en los trece años de trabajos. El tiempo transcurrido desde que este investigador francés encontró la ciudad sumergida en la bahía de Abukir, al norte del delta del Nilo.
En concreto, el yacimiento se encuentra a 6,5 kilómetros de la costa actual. Según los expertos, Thonis se levantó en el siglo VIII a. C. y pronto se convirtió en un enclave económico gracias a su estratégica localización que la convertían en el punto de partida de las rutas comerciales marítimas con Egipto. Esa importancia ha sido avalada por el hallazgo -de momento- de 64 navíos, algunos de los cuales se conservan en muy buen estado. Los barcos datan de entre los siglos VIII a. C. y II a. C. Una de las sorpresas del equipo de arqueólogos fue descubrir que parte de estas embarcaciones habían sido hundidas intencionadamente. Quizás para bloquear el puerto e impedir el paso de navíos enemigos. Una táctica defensiva bastante habitual.
Pero los barcos son solo una parte del monumental yacimiento. Las 700 anclas milenarias encontradas dan una idea de la trascendencia de Thonis en el mundo egipcio. Una ciudad que floreció impulsada por el comercio como demuestran las estatuas halladas, algunas de hasta cinco metros de alturas. También se han catalogado más de 300 estatuillas y amuletos del periodo tardío y helenístico que representan a dioses como Osiris, Isis y Horus.
Según los investigadores todo eso es solo un aperitivo de lo que la sumergida Thonis esconde. “Sería necesario bajar cada día durante 200 años para poder estudiar todos los objetos del yacimiento”, ha explicado Goddio en más de una ocasión. Quizás exagera. Pero teniendo en cuenta la inmensidad y grandiosidad de la civilización egipcia, todo es posible.Thonis.fVean imágenes de los restos arqueológicos sumergidos en el mar Mediterráneo pertenecientes a esta civilñización enigmática y milenaria.
Fuente: Sabiens
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Los ovnis siempre han despertado la curiosidad, ya que parece
responder a la pregunta de si estamos solos en el Universo. A lo largo
del siglo XX, sobre todo en su segunda mitad, muchos afirman haber visto
naves extraterrestres que se paseaban por los cielos de nuestro mundo.
Los gobiernos de todo el mundo confirman el origen no terrestre de los
ovnis, pero se crean organismos para ridiculizar todo lo relacionado con
el tema. Según los dirigentes de los Estados, el reconocimiento de la
existencia de seres más inteligentes o tecnológicos que nosotros haría
que cundiese el pánico. Los centros mundiales de poder comienzan a
preocuparse por el desarrollo de la investigación privada sobre el
fenómeno ovni, pues ellos tienen planes bien distintos al respecto. Se
crearon servicios secretos cuya misión era realizar tareas de represión
para defender el secreto que envuelve el misterioso asunto de los ovnis.
El asunto ovni aparece por primera vez el 24 de junio de 1947,
curiosamente al finalizar la II Guerra Mundial y después de las
explosiones nucleares en Hiroshima y Nagasaki. En esta fecha un
comerciante viajaba en su avioneta particular, cuando a una altura de
2.800 metros vio unas luces al norte del monte Rainier, la montaña más
alta del estado de Washington y la cordillera de las Cascadas, que se
movían a una velocidad de unos dos mil kilómetros por hora. Al
explicarlo en el aeropuerto, dijo que tenían la forma de platos
invertidos y les dio el nombre de platillos volantes. Al principio no
pensó, ni por un momento, en que se tratara de naves de otro mundo ni
cosa parecida. El sabía que este año los Estados unidos se encontraban
en plena guerra fría y que la amenaza de una guerra con los soviéticos
era cada día mayor. Por ello, pensó en que eran naves soviéticas o,
incluso, pruebas secretas de la aviación de su país. Le extrañó que
estos aparatos no tuvieran ni alas, ni timones, ni motores. A simple
vista eran completamente distintos a todos los vehículos que él había
conocido. Calculó que los extraños artefactos se hallaban a unos
cuarenta kilómetros de su avioneta y se dio cuenta de que las
dimensiones eran mayores que las de cualquier otro aparato conocido
hasta entonces.Este piloto, llamado Kenneth Arnold, intentó seguirlos con su avioneta hasta que los extraños discos pusieron rumbo al Canadá y desaparecieron rápidamente. La acogida que dispensó el público a este relato fue bastante fría y los comentarios de prensa se escribieron en tono burlesco, calificándolo de alucinación. Cuando este piloto informó al mundo de su visión, los teletipos de los servicios de información del Pentágono avisaron rápidamente a todas sus bases militares y, especialmente, a las cercanas al punto de avistamiento para que negasen que, en la zona, hubiera habido otro aparato que no fuera la avioneta. Se trataba por todos los medios de que no se enterase el público de qué eran aquellos aparatos, cuando la verdad es que los servicios de información militar, tanto soviéticos como norteamericanos, tenían perfecta información sobre los ovnis, pues, ya en la segunda guerra mundial, tanto las fuerzas aéreas de una zona como de otra, tuvieron noticia de que sus aviones militares habían sido seguidos por escuadrillas de objetos volantes no identificados, que maravillaron a todos los pilotos. Estos que, en un principio, pensaron se trataba de armas secretas enemigas, pronto se acostumbraron a ellas y no les dieron ninguna importancia. Paralelamente, cada fuerza aérea seguía una investigación del fenómeno. Goering, jefe de las fuerzas aéreas alemanas, pidió a la Abwehr, organización de inteligencia militar alemana, que obtuviese toda la información referente a este asunto de las fuerzas aéreas enemigas. La Abwehr, que era el servicio secreto de la Alemania nazi, trabajó con cuidado y muy pronto pudo informar al alto mando alemán que los ovnis existían, pero que no tenían relación con los aliados. Se inició entonces un competición entre los agentes de todos los servicios secretos de los países que estaban en guerra, tratando de averiguar los datos de que disponía el enemigo sobre aquel tema. Existía, por ejemplo, un proyecto del Servicio de Operaciones Especiales británico, que colaboraba con todos los movimientos de resistencia de los países ocupados por Alemania. Por ello planificaron la captación de Reinhart Ghelen, responsable de la sección de información en la zona soviética así como de la sección de ovnis en Alemania.
Reinhard Gehlen, militar alemán, llegó al cargo de mayor general en la Wehrmacht alemana durante la Segunda Guerra Mundial, con el puesto de jefe de contra-inteligencia en el Frente Oriental. Fue reclutado por Estados Unidos mediante la Operación Paperclip para usar su red de espías contra la Unión Soviética. Manejó el aparato de inteligencia germano-occidental hasta 1968, y es considerado uno de los espías más importantes de la Guerra Fría. Organizó la Organisation Gehlen, núcleo de la operación secreta Gladio de la OTAN. También fue el primer presidente del Bundesnachrichtendienst (BND), el servicio secreto creado por la Alemania Occidental. Se supone que fue fundamental en la organización de ODESSA, red de colaboración secreta desarrollada por grupos nazis para ayudar a escapar a miembros de la SS desde Alemania a otros países donde estuviesen a salvo, particularmente a Latinoamérica. Reinhard Gehlen fue interrogado en el cuartel general norteamericano por los miembros del OSS, que era el servicio secreto americano durante la segunda guerra mundial. En los interrogatorios se interesaron acerca de las averiguaciones de los alemanes sobre el asunto de los ovnis. La consigna que se impuso entre todos los aliados fue la de retirar estos documentos del alcance del público, según un acuerdo en una reunión secreta celebrada en Moscú, a primeros de 1945, entre los responsables de diversos servicios secretos. Se acordó que las informaciones que estuvieran tanto en los archivos de la Gestapo como en los de la Abwehr, se guardaran en secreto. Todos los militares alemanes que estuvieran encargados de estas investigaciones serían recuperados para los servicios secretos de los países aliados. En el caso de Ghelen se le nombró para el mando de la dirección Federal de Información (BND), por su experiencia anterior en la dirección del servicio secreto alemán y por ser el responsable de la sección de información en la zona soviética. Como consecuencia de la censura impuesta en la aludida reunión de 1945, celebrada en Lubianka, cerca de Moscú, en la central del NKVD, organización anterior a la KGB, se dispuso que todos los documentos secretos alemanes pudieran ser investigados por los historiadores, excepto lo que hicieran referencia a los ovnis. Por eso, hoy en día, cualquier investigador puede encontrar la documentación deseada sobre las mayores barbaridades cometidas por la Gestapo, pero ni un informe sobre los ovnis.
Charles Hoy Fort (1874 – 1932) fue un investigador estadounidense, conocido por dedicarse al estudio de hechos no solucionados por la ciencia de su época. Fort es quizás el más antiguo escritor del siglo XX en sugerir seriamente que los extraterrestres han estado involucrados en los asuntos humanos. Fort empleó muchos años de su vida adulta amasando informes sobre fenómenos extraños aparecidos en diarios científicos, periódicos y revistas. Las historias que él coleccionó eran de sucesos tales como extrañas luces móviles en el cielo, “lluvias” de animales y otros hechos que parecían desafiar las explicaciones científicas convencionales. Fort concluye que los cielos de la Tierra han sido surcados por una enorme cantidad de naves extraterrestres, a las cuales él denominaba “superconstrucciones”. Fort desarrolló otras teorías como resultado de sus investigaciones, varias de las cuales aún hoy son provocativas. Escribió: “Yo pienso que nosotros somos la propiedad de alguien; Yo diría que nosotros pertenecemos a algo: Que alguna vez hace tiempo, esta tierra era una Tierra de Nadie. Que otros mundos la exploraron y colonizaron y combatieron entre sí por la posesión. Pero que ahora pertenecemos a alguien y todos los demás se fueron”. Fort concluye que la raza humana no posee un status muy alto en relación con los extraterrestres propietarios de la Tierra. Y en referencia al acertijo de porqué ellos (los propietarios de la Tierra) nunca se muestran públicamente, él filosofa: “¿Podríamos nosotros, si quisiéramos, educar y sofisticar cerdos, gansos y reses? ¿Estarían ellos dispuestos a establecer relaciones diplomáticas con gallinas?”.
Fort creía que ha estado ejerciéndose, por parte de los aparentes propietarios de la Tierra, una influencia directa sobre los asuntos humanos: “Yo sospecho que, después de todo, nosotros somos útiles; que entre los reclamantes antagónicos se han establecido acuerdos y que alguien ahora tiene derechos legales sobre nosotros por medio de la fuerza o por haber pagado por nosotros. Todo esto ha sido conocido durante milenios por algunos sobre la Tierra, bien sea por parte de un culto o de una orden, cuyos miembros actúan como cabecillas del resto de nosotros o como esclavos superiores o supervisores, comportándose de acuerdo con instrucciones recibidas en virtud de nuestra misteriosa utilidad”. Fort no especula acerca de cómo puede ser esa “misteriosa utilidad” de la humanidad, excepto para sugerir brevemente que los humanos pueden ser esclavos. Fort piensa que la Tierra ha tenido una prehistoria espléndida: “Pero yo acepto que en el pasado, por todo lo que sé, antes de que fuese establecida la propiedad, los habitantes de otros mundos han venido, cazado, pescado, volado y caminado aquí. A veces han venido solos y otras en grandes cantidades. Han hecho visitas ocasionales o periódicas, para cazar, negociar, reabastecer sus harenes, explotar minas. Han fundado colonias y se han extraviado aquí; pueblos mucho más avanzados y pueblos primitivos, o cualquier cosa que fueran: unos blancos, unos negros, amarillos otros”. Fort, ciertamente, expresó algunas ideas atrevidas. Ellas fueron publicadas en un tiempo en que sencillos biplanos y balones dirigibles volaban por los cielos. Faltaban todavía ocho años para el histórico vuelo de Charles Lindberg atravesando el Océano Atlántico.
Investigando libros antiguos, tales como el Ramayana, el Mahabharata, el Drona Parva, todos ellos de la India, el Popol Vuh maya, la Biblia, etc…, vemos como en ellos aparecen los Señores, los Dioses, los Elohim, los Arquetipos, los Ángeles; viajando en sus vimanas, en sus nubes resplandecientes y en sus carros de fuego. Estos Señores aparentemente vinieron del espacio exterior y manipularon a nuestra especie. Contactaron con nuestros antiguos Patriarcas y Profetas. Y su presencia ha sido una constante en las antiguas culturas y civilizaciones. Investigando la Revelación y la Tradición Bíblica, vemos que personajes como Enoc, Elías, Moisés, Abraham, Lot, Jonás etc…, viven unas experiencias claramente ufológicas y de contacto extraterrestre. El estudio de estas experiencias nos lleva a deducir que probablemente los Ángeles, Señores y Dioses de ayer son los Extraterrestres que hoy día nos visitan. Esta deducción queda reafirmada por la revelación y testimonio que los propios extraterrestres les han dado a algunos contactados de nuestro tiempo. Tenemos fragmentos de los textos bíblicos con respecto a algunos personajes de la antigüedad, explicando las experiencias de algunos contactados durante la historia de la Humanidad. De todos modos, en otras múltiples antiguas culturas en India, China, América, África, etc., también podríamos encontrar múltiples ejemplos.
Investigando el fascinante mundo de la temática extraterrestre, se llega a la evidente conclusión de que, desde la más remota antigüedad, seres venidos del espacio cohabitaron con humanos, modificando nuestra raza o bien se llevaron a sus planetas características genéticas de la nuestra. Es válida para este razonamiento la frase bíblica: “Los hijos de los Dioses se juntaron con las hijas de los hombres y las fecundaron”. Lógicamente de tal unión salimos nosotros, los habitantes del planeta Tierra, que al fin y al cabo terminamos siendo posiblemente mitad terrestres por nuestra madre y mitad extraterrestres por nuestros padres venidos del espacio exterior. Podemos citar dentro de nuestra cultura judeo-cristiana, así como en otras, las numerosas mujeres aparentemente estériles que parieron hijos engendrados por seres aparentemente venidos desde el espacio. Sería laborioso describirlos debido a la gran cantidad de hechos, como lo son el caso de los nacimientos de Jesús, Zaratrusta, Buda, Moisés, Noé, etc. También tenemos el caso de Ana, la madre de María. Existen bastantes casos de contactados que aseguran que estas fecundaciones provocadas artificialmente no solo se habría dado en remotas etapas de la Historia sino que se viene realizando con cierta asiduidad para completar un supuesto plan trazado por estos Jardineros del Cosmos. Sabemos por otra parte que estamos entrando en la Era de Acuario y que, tal vez, un nuevo hombre debe habitar el nuevo tiempo. Tal vez un hombre que tiene en su memoria genética el programa para el que fue creado por sus supuestos padres celestiales y, probablemente, ahora mismo se está produciendo una intervención por parte de estos seres que aparentemente siguen tutelando nuestra marcha evolutiva.
Un tema importante son los acontecimientos históricos que pueden ser atribuidos a civilizaciones extraterrestres. Por ejemplo tenemos el caso de las Pirámides de Egipto. Las versiones arqueológicas oficiales nos dice que los faraones tenían gran cantidad de esclavos que hacían el trabajo. También nos explican los procedimientos para la construcción de estos monumentos. Se debe subrayar que hay más de 2.500 bloques que pesan más de diez toneladas y que, en conjunto, las Pirámides pesan aproximadamente 6.500 toneladas. Pero lo más significativo fue el estudio técnico que, sobre las pirámides, hicieron los analistas soviéticos antes de 1967, en Egipto, cuando allí había multitud de consejeros soviéticos de la antigua URSS. Hicieron pruebas de mediciones de radiación procedentes del espacio y descubrieron que en la pirámide ocurrían hechos bastante curiosos que, sin duda, pueden tener una explicación científica. Estos consejeros soviéticos lo que pretendían era experimentar algún tipo de arma en el terreno bacteriológico, ya que hay gérmenes letales que se desarrollan más ampliamente en sitios cuyas radiaciones son distintas a las de los laboratorios. Paralelamente, los servicios secretos de Israel lograron infiltrar a un agente suyo y, a través de él, los norteamericanos lograron enterarse. Estudiando las características que tiene la Gran Pirámide, sobre todo en orden a medidas métricas, nos indica que los antiguos egipcios desarrollaron en la pirámide operaciones matemáticas muy importantes para la época. Algunos investigadores achacan estos detalles a civilizaciones extraterrestres.
En realidad los ovnis han sido registrados durante miles de años en todas las partes del mundo. Por ejemplo, en el año 216 a. C, el escritor Julius Obsequens reproduce en su libro Prodigorium liber el siguiente relato: “Cosas similares a barcos fueron vistas en el cielo sobre Italia… En Arpi (Italia) un escudo redondo fue visto en el cielo. En Capua, el cielo era todo fuego, y uno vio figuras parecidas a barcos…”. En el primer siglo después de Cristo, el famoso estadista romano Cicerón relata una noche durante la cual el Sol, acompañado de fuertes ruidos, fue repetidamente visto en el cielo nocturno. El cielo pareció abrirse desgarradoramente y revelar extrañas “esferas”. Los ovnis llegaron a perturbar tanto durante el siglo VIII y XIX, que el emperador Carlomagno se vio obligado a promulgar un edicto prohibiendo que ellos perturbaran el aire y provocaran tormentas. En un episodio, algunos de los súbditos de Carlomagno fueron llevados en una “nave” aérea, señalándoles las maravillas, y luego regresándolos a la Tierra para que una turba enardecida los matara. Aquellas naves molestas también fueron acusadas de destruir cultivos. No sólo han sido vistos los ovnis, también han sido admirados a través de la historia. Las religiones de la antigua Mesopotamia, Egipto y América fueron dominadas por la adoración de “dioses” similares a humanos venidos de los cielos. Se decía que muchos de esos “dioses” viajaban en “barcos” y “globos” volantes. Antiguas declaraciones de este tipo son hoy la base de la teoría moderna de los “antiguos astronautas”, la cual postula que una raza espacial visitó alguna vez a la Tierra y se involucró en los asuntos humanos. Algunos investigadores de ovnis han ido un paso más allá para sugerir que esta raza espacial ha creado y conquistado la sociedad humana muchos miles de años atrás y desde entonces ha mantenido un ojo vigilante sobre sus posesiones.
Cuando se construyó la presa de Assuán, la UNESCO hizo que varios Estados ayudaran a trasladar el templo de Abu Simbel para que no quedara bajo las aguas de la presa. Y estos tardaron más de tres años en hacerlo, con los avanzados procedimientos técnicos que existen en la actualidad. Esto planteó la pregunta de cómo pudieron los egipcios construir esos monumentos, contando sólo con la rudimentaria técnica de que se supone disponían. Otro tema es el de los obeliscos, alguno de los cuales pesa más de tres toneladas, que aún hoy en día plantean problemas de traslado muy importantes. Otro tanto se podría decir de los colosos de Menou, la esfinge de Gizeh y otros monumentos. Con éstos se relacionaron las pirámides incas, que presentan problemas similares. Otra zona donde hay igualmente problemas de interpretación es el Líbano, concretamente en las terrazas de Baalbeck, que consisten en una plataforma encima de la que los romanos construyeron un templo. Pero el origen de esas terrazas es un enigma para la arqueología moderna, ya que esa terraza está formada por bloques que tienen una altura de siete metros, con veinte metros de lado y un peso de casi mil toneladas cada una. No hay indicios de qué tipo de cultura ha podido fabricar esta obra tan gigantesca. Pero lo que está claro es que estas piedras enormes tuvieron que trasladarlas desde unas canteras que estaban lejos del lugar. Aquí se plantea un problema bastante complicado, al que se han dado varias explicaciones. Pero lo que causa asombro es la abundancia en ese lugar de tectitas, que son rocas vitrificadas, en las que se encuentra una gran proporción de isótopos radiactivos de berilio y aluminio. Estas piedras son muy difíciles de hallar y plantean los mismos problemas que los monumentos ya citados. Otro misterio lo encontramos en las llanuras de Nazca, en Sudamérica, en las que muchos han creído ver pistas de aterrizaje de supuestas naves extraterrestres. Pero no es lógico pensar que naves interplanetarias puedan necesitar pistas de aterrizaje. También tenemos los muchos templos y pirámides truncadas preincaicas que se encuentran en Sudamérica, así como el misterio de la isla de Pascua, con sus casi seiscientas estatuas, cuyo origen es desconocido y cuya finalidad no está muy clara, incluso para la arqueología moderna.
Tenemos los detalles de las pinturas rupestres que se encuentran en muchas partes del mundo, en las que se ven difuminados astronautas y supuestas naves tripuladas, como los wandjina, los supuestos dioses extraterrestres de los aborígenes australianos, los numerosos petroglifos y pinturas entre los indios hopi, o las pinturas rupestres de Tassili, que son evidencias de la posible visita extraterrestre. Asimismo tenemos las leyendas antiguas de los indios norteamericanos, de los incas y hasta de los pueblos esquimales. También hay muchas citas bíblicas, en las que los investigadores creen descubrir detalles que implicarían la presencia de seres extraterrestres, así como sobre las leyendas de la Atlántida y otros continentes que se creen perdidos. Asimismo hay las teorías sobre civilizaciones que existirían en el interior de la tierra, como Agartha, un supuesto reino legendario ubicado debajo del desierto de Gobi. También hay referencias a las ciudades secretas del Tíbet, como Shambhala, un reino mítico escondido en algún lugar más allá de las montañas nevadas de la cordillera del Himalaya. Todo ello complementa las teorías sobre la concavidad de la tierra, los agujeros de los polos, las pirámides invertidas que apuntan al centro de la tierra y demás teorías similares. En los libros sagrados de los Incas, así como en muchos volúmenes tibetanos e hindúes, tenemos alusiones a supuestos objetos voladores. En un documento de Egipto se hace referencia a una visión que tuvieron los escribas de un carro volador que se situó encima de la casa del faraón. En la biblioteca del Vaticano se guardan muchos informes históricos acerca de hechos similares, especialmente los que se refieren a civilizaciones preincaicas. Cuando los españoles colonizaron América, llevaron al Vaticano, por medio de la Inquisición, muchos libros sagrados en los que se habla de estos temas. Un libro que facilita mucha información sobre encuentros de ovnis en la antigüedad es el libro de Dzyan, un supuesto antiguo texto de origen tibetano.
Un tema digno de mención son los mapas de Piri Reis, almirante turco de comienzos del siglo XVII, que adquirió un mapa usado de Cristóbal Colón, en 1492, en su viaje a América. En 1513 este almirante tenía un planisferio o mapamundi, basado en el mapa de Colón y en otros griegos que se remontaban a los tiempos de Alejandro Magno. Es evidente que el mapa de Colón no era conocido de forma general y el del almirante fue olvidado. En 1933 un militar turco quedó asombrado por ciertos aspectos del mapamundi de Piri Reis y envió una copia, junto con otra del mapa de Colón, a la oficina de hidrografía de la armada de los Estados Unidos para conocer la opinión de un experto. El ingeniero jefe de esa oficina hizo que examinaran esos documentos un experto llamado Arlington Mallery, una auténtica autoridad en cartas de navegación, que ya había trabajado anteriormente en el mismo departamento. Este hombre se dio cuenta enseguida de la importancia de ese descubrimiento y recomendó un examen textual. Después de este estudio y de realizar algunas pruebas técnicas en el mapa, se llegaron a las siguientes conclusiones: Cuando Colón inició el viaje a América tenía un mapa en el que se indicaban muchos detalles de la costa sudamericana e incluso de la Antártida. Analizando el mapa se calculó que su origen se remontaría a más de 10.000 años de antigüedad, ya que aparecía la Antártida sin estar cubierta de hielo, pero posiblemente podían ser más. Para realizar este tipo de mapa, tan exacto, hubiera sido necesaria una observación aérea y el empleo de especialistas en cartografía. Para la verificación de estos datos, la armada norteamericana buscó la ayuda de un especialista en sondas sísmicas, que fue el director del observatorio de Weston, en el Boston College. Después de muchos estudios a través del hielo se descubrió que las costas antárticas eran más o menos idénticas que en el mapa turco. Esto probaba, cuando menos, que el mapa tenía una antigüedad de más de 10.000 años. Posteriormente, al comparar este mapa con fotografías tomadas por los satélites de la NASA, se observó en ambos mapas el efecto distorsionado debido a la curvatura de la tierra, que afectaba a la áreas más separadas del centro. Sólo cabe una explicación. Este mapa, en el que se basaba Piri Reis, se había copiado de fotografías tomadas desde una altura semejante a la de un satélite.
Hoy somos capaces de entender que los ángeles de ayer son los extraterrestres de hoy y que nunca estuvimos solos en nuestra marcha por el espacio. Las misiones de reconocimiento de los dioses “caídos” en sus extrañas “carrozas” fueron también atestiguadas y registradas. Algunos de estos registros han permanecido hasta la actualidad, aunque muchos creen que son puros cuentos de hadas. Más de 30,000 documentos escritos en todo el mundo narran sobre seres avanzados que vinieron a la Tierra o que ya estaban viviendo en la Tierra. Según el Libro de Ezequiel: “Ahora, al ver a las criaturas vivientes, vi cuatro alas sobre el suelo, una por cada una de las criaturas vivientes, con sus cuatro caras. La aparición de las ruedas y su composición eran como el color del ámbar brillante: y todas las cuatro alas tenían una similitud: y su composición era como una rueda en medio de una rueda”. En el Libro de Ezequiel seguimos leyendo: “Luego, Eva vio hacia el cielo y vio una carroza brillante venir, guiada por cuatro brillantes ángeles, cuya gloria nadie, nacido de mujer, podría expresar ni ver a la cara, ángeles iban delante de la carroza”. Y según el Génesis: “Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeante y una antorcha de fuego que pasaba …”. Y el Libro de Ezequiel nos explica: “Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban …. Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; hacia donde les movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas”.
El investigador austriaco Peter Krassa hace referencia a los misterios de la antigua China, donde de nuevo se alude a nacimientos e intervenciones extrañas. Vemos a aquel héroe extraterrestre, que como Hijo del Sol aparece en las leyendas chinas. Como ejemplo tenemos a Huang Ti, el Emperador Amarillo, que era hijo de Fu-Pao (Sumiso Bien). Su esposa fue al parecer visitada por un extranjero, pues, según la leyenda, vio ella un gran destello como un remolino en torno a la Osa Mayor y la estrella central brilló con tanta intensidad que iluminó todo el país. Y como consecuencia de que la rozara el rayo luminoso, quedó preñada, y parió al cabo de 25 meses, lo que puede ser un error o deberse a algún hecho desconocido. Es notable el paralelismo con el nacimiento de Jesús, para el que se dice que no intervino ningún hombre. Lo que en la Biblia se identifica como el Espíritu Santo pudiera ser en esa versión china de un rayo luminoso. En el año vigésimo de su subida al trono, ocurrió un extraordinario fenómeno ante los propios ojos de Huang Ti. Aparecieron en el Cielo abigarradas y brillantes nubes, en que una zona de un rojo incandescente se alternaba con una zona verde. La parte roja tenía dos estrellas en medio y la verde solo una como punto central. Según esta leyenda, las tres estrellas brillaban al alba con extraordinario y bello color, por lo que se las llamaba las resplandecientes estrellas. Aún es más misterioso el origen del soberano Yao. Su madre era Ch’ing tou y parece que nació en el desierto. Los cronistas cuentan que la mujer estaba rodeada permanentemente por una nube amarilla, que venía de arriba. Una mañana, vino un dragón rojo a Ch’ing tou trayéndola un mensaje sellado, así como un retrato. La misiva decía: “El rojo será protegido por el Supremo”. Entonces sucedió que el dragón rojo rozó a la mujer; y ello, en unión de un frío viento, hizo que Ch’ing tou quedase embarazada. He aquí también una especie de concepción artificial, semejante a la que el rosario de leyendas de todo el mundo atribuye el nacimiento de los seres divinos. Al cabo de 14 meses llegó Yao al mundo, en Tanling. Es interesante al respecto que Tanling significa “Montículo bermellón” y que la criatura se parecía a aquella imagen que se le había mostrado a Ch’ing tou.
Asimismo misteriosos son el gran número de túneles que hay en muchos lugares del planeta, entre los que destacan los de Turquía y Rusia, concretamente en Siberia, y Sudamérica. Los túneles siberianos fueron descubiertos por los rusos en una zona en la que se disponían a realizar pruebas atómicas subterráneas. Su desconcierto fue grande al encontrar un buen número de galerías que se bifurcaban por grandes partes del territorio ruso. El túnel principal, que tenía una abertura de diez metros de alto por quince de ancho, presentaba el aspecto de estar vitrificado, con lo que no necesitaba ningún tipo de apuntalamiento. Los analistas rusos, al intentar averiguar su origen, tuvieron que desistir y se limitaron a hacer unas investigaciones militares secretas acerca del túnel, entre las que se contaban análisis electromagnéticos, radiactivos, etc. Una vez que hubieron recogido toda la información, efectuaron las pruebas atómicas, con lo que destruyeron una de las mayores pruebas de la posible existencia de seres inteligentes en la antigüedad, que, tal vez, hubieran venido de otros mundos. También en Ecuador y en Alaska hay túneles secretos. Los norteamericanos, al intentar fabricar silos para sus proyectiles balísticos intercontinentales, en Alaska, descubrieron un túnel de unos cien metros de largo, con características similares al anterior de Siberia. Los norteamericanos comprobaron la resistencia y seguridad del túnel, y al obtener resultados positivos lo utilizaron para el almacenamiento de misiles intercontinentales. Pero, sin duda, el túnel más famosos, que no ha llegado a la luz pública, es el que existe debajo del territorio de Noruega y Suecia y que une el mar Báltico con el océano Atlántico. Fue descubierto a finales de 1960 por especialistas de la OTAN, en el curso de unas pruebas militares que se realizaron en las costas de Noruega, nación que pertenece a la Alianza Atlántica. El túnel es lo suficientemente grande como para permitir el paso de submarinos nucleares de un mar a otro. Esto tenía grandes ventajas en el caso de un posible conflicto armado norteamericano – soviético, que hacía de este túnel un lugar muy estratégico para el aparato defensivo europeo. Los análisis efectuados por los norteamericanos no lograron averiguar nada sobre su origen pero se demostró el interés práctico que presenta este tipo de túneles. Probablemente existen en el mundo otros túneles de parecidas características, pero en cuanto los descubren los militares los utilizan para sus propios fines.
Otro tema relevante son la gran cantidad de desapariciones que se han producido a lo largo de la historia. Destaca una que ocurrió el 25 de octubre de 1593. Apareció en la Plaza Mayor de Méjico un soldado español que estaba cumpliendo el servicio militar en Filipinas, concretamente en las murallas de Manila. Estos dos países están separados por el océano Pacífico por una distancia de unos diez mil kilómetros. ¿Cómo pudo llegar a Méjico este soldado? Ni el mismo lo sabía. Sólo supo que, de pronto, se encontró en Méjico, en vez de estar en Manila, llevando las enseñas del regimiento en el que prestaba servicio en aquella ciudad filipina. Sin embargo, conocía algo que en Méjico todavía ignoraban, que Don Gómez Pérez Das Marinas, gobernador de Filipinas, había muerto. Esto que parecía un rumor sin fundamento se extendió en la capital mejicana como un reguero de pólvora. La guarnición española quedó muy confundida por la forma cómo había llegado este soldado, desde un lugar tan lejano. El soldado fue detenido, acusado de desertor de la guarnición de Manila e ingresado en prisión, con lo que, en principio, parecía que el caso se daba por terminado. Habían pasado unas semanas cuando llegó de Manila un barco con destino a Acapulco, que trajo la noticia de la muerte del gobernador de Filipinas. Desde Acapulco, unos mensajeros llevaron la fatal noticia al gobernador de Méjico. En efecto, el gobernador de Filipinas había muerto a manos de una cuadrilla de piratas chinos, amotinados en Punta de Azufre, cuando se disponía a emprender una expedición militar a las islas Molucas. Y lo más curioso de todo este asunto es que fue asesinado el mismo día que el soldado desapareció de la guarnición de Manila para aparecer después en la Plaza Mayor de la ciudad de Méjico. El tribunal de la Inquisición, atento siempre ante todo signo de brujería, tomó el caso por su cuenta. A pesar de que el soldado fue torturado, no pudo explicar como apareció en Méjico. Todo lo que recordaba era que sucedió en cuestión de segundos. La Inquisición ordenó que este hombre fuera llevado a Manila para investigar el caso más a fondo y, en efecto, se comprobó que el soldado estaba de guardia la noche del 24 de octubre de 1593, de la misma forma que era cierto que había sido detenido en la Plaza Mayor de Méjico, a más de diez mil kilómetros de distancia, veinticuatro horas después.
En este tipo de sucesos muchos han creído ver la intervención de los extraterrestres. Otro caso de desaparición, en este caso masiva, se registró durante la I Guerra Mundial, en que estuvo involucrado un batallón en Turquía. El 28 de agosto de 1915 se produjo un hecho extraordinario. El día era bueno y el cielo estaba despejado, a excepción de unas pocas nubes, en forma de hogazas de pan, todas de igual tamaño, que planeaban por encima de la zona militar. Las nubes permanecían inmóviles, aunque soplaba una ligera brisa. Entonces, el regimiento británico First Fourth Norfolk, compuesto por varios centenares de hombres, marchaba por una carretera y se dirigía a esa zona militar. Una de las nubes que se hallaba suspendida sobre el camino fue atravesada por el regimiento. Lo que ocurrió después fue algo misterioso y de ello se tiene constancia a través de miembros del servicio de inteligencia británico destinados en aquel batallón. Después de penetrar el regimiento en la nube, ya no volvió a salir de ella para desplegarse y combatir, sino que la nube misteriosa, antes inmóvil, siguió su marcha y del regimiento nunca más se supo, a excepción de dos agentes que estaban en vanguardia, como operadores, para preparar el ataque. En 1918, al final de la I Guerra Mundial, cuando se rindió Turquía, el gobierno pidió a este país la devolución del citado regimiento, pues en Gran Bretaña se pensaba que había sido apresado durante la contienda. La respuesta de Turquía fue que no los habían detenido y ni siquiera conocían que existiera ese regimiento. En aquellos tiempos, un regimiento británico se componía de un número de soldados que oscilaba entre los 800 y los 4.000 hombres. ¿A dónde fueron estos soldados? Eso es algo que todavía está sin explicar.
Aunque la Astronomía empezó a desarrollarse en la segunda mitad del siglo XX, desde que se inventó el telescopio muchos sabios han estado vigilando la Luna, los planetas y las estrellas. Los analistas de los servicios de información disponen de amplísimos expedientes acerca de todo lo que se ha registrado en la Luna. En el siglo XVIII una docena de informes decían que se apreciaban puntos brillantes en la Luna, y, en algunos casos, esos puntos brillantes se trasladaban sobre su superficie. Entonces los medios técnicos eran mucho más precarios que ahora, pero es evidente que esos puntos eran algún objeto que debía ser investigado. Se tienen informes de astrónomos que aseguran haber visto que, de la zona oscura de la Luna, salen luces móviles, con aparente control inteligente, que realizaban todo tipo de maniobras y vuelven a su lugar de origen. En el siglo XIX se detectó una avalancha de información y ello ha hecho que muchos de los astrónomos actuales estén investigando sus causas. Una visión que originó muchos estudios se produjo en el cráter lunar Exodus, en el que se distinguía una luz luminosa y haces de puntos. En el curso de otras investigaciones se vieron también luces sobre la zona de Proclo y Bessel. Y en el observatorio de Dordogne un astrónomo francés contempló luces cerca de la Luna, que cambiaban constantemente de color con gran rapidez. La información sobre este tema aumentó todavía más en el siglo XX. Desde principios de este siglo fueron observadas grandes cantidades de manchas negras y de objetos redondos en el espacio, así como un enorme objeto de unos 25 kilómetros de longitud por 250 metros de ancho. Todo esto, unido a las observaciones realizadas por los vuelos tripulados y no tripulados efectuados por las dos superpotencias, hizo suponer a los analistas que en la Luna había una posible base de ovnis. En el siglo XIX se vieron alrededor del planeta Venus dos masas gigantescas que se acercaron al Sol y maniobraron en su contorno. Estos informes se confirman con otros obtenidos en el siglo XVIII, en los que se aprecia un satélite de Venus, cuando Venus no tiene ningún satélite. Asimismo existen muchos informes sobre cuerpos oscuros que cruzan el Sol.
En Marte, además de la polémica de los canales que se suscitó a primeros de siglo XX, también han sido observadas por muchos astrónomos luces misteriosas que se mueven por la superficie marciana. En 1877, el astrónomo italiano Schiaparelli observó que sobre estas regiones se veían formaciones rectilíneas de color oscuro; se les dio el nombre de “canales”. Realizando observaciones de Marte entre 1895 y 1908, el astrónomo norteamericano Percival Lowell, investigador de gran prestigio en el mundo de la ciencia, llegó a la conclusión de que los canales habían sido construidos por seres inteligentes para llevar el agua, que escaseaba en la superficie marciana, desde los casquetes polares hasta las regiones desérticas. Pero el hecho más misteriosos acaecido y observado en Marte hay que situarlo en el 9 de diciembre de 1949, cuando el astrónomo japonés Tsuneo Saheki contempló, en el observatorio de Osaka, una explosión sobre la zona marciana de Tithonius Lactus. En esa explosión, tal vez nuclear, se formó una nube de gran luminosidad de una altura de unos cien metros. Otro hecho relativo a Marte, que causó grandes polémicas, fue el referente a su satélite Phobos. Un hecho mantenido en secreto es el ‘Incidente de Phobos’. Se trata de la pérdida, en 1989, de una nave espacial soviética enviada a explorar Marte y su luna Phobos, que se supone hueca. De hecho, no se perdió una nave soviética sino dos, llamadas Phobos 1 y Phobos 2. Su objetivo principal era investigar el satélite Phobos, por lo que fueron lanzadas en 1988 para llegar a las proximidades de Marte en 1989. Aunque era un proyecto soviético, fue apoyado por la NASA y agencias europeas. Phobos 1 desapareció, sin que se dieran explicaciones. Phobos 2 llegó a Marte, y comenzó a enviar fotografías tomadas por dos cámaras, una regular y la otra infrarroja. Sorprendentemente, por ambas cámaras pudieron verse imágenes de la sombra de un objeto en forma de cigarro volando en los cielos entre la nave soviética y la superficie marciana. Los jefes de la misión soviética describieron el objeto que proyectó la sombra como ‘algo como lo que algunos pueden llamar un platillo volante’. Inmediatamente se desvió la nave para hacerla salir de la órbita marciana y acercarse al satélite. La última imagen que envió Phobos 2 mostró un tipo de misil viniendo hacia ella desde el satélite Phobos. Inmediatamente la nave finalizó sus transmisiones, supuestamente destruidas por el misterioso cohete. El ‘incidente Phobos’ permanece oficialmente como un accidente inexplicable.
Un caso muy extraño fue el que ocurrió en la Tierra, a las siete de la mañana del 30 de junio de 1908, en las llanuras de Siberia. El bólido de Tunguska fue una explosión aérea de muy alta potencia ocurrida sobre las proximidades del río Podkamennaya, en Tunguska. El fenómeno de Tunguska alentó numerosas hipótesis y teorías sobre lo ocurrido. La detonación, similar a la de un arma termonuclear de elevada potencia, ha sido atribuida a un cometa o a un asteroide. Debido a que no se ha recuperado ningún fragmento, se maneja la teoría de que fuese un cometa formado por hielo. Al no alcanzar la superficie, no se produjo cráter. ¿Qué fue lo que sucedió? El bólido, de unos 80 m de diámetro, detonó en el aire. La explosión fue detectada por numerosas estaciones sismográficas y hasta por una estación barográfica en el Reino Unido, debido a las fluctuaciones en la presión atmosférica que produjo. Incendió y derribó árboles en un área de 2.150 km², rompiendo ventanas y haciendo caer a la gente al suelo a 400 km de distancia. Durante varios días, las noches eran tan brillantes en partes de Rusia y Europa que se podía leer tras la puesta de sol sin necesidad de luz artificial. En los Estados Unidos, los observatorios del Monte Wilson y el Astrofísico del Smithsonian observaron una reducción en la transparencia atmosférica de varios meses de duración, en lo que se considera el primer indicio de este tipo asociado a explosiones de alta potencia. La energía liberada se ha establecido, mediante el estudio del área de aniquilación, en aproximadamente 30 megatones. Si hubiese explotado sobre una zona habitada, se habría producido una masacre de enormes dimensiones. Según testimonios de la población tungus, la etnia local nómada de origen mongol dedicada al pastoreo de renos, que lo vio caer, «brillaba como el Sol». Informes del distrito de Kansk (a 600 km del impacto), describieron sucesos tales como barqueros precipitados al agua y caballos derribados por la onda de choque, mientras las casas temblaban y en los estantes los objetos de loza se rompían. El maquinista del ferrocarril Transiberiano detuvo su tren temiendo un descarrilamiento, al notar que vibraban tanto los vagones como los raíles.
El estudio del suceso de Tunguska fue tardío y confuso. El gobierno zarista no lo consideró prioritario, ya que estaban en plena agitación revolucionaria, y no sería hasta 1921, ya durante el gobierno de Lenin, cuando la Academia Soviética de Ciencias envió una expedición a la zona, dirigida por el minerólogo Leonid Kulik. El clima permitió que la alteración de las huellas del impacto fuera muy poca. Hallaron un área de devastación de 60 km de diámetro, pero ningún indicio de cráter, lo que le resultó sorprendente. En los años siguientes hubo varias expediciones más. En 1938 Kulik realizó fotografías aéreas de la zona, lo que puso en evidencia una estructura del área de devastación en forma de «alas de mariposa». Esto indicaría que se produjeron dos explosiones sucesivas en línea recta. En las décadas de 1950 y 1960 otras expediciones hallaron microlitos cristalinos muy ricos en níquel e iridio enterrados por toda la zona, lo que refuerza la teoría de que pudo tratarse de un objeto de origen extraterrestre. También se encontraron pequeñas partículas de magnetita. Una expedición italiana que viajó a la zona en 1999 anunció que encontró un cráter, el lago Cheko, asociado al suceso. Se trataría de un cráter de unos 50 metros de profundidad y 450 de diámetro localizado a 5 km del epicentro de la explosión. Los científicos afirman que han estudiado anomalías gravitatorias y muestras del fondo del lago, que revelarían que estaría originado en dicha explosión. Además, no hay testimonios ni mapas que avalen la existencia de este lago con anterioridad a 1908. Creen que se trataría de un fragmento menor del cuerpo impactante, un cometa, asteroide u ovni, que chocó a velocidad reducida. No obstante, los resultados de esta expedición no son definitivos, puesto que habría que obtener muestras más profundas. Algunos científicos han puesto en duda esta hipótesis, ya que consideran extraño que se generara sólo un cráter menor, en vez de un gran cráter, como el cráter del Meteorito, en Arizona, o un rosario de pequeños cráteres, como el Meteorito de Sijoté-Alín, en Rusia, o Campo del Cielo en Argentina. Además, existen árboles en la zona del lago que aparentan tener más de cien años.
Los testimonios en la zona afectada por la explosión la describieron como un hongo gigante que se elevaba por los aires. Los animales huyeron y las tiendas de los tunguses, ubicadas a más de 50 km de distancia, volaron por los aires. La teoría de un cometa es la teoría más aceptada actualmente por los científicos. Un cuerpo celeste, tal vez un cometa pequeño o quizá sólo un fragmento, compuesto de hielo y polvo que estalló y posteriormente quedó completamente vaporizado por el roce con la atmósfera terrestre, permitiendo que todo el hielo se sublimara directamente a gas, que se dispersó por la atmósfera eliminando todo rastro de la explosión. Al observar los sismogramas del fenómeno Tunguska, estos corresponden a una explosión con una potencia de 30 megatones a 8 km de altura al ser comparados con los de explosiones nucleares aéreas. Según una hipótesis formulada en la década de 1930 por el astrónomo Ígor Stanislávovich Astapóvich y el meteorólogo F. J. Whipple, se trató del impacto de un pequeño fragmento de cometa, cuyo núcleo, dada la masa estimada, habría debido tener un diámetro de varios centenares de metros. El día anterior a la explosión hubo una nutrida lluvia meteórica llamada táuridas, y el cometa 2P/Encke, fuente de la misma, se encontraba muy cerca de la Tierra. Lo que vemos hoy del citado cometa es solo un fragmento de un cometa mayor que comenzó a desintegrarse hace unos 30.000 años, por lo que es muy probable que un trozo del mismo haya impactado en Tunguska. El científico ruso Yuri Lavbin y su equipo han investigado el acontecimiento de Tunguska durante 12 años. El equipo de Lavbin llegó a la conclusión de que el objeto se movió de oeste a este y no desde el sureste, como tradicionalmente se cree. Esto está más en sintonía con los relatos de los testigos. Ellos utilizaron fotografías de satélite para identificar áreas de búsqueda. Lavbin postula que la explosión fue causada por la colisión de un resto de cometa y un ovni seis millas sobre la superficie de la Tierra. Dice que una expedición al río Podkamannaya Tunguska en julio de 2004 encontró dos piedras extrañas y negras, en forma de cubo, que medían 1,5 metros de ancho. Lavbin afirmaba que “son manifiestamente de origen no natural“, y los análisis químicos lo apoyaron. Ellos son, dijo, compuesto por un material similar a la aleación utilizada para hacer los cohetes espaciales, mucho antes que tales sustancias existieran. Según Lavbin, eran parte de un ovni.
El mayor meteorito que se conoce está cerca de la localidad de Grootfontein, en el sureste de África. Este lugar se ha hecho célebre, porque cayó en él un meteorito de setenta toneladas de peso, que produjo una explosión espantosa. Pero de este meteorito quedan restos, incluso en el mismo lugar del impacto. En otras épocas se conoció una mayor acometida de meteoritos, como, por ejemplo, el cráter de Chubb en Canadá, que tiene once kilómetros de círculo y cuatrocientos metros de profundidad. Y el meteorito de Coon Butte, en Arizona, que tiene un kilómetro y cuarto de largo por ciento cincuenta metros de profundidad. De estos meteoritos tan grandes se lograron recuperar fragmentos que permitieron probar que se trataba de un meteorito, pero en el caso de Siberia no ocurrió lo mismo. La duda se plantea todavía hoy con toda su vigencia. ¿Qué pasó en Siberia? En el año 1960, la Academia de ciencias de Moscú realizó una investigación en esa zona y se detectaron allí niveles de radiación por encima de lo normal, concretamente tres veces mayor. Los periódicos hablan de que en Chile se registró, por aquella época, algo similar, y la duda que se plantea es si fue algo que atravesó la tierra o se trató de dos hechos totalmente independientes uno de otro.
Hace 70 años en la localidad de Roswell, en el estado de Nuevo México, nació el llamado “caso Roswell“, el acontecimiento más trascendente de la historia de la ufología mundial. El incidente sucedió el 10 de julio de 1947, cuando se informó que se había estrellado un platillo volador. Esto causó una consecuente conmoción que sobrepasó las fronteras del tranquilo poblado y trajo numerosas discusiones, teorías y especulaciones sobre la existencia de vida extraterrestre. La leyenda que se creó alrededor del caso habla incluso de ovnis y habitantes del espacio ocultos en el área 51 tras el enigmático accidente. En definitiva, un cúmulo de relatos que contrastaron con la versión oficial de las autoridades norteamericanas. Para la Fuerza Aérea de EEUU, el mito se originó tras la caída de un globo meteorológico del ejército. El último testimonio es de Charles Fogus, el ayudante del sheriff del pueblo, tal como lo recogió el periódico británico The Mirror. Fogus contó todo lo que observó ese día y en las jornadas posteriores. Declaraciones que contradicen por completo la versión gubernamental. Y que alimentan la incertidumbre. El testigo señaló que había más de 300 soldados cuando llegó al lugar en compañía del sheriff Jess Slaughter, pero no se advertía rastro alguno de un globo meteorológico, sino de algo distinto. Según expresó, los militares “estaban arrastrando una criatura grande“, así como sacando un objeto de alrededor de 30 metros de ancho, en medio de una operación para llevarse todo vestigio de la caída del ovni. En este contexto, dijo que también pudo dilucidar la presencia de cuerpos extraños. “Los cuerpos deben haber tenido unos 1,5 metros de altura. Yo vi las piernas y los pies de algunos de ellos. Se parecían a nuestros pies“, detalló Fogus. Además comentó que su piel era casi marrón, “como si hubieran estado demasiado tiempo bajo el sol“. Ya son siete décadas de misterio. Para los amantes de la ufología se trata de un suceso irrefutable que probó la existencia de los extraterrestres. No tienen dudas y esgrimen que desde la Casa Blanca intentan esconderlo. No obstante para ellos, el fenómeno nunca se esclareció y parece que nunca dejará de estar rodeado de controversia.
La investigación espacial tiene un objetivo eminentemente militar. Pero es notorio que, al margen de los descubrimientos científicos que se puedan realizar, todas las expediciones lunares han tenido como finalidad la búsqueda de elementos, como el titanio, que garantizara un aumento en la producción y un abaratamiento de los costes, en caso de que en la Luna hubiera titanio en grandes cantidades y la explotación fuera fácil. Eso ha contribuido, sin duda, a que los programas de investigación lunar se hayan desarrollado profundamente. Pero, al parecer, no es posible seguir adelante con esos planes, porque no son viables a corto plazo, o porque no hay nada provechosos en la Luna. Otro tanto se podría decir de los planetas que actualmente son objeto de estudio. Asimismo tenemos que la realidad de los ovnis no admite discusión y, por lógica, cuando una nave terrestre sale de la atmósfera para entrar en el espacio exterior, esto tiene que despertar la curiosidad de los seres extraterrestres. Muchos astronautas han reconocido ver aparatos extraños que les observaban, y cuyo manejo era realizado por seres inteligentes. Pero los astronautas tienen la obligación de guardar secreto de todo lo concerniente a su trabajo y, por su condición de militares, no pueden manifestar públicamente todo lo que ellos han visto. Y si hay datos que el publico conoce, esto se ha podido conseguir por algún fallo en los sistemas de comunicaciones de las naves. Aparte de experimentar programas de fabricación de materiales en una zona sin atmósfera, se desarrollan diversos tipos de enfermedades para observar su reacción en una zona sin gravedad, y que habría que inscribirlas dentro de la guerra bacteriológica. Las superpotencias le van concediendo creciente importancia a la parapsicología, y en virtud de esa valoración se realizan en el espacio pruebas para estudiar la telepatía. Para nadie es un secreto que, en los vuelos espaciales, se realizan estas experiencias que han sido confirmadas por las agencias especializadas en el tema.
Pero, como ya hemos dicho, muchos astronautas han reconocido haber visto objetos volantes no identificados y esto es una realidad. Cuando el hombre pisó la Luna por primera vez circuló la noticia de que existía una grabación que no había sido hecha pública por la NASA, en la cual un astronauta comunicaba a la base que en los cráteres cercanos había naves que les estaban vigilando. Pues bien, estos comentarios han sido conocidos por el mundo por un error de los tripulantes que comunicaron por un canal en el que podían ser oídos por la radio, al tratarse de un canal utilizado por radioaficionados. Hasta la fecha los platillos volantes no han mostrado hostilidad contra las naves espaciales terrestres y, por eso, se prepara a los astronautas para que acepten el contacto visual con esos seres y naves de otros planetas. En general, muchos aguantan tranquilamente el impacto de la visión, pero, en ocasiones, se hace insoportable para algunos pilotos. Es quizá ésta una de las cualidades más admirables de los pilotos soviéticos, los cuales han demostrado una entereza encomiable, aunque algunos pocos han precisado asistencia psiquiátrica al llegar a tierra. Todas las naves actualmente ya tienen colocados unos emisores de rayos ultravioleta para comunicar con sus bases en tierra. Este procedimiento de comunicación es prácticamente imposible de interceptar. En los vuelos espaciales hay que señalar que en muchos de ellos ha habido avistamientos de ovnis durante bastante tiempo y se dispone de pruebas gráficas. Un ejemplo lo tenemos en el caso del Géminis IV, en misión en junio de 1965. El astronauta McDivitt manifestó que había visto un ovni cuando estaba en órbita. Este hecho fue comentado, incluso, en el informe Condon, cuando señala “los grandes brazos que salían de un objeto, similares a antenas, y acercándose a la cápsula tanto que estuve a punto de hacer variar el rumbo de la nave, pero llegó a tomar fotos“. Posteriormente, los análisis de la NASA “demostraron” que era un efecto óptico de la propia cápsula. Otros datos facilitados por el informe Condon se refieren al Géminis VII, en el que viajaban Frank Bormann y James A. Lowell Jr., quienes descubrieron a varios ovnis en formación. Según un informe de la NASA, fueron objeto de una alucinación motivada por los trece días de estancia en el espacio y por la responsabilidad de ser una misión en la que se realizaba el acoplamiento con otra nave, el Géminis VI.
En el vuelo del Géminis VI, el astronauta Edward H. White, que efectuó una salida al espacio de veintitrés minutos, observó claramente el mismo objeto que su compañero, pero no informó más que a sus superiores. Los pilotos soviéticos, en caso de que reconocieran públicamente que habían visto ovnis en el espacio exterior, eran expulsados del programa espacial automáticamente y vigilados estrechamente por la policía secreta. Fue sorprendente la filtración a la Prensa de lo ocurrido en el vuelo del Apolo XI, tripulado por Neil A. Amstrong, Edwin Aldrin Jr. Y Michael Collins. Unos minutos de conversación fueron escuchados por los radioaficionados, merced a un descuido en los sistemas de seguridad de las comunicaciones. Todo lo relacionado con el tema de los ovnis se considera secreto de Estado, y los astronautas que revelen algún detalle tendrán penas severísimas. A pesar de todo, alguno de ellos suele hacer interesantes declaraciones afirmando que cree en la vida de otros mundos y otras de tipo filosófico. Desde que se inició la historia espacial terrestre, el desarrollo conseguido ha sido estudiado de cerca por los extraterrestres. Lo que sí es realidad es que todos los vuelos fueron seguidos por naves extraterrestres y que los vuelos lunares han hecho que los ministerio de Defensa aumentaran los presupuestos para la investigación espacial. Una misión científica importante fue la realizada por el Lunik 3 sovietico, lanzado el 4 de octubre de 1959. Sacó fotografías de la cara oculta de la Luna, donde observaron alineaciones extrañas de objetos, similares a los famosos platillos volantes. El alto estado mayor soviético calculó que se trataba de una base de esos aparatos y aumentaron la investigación en la zona. Lamentablemente, nuestra tecnología espacial era muy limitada y, dado que el comportamiento de esos seres no era violento, se esperó, pacientemente, a que una nueva nave llegase al espacio para confirmar las sospechas. Seis años más tarde, los rusos lanzaron a esa zona un vehículo mucho más perfecto técnicamente. Los analistas del servicio militar norteamericano de información y el mundo se enteraron de que los soviéticos lanzaban al espacio una nave con la misión genérica de investigar. Se trataba del Zond-3, lanzado el 18 de julio de 1965, que tenía por fin obtener fotografías de la cara oculta de la Luna. ¿Cuáles fueron los resultados? Lo que es cierto es que los rusos suspendieron los lanzamientos hacia la cara oculta de la Luna. Se especula que pudieron recibir una seria advertencia de los extraterrestres.
Aunque los norteamericanos no perdieron el tren espacial, lo cierto es que terminaron en rotundos fracasos los primeros intentos de emular a los rusos, no logrando los datos que esperaban sobre esa zona. La Luna ha sido siempre interesante para los analistas militares de ovnis, que han recogido muestras para sus estudios por medio de las fotografías de los satélites o de los informes visuales de los pilotos espaciales. Los vehículos Lunik 17 y 21 trajeron varias colecciones de fotos de unos aparatos metálicos extraños que les observaban. Quizá sea esa la causa por la que los soviéticos no se atrevieron a enviar tripulantes a nuestro satélite. Se siguió el descenso de la cápsula Friendship 7, tripulada por J. H. Glenn, lanzada el 20 de febrero de 1962, que completó tres órbitas, con una duración de cuatro horas y cincuenta y cinco minutos. Se pudo advertir que un objeto estaba pegado al aparato que bajaba y se apartó de su lado al entrar en la atmósfera. Con ello, se vio la necesidad de preparar a los astronautas para encuentros posteriores. Un asunto no aclarado fue el ocurrido con el primer vuelo Géminis I, que no pudo ser recuperado; aunque era experimental. Algo hizo que la radiación aumentara de tal modo que se hacía muy peligrosa la recuperación de la nave. Ante el miedo que supuso el hecho de que hubiera sido atacada por los tripulantes de los ovnis, lo que era, tal vez, una advertencia para que no se continuase en los intentos de salir al espacio, se lanzó después una nave no tripulada que no sufrió ningún desperfecto. En el Géminis VII, que tenía que ser recogido por el Géminis VI, sus pilotos, lo mismo que los del Géminis VI, Walter Schirra Jr. y Thomas Stafford, apreciaron los intentos de vigilancia por parte de objetos desconocidos. También los tripulantes del Géminis IX fueron objeto de la curiosidad de los extraterrestres. En ese vuelo se realizó una salida al espacio exterior por parte del astronauta Eugene P. Cernan, durante ciento veintiocho minutos. Este debió pasar un mal rato cuando vio una gigantesca nave que les observaba, aunque situada a una distancia considerable.
Los tripulantes del programa Géminis aun tuvieron más avistamientos, como los del Géminis XI, tripulado por Charles Conrad Jr. y F. Gordon Jr. Y los del Géminis XII, tripulado por James A. Lowell Jr., con experiencia previa en avistamientos, y Edwin Aldrin Jr. Estos dos astronautas, en su segundo día de estancia en el espacio exterior, fueron acompañados, durante tres horas, por una nave de doce metros de diámetro, que despedía unas luces brillantes que cambiaban de tono a medida que aumentaba la velocidad del aparato. Afortunadamente para los pilotos, ya acostumbrados a estas experiencias, no sufrieron sorpresas desagradables al iniciarse el proyecto Apolo. Por lo que se refiere a los ovnis, el programa Apolo, con sus diecisiete vehículos, tampoco fue una excepción. Los secretos militares y los analistas de la NASA, disponen de más de un millar de fotografías de objetos volantes no identificados que fueron obtenidas por las distintas naves de ese programa. El vuelo séptimo de la serie Apolo fue el primero tripulado, por parte de Walter M. Schirra, Don F. Eisele y R. Walter Cunningham, los cuales estuvieron once días en el espacio exterior, realizando todo tipo de experiencias, entre las que estaban las de telepatía. Pero en el curso de estos experimentos algo hizo palidecer a los controladores de tierra. Mientras estaban realizando una experiencia en órbita, el astronauta encargado de llevarlas a cabo entró en trance y empezó a decir cosas sin sentido y palabras ininteligibles. Pensaron que habría sufrido un ataque, pero al momento apareció en las pantallas de radar una enorme aeronave que siguió a la nave terrestre durante algún tiempo, para perderse luego en el espacio. Este episodio fue analizado por los psicólogos, durante mucho tiempo, sin llegar a conclusiones definitivas.
El Apolo VIII fue lanzado el 21 de diciembre de 1968 y, tripulado por Frank Bormann, James A. Lowell y William Anders, dio diez órbitas a la Luna. Observaron atónitos lo mismo que las cámaras de las sondas soviéticas habían fotografiado en la cara oculta de la Luna y lo transmitieron por el canal secreto, una vez que llegaron a la zona desde la que podían comunicar. Debemos recordar que un vehículo en la parte oculta de la Luna no puede transmitir nada a la Tierra si no cuenta con la ayuda de un satélite de comunicación. Allí observaron hileras de objetos y plataformas móviles, que a cada nueva vuelta estaban en lugares diferentes. Cuando el Apolo VIII se encontraba en la parte oculta de nuestro satélite natural, los ovnis se acercaban a la nave espacial. Debido a la preparación psicológica a que habían estado sometidos, los astronautas no se impresionaron en absoluto. Pero la gran sorpresa la tuvieron los miembros de los servicios de información encargados de la censura, con ocasión del vuelo del Apolo X, cuando transmitía imágenes de televisión a la tierra y captó en sus pantallas la sombra de un ovni. El susto y la sorpresa fueron tremendos y se logró censurar esas imágenes. A partir de ese momento, siempre que fueran transmitidas por televisión, se retrasaban un poco las imágenes. En los vuelos siguientes de los Apolo estuvieron también presentes las miradas inquisidoras de las naves desconocidas que mostraron un especial interés en el vuelo del Apolo XIII, que no pudo alunizar porque lo impidió una extraña explosión.
Como el asunto ovni era tomado muy en serio y los avistamientos continuaban, cuando los agentes soviéticos dijeron lo que habían descubierto sus astronautas en la cara oculta de la Luna, los agentes de la información militar norteamericana estuvieron meditando largo tiempo si merecía la pena mandar astronautas a nuestro satélite. La información facilitada por los soviéticos fue la de que los satélites rusos habían descubierto una base abandonada y que, dado el potencial tecnológico de esa época, no permitía enviar naves exploradoras. Y añadían que no se podía garantizar que resultase interesante en los aspectos prácticos. Los mandos militares soviéticos decidieron atacar esa base. Aunque se descartaba la posibilidad de que tuviera origen terrestre, se opinaba que podía ser perjudicial para la Tierra. Entonces fueron estudiadas las distintas alternativas de ataque contra la base desconocida y todos se inclinaron por el ataque bacteriológico, que parece se llevó a cabo. Cuando los miembros del Consejo Nacional de Seguridad norteamericanos se enteraron de esto, no se dio crédito a las informaciones. Pero la tecnología soviética estaba en condiciones de poner un hombre en la Luna y sorprendía que no lo hicieran. Los militares dieron el visto bueno a la misión que habría de poner a un hombre en la Luna y el hecho de que los rusos hubiesen lanzado bacterias en la Luna fue la razón de que los astronautas estuviesen en cuarentena.
El más importante de los casos de avistamiento en el espacio tuvo lugar en los vuelos de acoplamiento del Soyut 4 con el Soyut 5. El primero tripulado por V. A. Satalov, al regresar a la Tierra llevó consigo a los astronautas de la otra nave, E. Hrunov y A. S. Jeliseev. Cuando partieron, el astronauta del Soyut 5, B. Voljnov, lanzó frenéticos avisos a la tierra para que le permitieran volver, porque estaba asustado. Los pilotos del Soyut 11, G. L. Dobrovolskij, V. I. Patsayev y V. Volkov, cuando realizaban el pase a la estación orbital Salyut e indicaban el descenso a la Tierra, fueron acompañados por dos objetos no identificados. Los mensajes de los astronautas fueron bastante largos, pero unos momentos después perecieron al entrar en la atmósfera y las causas de su muerte siguen siendo un misterio. Los astronautas soviéticos Nicolaev y V. Sebastianov, del vuelo Soyut 9, fueron advertidos, por funcionarios de la seguridad militar soviética, de que no debían hablar a nadie de sus avistamientos, pues ellos habían comenzado a hacer comentarios sobre el tema con todo el mundo. Durante el vuelo del Soyut 14, de catorce días de duración, desde la estación orbital Salyut fueron observadas oleadas de ovnis que entraban en la atmósfera terrestre. Los astronautas P. Popovic y J. Artjukin fueron los que estuvieron más tiempo en el espacio y fueron testigos de entradas de ovnis en la atmósfera. Otro tanto se puede decir de los pilotos norteamericanos Bean, Garriot y Lousma. Más recientemente, los pilotos Yuri Romanenko y Grechko, en un vuelo orbital de noventa y seis días, registraron más de diez avistamientos de platillos volantes, uno de ellos cuando estaban fuera de la cápsula espacial. Posteriormente las tripulaciones han podido ser testigos de nuevos avistamientos y no acaban de comprender que los gobiernos continúen ocultando a los ciudadanos la verdad sobre los ovnis. En las sondas que se han enviado a Marte, Mercurio y Venus ha habido también muchas sorpresas. Por ejemplo, algunas extrañas destrucciones de sondas en Venus y unas curiosas fotografías de Marte. Los programas soviéticos Venera y Marx y el norteamericano Mariner han dejado muchas incógnitas sin despejar. Pero la realidad no puede ser tergiversada, pues la existencia de los ovnis es incuestionable.
Una prueba de la importancia que se daba al tema de los ovnis, después de la II Guerra Mundial, la tenemos en las declaraciones de los jefes militares de entonces, incluyendo la del presidente norteamericano Truman, que el 4 de abril de 1950 decía: “Puedo asegurar que los ovnis existen y no están controlados por ninguna potencia de la tierra“. El mariscal en jefe del Aire británico Hugh Dowding, señalaba el 25 de febrero de 1957: “La existencia de los ovnis es evidente y la acepto sin reservas“. Pierre Clostermann, as de la aviación francesa, decía: “Los ovnis son de origen extraterrestre; ni los americanos ni los rusos están capacitados para contar con aparatos de este género. Las características de los ovnis son superiores a las posibilidades actuales de nuestra ciencia“. Por su parte, el presidente Eisenhower, el 3 de noviembre de 1954 se mostraba tajante: “Creo que no es correcto decir que los ovnis provienen de un sólo planeta, como había afirmado el general T. Twining“. Asimismo, el almirante Delmer Fahrney, director del programa de misiles guiados de la Armada de EEUU, el 16 de enero de 1957 decía: “Informes autorizados indican que aparatos voladores desconocidos llegan a nuestra atmósfera a altísimas velocidades y controlados por una inteligencia consciente“. Las investigaciones que se han hecho sobre los ovnis, han demostrado que este asunto no era tan trivial como parecía a simple vista. Durante la II Guerra Mundial y en la primera prueba de bombas nucleares realizada por los Estados Unidos, se divisó un ovni cerca de la zona de pruebas. También junto a las primeras bombas atómicas que estallaron en Japón había ovnis, y otro tanto con respecto a los centros de lanzamiento de los proyectiles alemanes V-1 y V-2. Para el público en general, el tema de los ovnis comenzó el 24 de junio de 1947, pero ya había empezado mucho antes para los servicios secretos de información militar y para los mandos de las potencias más poderosas.
Entre las características de los ovnis hay que distinguir los distintos tipos, los lugares en donde aparecen, su color, su sistema de propulsión, su comportamiento y su origen. Para los servicios de información militar norteamericanos existen cinco tipos distintos, clasificación que coincide con la que hicieron los servicios secretos soviéticos. Los hay con forma de dos platos invertidos, de plato boca abajo, en forma de puro, en forma de bola de luz y en forma de triángulo. Pero los investigadores privados han creído ver naves en forma de huevo, torpedo, cohete, etc. La forma de dos platos invertidos suele ser la más corriente, mientras que la de forma de puro se aplica a las naves nodrizas que son una especie de grandes porta-ovnis, de dónde salen otras naves más pequeñas. Estas naves nodrizas han sido divisadas en el mar por las fuerzas aéreas y fuerzas navales de la OTAN. Otro tipo que extraña a los especialistas son una especie de nubes que tienen variados colores y realizan movimientos que no son normales en una nube, pero que no pueden ser encuadradas en la clasificación de ovnis. Tal vez fenómenos correspondientes a otros universos. Los lugares donde aparecen los ovnis suelen ser solitarios y principalmente aparecen n por la noche y muchas veces en el mar. Los astrónomos han detectado, más de una vez, ovnis en la Luna, y en determinadas épocas se les ha visto en oleadas. El color de los ovnis es variable, aunque predomina el naranja con destellos claros. Por lo general, son de tonos ligeros con abundante brillo. Producen destellos y su paso no va acompañado de ninguna clase de sonido, aunque, en casos poco frecuentes, se oye un ligero zumbido. Generalmente se les puede localizar por medio de los equipos de radar, en los que estos aparatos producen interferencias. Se les ha observado en lugares donde se realizan pruebas nucleares y sobre bases secretas, lo que indicaría que están interesados o preocupados por estos temas. Estos aparatos registran velocidades de hasta veinte mil kilómetros por hora y efectúan giros muy bruscos, imposibles con nuestra actual tecnología, al menos la conocida. En el mar, muchas veces no se les puede detectar ni con ayuda del radar. Esto actualmente no causa extrañeza porque las fuerzas aéreas de casi todos los países disponen de medios para bloquear los radares.
Sin embargo, estos aparatos se pueden detectar en su mayoría por medio de las defensas electrónicas de que están dotadas las grandes potencias. Por ejemplo, en Estados Unidos existe una muralla electrónica llamada Cesar, que cubre todo el territorio norteamericano y puede detectar, incluso, el paso de un pequeñísimo objeto. Siempre que se produce un avistamiento de ovnis se paraliza la fuente de energía de los aparatos que están cerca de ellos. Las fuerzas aéreas de todos los países disponen de muchos informes acerca de la pérdida de energía de los aparatos en el momento de la intercepción. Se ha demostrado que los ovnis son casi invulnerables a los ataques y siempre han salido indemnes. Han demostrado que tienen unos sistemas defensivos que desprenden oleadas de calor o disipan un tipo de luz que hace que los aparatos interceptores queden casi inservibles. La RAF británica ha perdido varios aviones en sus intentos de interceptar ovnis. Un fenómeno que se produce de vez en cuando es el llamado estallido de aparatos. Varios investigadores privados y numerosos informes de las fuerzas aéreas dicen que se han registrado casos de estallidos de ovnis. Algo de esto parece que ocurrió en Tunguska, Siberia, en 1908. En el caso del estallido de aparatos se ve una luz brillante, con gran descarga de energía e indicios de radiactividad, aunque también es normal que no queden restos de ellos. Los departamentos de tecnología militar están muy interesados en conocer la forma de propulsión de los ovnis, qué tipo de energía impulsa a esas naves y que les hace alcanzar unas velocidades tan elevadas. A falta de pruebas concretas, se han formado numerosas teorías que se refieren a sistemas de reacción mediante fotones, energía iónica y electromagnética. Pero los analistas militares se inclinan por un sistema de propulsión basado en la antigravedad. Este método consistiría en que la nave crearía su propia gravedad y eso le permitiría realizar todo tipo de movimientos bruscos, sin que les ocurriese nada a los hipotéticos tripulantes que estuvieran en el interior. Este procedimiento no es conocido por la tecnología actual y se trata únicamente de una teoría, y como tal hay que entenderla. En general los ovnis actúan en grupo, aunque también puede verse alguno solitario paseándose por el espacio.
Entre los tipos de ovnis que los militares han detectado están los que tienen aspecto de bola de fuego. Tienen un aspecto inmaterial y brillante, un tamaño relativamente pequeño, una gran capacidad de maniobra y una elevada velocidad. Atraviesan objetos sólidos, como si procediesen de otra dimensión. Otro es el platillo volante típico, en forma de dos platos unidos por su parte cóncava. Se desplazan a gran velocidad, pero también pueden permanecer inmóviles. No emiten ningún ruido y, en ocasiones, emiten un leve zumbido. Tienen unos doce metros de diámetro, hacen virajes muy cerrados e, incluso, se les ha visto desplazarse en zigzag y volar en vertical. En ocasiones, se les ha visto aterrizar y salir despedidos instantáneamente, dejando el suelo sobre el que se han posado con restos de vegetación chamuscada. Los de forma de un solo plato invertido son parecidos en sus características. Cuando aterrizan no dejan huellas de patas. Además pueden permanecer inmóviles a medio metro del suelo. Este tipo de nave causa perturbaciones en cualquier aparato que esté movido por electricidad. Hay otros en forma de cigarro, que tienen características muy diferentes de las señaladas hasta ahora. Se les considera como naves nodrizas. Tienen las mismas características que los otros tipos en lo referente a color, velocidad y facilidad de maniobra, pero no así en cuanto a tamaño, que es enorme. Están siempre sobre los mares, lo que probablemente les sirve para camuflarse. Finalmente tenemos los de forma de triángulo. Este tipo es bastante raro de ver y tienen características similares a los llamados platillos volantes. Algunas veces se les aprecia una cúpula en la parte superior. Acostumbran a tener unos treinta metros. Para los analistas militares estos son los únicos tipos de ovnis que existen, aunque los investigadores privados aumentan considerablemente en número de tipos de ovnis. Los sistemas de detección de ovnis y de misiles balísticos intercontinentales son tan perfectos que es casi imposible que un objeto cruce la atmósfera sin ser detectado. Hay centenares de fotografías auténticas tomadas tanto en los vuelos especiales de la NASA, como por la CIA, las fuerzas aéreas, la armada norteamericana, así como en los archivos soviéticos y de otras potencias.
La localización de bases de ovnis es uno de los temas que preocupa a las fuerzas armadas, puesto que no es probable que estos aparatos hagan travesías de cientos de miles de kilómetros sin tener una base donde aterrizar, preparar el retorno y analizar los datos. Hay informaciones de que en la Luna existen lugares donde hay supuestas bases logísticas de ovnis. Durante el vuelo del Apolo XI, que fue el primero que se posó en la Luna, los astronautas afirmaron que estaban viendo multitud de extrañas cosas al otro lado de un cráter. Según los servicios secretos norteamericanos se descubrieron hasta cinco bases de estacionamiento de ovnis en la Luna. En el año 1975 se procedió a realizar un bombardeo atómico táctico de estas bases. Desde que se lanzó el primer satélite espacial, los científicos militares han estado soñando en llevar experiencias atómicas al espacio. A finales del siglo XX aumentaron las oleadas de ovnis. Tal vez esos aparatos y sus tripulantes estén preocupados por el creciente desarrollo tecnológico de la raza humana y quieran averiguar en qué consisten esos avances para defenderse de nosotros. Es un hecho comprobado, tanto por los militares dedicados a la información secreta, como por los investigadores privados, que cuando hay mayor aproximación entre Marte y la Tierra y la distancia, por tanto, es más corta, las oleadas de ovnis aumentan. Lo cual parecería indicar que hay bases de ovnis en el planeta Marte. Pero también se han detectado movimientos de naves extraterrestres en Venus. En el caso de Venus, según los servicios de información militar, tanto soviéticos como norteamericanos, se asegura que allí hay gran cantidad de bases de ovnis. Y el planeta Venus tiene una gran ventaja sobre Marte y es que en su superficie hay una capa nubosa que hace que su superficie sea prácticamente invisible. En cuanto los soviéticos o los norteamericanos han intentado cruzar la atmósfera venusiana, los aparatos se desintegraron. Dos sondas cayeron en altitudes distintas y de esto se dedujo que, en Venus, las cordilleras montañosas son mucho más grandes que las terrestres. El centro receptor soviético de la localidad de Tyuratan detectó que las sondas soviéticas que habían caído en Venus, de repente quedaron destruidas al correr en sentido horizontal, durante cinco minutos, a una velocidad de más de quinientos metros por segundo.
Curiosamente, de acuerdo con Victoria R. Bricker y Harvey M. Bricker, en su libro Los Mayas, de todos los planetas, “Venus parece haber sido al que prestaron mayor importancia los mayas antiguos y otros pueblos de Mesoamérica”. Los mayas le dedicaron centros ceremoniales, pirámides, estelas y -tal vez- códices que ya no existen. Venus es un planeta que es considerado por los militares como una base espacial de seres inteligentes de otros sistemas solares. Asimismo se sospecha que en el planeta Marte también hay una base de ovnis, tal como se deduce del incidente en Phobos. Se ha observado gran cantidad de movimientos extraños de naves en sus satélites Phobos y Deimos, en cuyo interior se sospecha que puede haber igualmente bases extraterrestres. Los Viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, contiene unas informaciones científicas asombrosas. Los dos satélites de Marte, Phobos y Deimos, fueron descubiertos por el astrónomo norteamericano Asaph Hall en el año 1877, pero son descritos en la obra de Jonathan Swift, con sus parámetros exactos, en 1726, 150 años antes de su descubrimiento oficial. Además, en el texto de Swift leemos “Han descubierto (se refiere a los científicos tripulantes de la gigantesca ‘isla volante’ que recogieron a Gulliver), dos estrellas interiores o satélites, que giran alrededor de Marte, del que el más próximo se encuentra de su centro a tres veces exactamente de su diámetro y el más alejado a una distancia de cinco veces el mismo diámetro”. La afirmación de que en Phobos hay una posible base de una civilización inteligente, no es nuevo, ya que, en 1959, el científico soviético I. S. Shklovsky anunció que Phobos era un satélite artificial, basando su conclusión en los cálculos efectuados. Según Shklovsky y otros análisis que han confirmado su teoría, Phobos está siendo frenado por el rozamiento electromagnético y la fricción de la atmósfera más de lo que era presumible para una verdadera luna sólida. Para él la explicación era que Phobos fuese una esfera hueca, una enorme astronave esférica, creada para albergar una colonia que tuviera que escapar de Marte, cuando el planeta comenzó a perder su atmósfera. Pero tanto los analistas soviéticos como los norteamericanos no creen en la posibilidad de que en el interior de Phobos vivieran seres cuyo origen fuese Marte, sino que, por el contrario, era una base de seguimiento e información sobre la Tierra. Phobos es un satélite muy pequeño, pero con sus dieciséis kilómetros de diámetro es uno de los principales focos de atención de las fuerzas aéreas, tanto norteamericanas como soviéticas.
La NASA ha creado programas para estudiar la órbita de Phobos, pues este satélite gira alrededor de Marte más deprisa de lo que el planeta gira sobre su eje y eso no puede tener un origen natural. Aparte de esas bases que han sido detectadas por las fuerzas armadas, los extraterrestres tienen también otras bases complementarias que se sitúan más cerca de nuestro planeta, como en el caso de dos misteriosos satélites que orbitan alrededor de la Tierra. El descubrimiento de estos satélites se realizó en 1953, cuando las fuerzas aéreas experimentaban tipos de radares de largo alcance. En ese año, mientras los operadores efectuaban pruebas se sintieron anonadados al encontrar un objeto que orbitaba cerca del Ecuador. Su velocidad era de veintinueve mil kilómetros por hora. Después de hacer los oportunos análisis se comprobó que ello sólo podía tener una explicación: algún enorme objeto desconocido estaba dando la vuelta a la Tierra a mil kilómetros de altura. Poco tiempo después, otro enorme objeto se aproximó a la Tierra y entró también en órbita a unos ochocientos kilómetros de altura. Por su tamaño podía considerarse una ciudad volante. Los responsables de defensa, ante la alarma surgida por estos hechos, crearon un proyecto de emergencia para la destrucción de satélites en White Sands, en Nuevo Méjico. El científico que estaba al frente de esta investigación era el doctor Clyde Tombaugh que descubrió el planeta Plutón y era el único astrónomo famoso que admitió haber visto un ovni. La primera impresión que tuvieron los militares fue que dos enormes astronaves estaban orbitando alrededor de la tierra, pero la censura de las fuerzas aéreas lo negó rotundamente. A cambio, se inventaron un proyecto que hicieron público, afirmando que seguramente serían meteoritos que habrían entrado en la órbita terrestre. En cuanto a bases de ovnis en la Tierra, se han detectado en el fondo del Atlántico, con ocasión de unas pruebas de la OTAN, en el año 1968. Cuando se intentaba atacar a un submarino soviético, se detectó una escuadrilla de ovnis que desapareció rápidamente. Los analistas dijeron que, durante bastante tiempo, allí había habido una base de ovnis. También se detectaron bases de ovnis frente a las costas argentinas, especialmente en el golfo de San Matías, según declaraciones de miembros del Ministerio Argentino de Marina. Una nueva base fue detectada, en la década de 1960, frente a Mozambique.
En 1962, analistas del Ministerio de Aire Portugués observaron que en las selvas mozambiqueñas se habían concentrado gran cantidad de ovnis. Rápidamente las fuerzas aéreas portuguesas hicieron batidas por la zona. Muchos pilotos murieron al pretender interceptar a los ovnis. Las fuerzas aéreas portuguesas contaron con la ayuda de Rodesia y de Sudáfrica, pues estos países habían detectado también la misma situación. Inmediatamente las fuerzas de la OTAN se pusieron en acción, por ser Portugal miembro de esa organización. En aquellos tiempos, las fuerzas armadas norteamericanas dieron una intensa batida por las junglas de Mozambique y otro tanto hicieron los soviéticos, por la misma causa, a lo largo de tres meses, puesto que ellos mantenían a los principales líderes del grupo revolucionario FRELIMO y les ofrecían asistencia teórica y práctica. El FRELIMO comenzó a atacar en un intento de capturar un ovni. Esta situación, que se prolongó durante más de cuatro meses, tuvo resultados negativos cuando todos los ovnis salieron de la jungla mozambiqueña y se perdieron en el espacio. Generalmente, las bases de ovnis tienen una duración limitada. Pero el comportamiento de los ovnis es generalmente pacífico. Parece que únicamente pretender estudiar el desarrollo de la raza humana, por lo que nunca provocan accidentes. Pero si son atacados se defienden. En 1960, el doctor Struve asombró al mundo científico al iniciar la creación de unos programas llamados Proyecto OZMA. En un informe dado a la Prensa afirmó que debía de haber, al menos, un millón de planetas habitados en nuestra galaxia y era probable, según él, que las más avanzadas civilizaciones tuviesen pruebas de la existencia de la Tierra. añadió que era importante que tratásemos de establecer comunicación con ellos, empezando por escuchar los posibles mensajes. En aquel tiempo, la mayor parte de los astrónomos y científicos evitaban discutir el asunto de la vida en otros mundos por miedo a caer en el ridículo. Pero la Prensa brindó una gran difusión al proyecto OZMA. En el año citado año el doctor Drake dijo que ese proyecto podría interceptar mensajes entre naves espaciales extraterrestres. Pero los responsables del mismo evitaban la discusión sobre los ovnis, ya que esto podría haberles ocasionado problema con la fuerza aérea.
A principios del año 1961, varios ovnis se concentraron en Tau Ceti, una estrella que es posible que tenga planetas. Tau Ceti es una estrella en la constelación Cetus similar al Sol en masa y tipo espectral. A poco menos de 12 años luz de distancia del sistema solar, es una estrella relativamente cercana. Nadie estaba preparado para afrontar lo que sucedió en menos de dos minutos. Se empezaron a oír señales que, indudablemente, formaban parte de un código inteligente. Aquello representaba un éxito asombroso, pues estaba claro que habían sintonizado con una civilización situada en un planeta de Tau Ceti. Al cabo de un corto espacio de tiempo las señales se desvanecieron, pero se mantuvo el asunto en secreto. Otro de los lugares donde también es posible la existencia de vida es en Epsilón Eridani, que es una estrella como nuestro Sol. Estos sistemas estelares que se encuentran a pocos años luz del nuestro, son los que en principio parecen contar con mayor apoyo por parte de todos los científicos y de los analistas militares. En cuanto a que el origen inteligente estuviera en nuestro sistema solar está momentáneamente descartado. Los servicios de información de las dos superpotencias guardan mucha información gráfica y detalles que permanecen secretos. Por ejemplo, en la base aérea de Langley, en Virginia, se dispone de restos de un ovni que estalló mientras era perseguido por unos interceptores. En la base de Offutt, en Omaha (Nebraska), donde se encuentra la sede del Comando Aéreo Estratégico, una red de defensa y de ataque nuclear, se encuentra la casi totalidad de todo el material gráfico que se guarda sobre los ovnis, así como restos de esas astronaves que explotaron. En casi todas las bases aéreas norteamericanas se guardan informes sobre ovnis. En 1965, en una base del Pacífico, en Saypan, en donde la CIA y la Marina de los Estados Unidos tienen una base secreta, se posó un ovni a las tres de la madrugada del mes de abril y permaneció así un cuarto de hora. En ese caso, los miembros de la CIA hicieron todo tipo de fotografías electrónicas por medio de los rayos X e infrarrojos, e incluso le atacaron, pero, al cabo de media hora, el ovni desapareció en el cielo. En la base de Fort Gulik, en el Canal de Panamá, que es donde se instruyen los boinas verdes, reciben periódicamente visitas de ovnis. En la base de Oackland, en San Antonio de Tejas, una base aérea de entrenamiento, en el año 1965, mientras estaban probando un avión supersónico de espionaje A-11, divisaron una escuadrilla de ovnis que iban siguiendo al aparato.
El radar de defensa de Groenlandia detectó en abril de 1967 una gran cantidad de ovnis. En un principio fueron tomados por aviones interceptores soviéticos y al intentar atacarlos, comprobaron que se trataba de ovnis, que se escaparon sin dificultad. En la base militar de submarinos de Arcángel, en la zona soviética, fueron detectados en 1963 dos ovnis. Cuando iban a ser interceptados por aviones antisubmarinos desaparecieron volando. En China, el Ministerio de Defensa detectó una gran cantidad de ovnis, mas se comprobó que, aún con el auxilio del radar, no pudo ser interceptado ninguno. Generalmente, cuando se afirma que una persona ha tenido un avistamiento de ovnis, lo avisan inmediatamente a las centrales respectivas y después se pasa el correspondiente aviso a Fort Holarbird, en Baltimore. Allí existe el mayor archivo de datos de los servicios secretos norteamericanos. Los agentes del CIC, que es el contraespionaje militar norteamericano, se encargarán de la información a partir de ese momento. En las bases de la OTAN tienen la misma función los servicios de información militar. Las fuerzas armadas se han visto siempre en la necesidad de investigar el fenómeno ovni, pero también de desprestigiarlo públicamente. Esa necesidad de investigar sobre los ovnis arranca desde la II Guerra Mundial , cuando los aliados estudiaban el fenómeno en relación con la posibilidad de que fueran armas secretas. Al acabar la II Guerra Mundial, con Europa destrozada, se planteó un problema vital como era la guerra fría y con ella la posibilidad de un conflicto bélico entre soviéticos y americanos estaba latente en cada momento. Y a todo esto nos encontramos en el año 1947 y fue ese año cuando se divisó el primer ovni. En un principio, los militares no pensaron en él como en una nave de otro mundo, sino como una hipotética arma secreta soviética. Y es que las fuerzas armadas no tenían más remedio que darle importancia, pues pensaban que podía estar en peligro la supervivencia de los Estados Unidos.
Aunque los ovnis siempre han sido discutidos y descubiertos por las fuerzas aéreas, tanto norteamericanas como soviéticas, como naves espaciales de otros mundos, es lógico también que el ejercito quiera desviar la atención del público sobre estos temas. Todos los países han movilizado una censura para que el tema no sea dado a conocer a escala mundial, puesto que existen pruebas en todos los gobiernos del mundo. El 11 de noviembre de 1967, los soviéticos anunciaron la creación de una comisión para estudiar todo lo referente a los ovnis, al mando del general Stolyerov, que contaría además con la presencia y la ayuda de más de dieciocho científicos rusos de gran prestigio y el apoyo de la fuerza aérea, con una red de doscientos centros observadores. Su finalidad era redactar un libro con los resultados obtenidos. Sin embargo, el que puede ser considerado como un gran proyecto fue el que se realizó a principios de la década de 1950 y que fue conocido como el informe Serov, por el general jefe de la KGB. Este proyecto tuvo fuentes de información en los datos facilitados por los servicios de información interior y en los miles de interrogatorios y la investigación de los lugares de los aterrizajes. Se consiguió conocer las conclusiones de este proyecto por la deserción de un coronel de la KGB que se marchó a Occidente en 1958: “El asunto ovni es real, no es una invención; nuestros servicios de información consideran que son naves de origen extraterrestre“. En China, un programa de investigación popular dirigido por miembros del comité central del partido comunista chino, tuvo la función de investigar el tema de los ovnis. Llegó a conclusiones parecidas a las obtenidas por las dos superpotencias. Entre la parte no pública de este proyecto, dirigido por el comité central del partido, figuraban intentos de intercepción de ovnis.
Paralelamente a los proyectos de las dos superpotencias, la OTAN creó una sede para una comisión militar sobre los ovnis, con sede en Bruselas y con un archivo de datos en la base de Thule, en Groenlandia, donde se almacenaba toda la información obtenida sobre ovnis. Los países miembros de la Alianza enviaron a la comisión militar, para su estudio, varios informes, entre los que destaca uno de las fuerzas aéreas griegas en relación con un suceso ocurrido en el año 1947. Unos extraños objetos que volaban sobre Grecia alarmaron al gobierno, puesto que, en aquellos tiempo, en ese país había una guerra civil. El gobierno griego tuvo serios temores por cuestión de la guerra civil, pero no por pensar que se trataba de una invasión de ovnis. Creyeron que se trataba de proyectiles soviéticos y el alto mando del ejército griego dio cuenta del hecho a los Estados Unidos, concretamente al departamento de Defensa, informándole ampliamente de los misteriosos objetos que se dedicaban a realizar maniobras inteligentes sobre su espacio aéreo. Poco después, los científicos norteamericanos de los servicios de información confirmaron que se trataba de platillos volantes. En 1970, en Italia, hubo una oleada de ovnis y el primer ministro italiano, Giulio Andreotti, a preguntas de los periodistas, respondió que iban a enviar todos los datos sobre ovnis a una comisión especial de la OTAN. Con todo lo dicho queda claro que, tanto los gobiernos, como las fuerzas armadas de casi todo el mundo, tienen información fidedigna y absoluta sobre el fenómeno ovni. Y todos comparten la idea de que la censura debe ser mantenida.
Una noche en que soplaba un viento muy fuerte, un interceptor F-94 estaba sobrevolando la estación de energía atómica de Hanford, en Washington. La ruta se hallaba a ocho mil metros de altura, cuando el radar captó un objeto no identificado que se aproximaba a gran velocidad. Mientras este objeto brillante, de color rojo, se abalanzaba sobre el reactor, el piloto que llevaba los controles dio un bandazo para evitar la colisión. El disco volador invirtió, con rapidez, su dirección regresando hacia el F-94, pero el piloto creyó que el ovni estaba atacando y se apresuro a disparar. En el último momento, el platillo volante saltó hacia un lado, una y otra vez, y se lanzó contra el reactor. Durante quince minutos, el ovni estuvo jugando con el interceptor, como el gato con el ratón, hasta que se perdió en el cielo. Otro caso ocurrió a las fuerzas aéreas holandesas en el 26 de enero de 1962, cuando apareció sobre el radar de defensa un objeto volante al Este de Holanda. Cumpliendo órdenes, el piloto dio un aviso al ovni para que bajara a tierra, y, como se puede suponer, no recibió respuesta alguna. Entonces se dispuso a atacar con su aparato, un reactor F-86 Sabre, armado con cuatro cañones de veinte milímetros y un cohete Sidewinden. Se acercó a toda velocidad al objeto volador no identificado, pero antes de que se aproximara lo suficiente para disparar, el ovni se alejó y salió de su campo de acción.
En la Unión Soviética, el 5 de marzo de 1968, en la zona de misiles nucleares cercana al lago Baikal, un objeto volador no identificado se dirigía a esa base de cohetes, donde estaban dispuestos para efectuar uno de los lanzamientos. En unos segundos fue dada la alarma a toda la base de defensa y, como consecuencia de ello, oleadas de MIG 23 se abalanzaron con todo tipo de armas hacia la zona. A su vez los defensores de la zona militar prepararon sus armas. Todos los presentes pudieron ver cómo el aparato descendía lentamente y tenía forma de disco, mientras que, por los bordes, brillaba una serie de luces de colores claros. Los soldados no pudieron decir luego si el platillo volante había ejercido alguna extraña influencia sobre ellos, pero lo cierto es que los reflejos de las luces que rodeaban al ovni les impedían ver ningún detalle. El ovni se acercó al silo más cercano y los grupos de combate se dirigieron a él. De repente, este objeto volador quedó flotando a una altura de unos doscientos metros. Los guardias empezaron a disparar sin importarles que el aparato quedara destruido, siguiendo las órdenes del ministerio soviético de Defensa. Los pilotos que se hallaban en sus reactores MIG 23 se acercaron a la zona y comenzaron a hacer fuego con sus armas contra el ovni, pero éste salió disparado hacia el cielo y se perdió en el espacio en breves momentos. Un par de aparatos MIG 23 le persiguieron sin conseguir alcanzarlo. Aunque, aparentemente, todos los casos de intercepción han sido completos fracasos, no todos pueden ser considerados como tales. Por ejemplo, en 1963, en unas maniobras de la armada norteamericana, que se realizaban en el Atlántico sur, un ovni se aproximo al buque central y se detuvo flotando en el aire, a unos seis mil kilómetros y medio por encima de él. El oficial que estaba al mando del barco envió un informe urgente al departamento de la armada mientras ordenaba el ataque. Fue lanzado un proyectil superficie aire que dio en el blanco y el ovni quedó completamente destruido. A continuación, los buzos estuvieron durante varios días intentando encontrar restos. Pero la búsqueda resultó infructuosa.
Ha habido ocasiones en que los aparatos de las fuerzas aéreas han desaparecido sin dejar rastro y otras en que los platillos volantes han obligado a los pilotos de los reactores a que saltaran en paracaídas. Esto puede ser considerado más como una advertencia que como una amenaza, ya que generalmente son pacíficos. Un caso muy famoso fue el que sucedió el 1 de julio de 1954. Un objeto volante desconocido fue seguido en el estado de Nueva York por el radar de la base de la fuerza aérea de Grifiss. Se hizo despegar un F-94 Starfire y el piloto subió derecho a su objetivo, guiado por su observador de radar. Cuando el objeto brillante, que tenía forma de huevo, se hizo visible, se acercó hacia él. De repente, una oleada de calor llenó la carlinga e hizo que el piloto obligara a saltar el techo de la misma. Vio cómo su copiloto saltaba en paracaídas, mientras que él, atontado como estaba por el calor, hizo lo propio. El aire frío y el tirón del paracaídas le despertaron y entonces vio, horrorizado, cómo el reactor caía en picado hacia el centro de un pueblo, llamado Wallesville, en el estado de Nueva York, atravesando un edificio y estallando en llamas. En su trayectoria vertiginosa la chatarra incendiaria chocó contra un coche y murieron cuatro personas en el accidente. Otros cinco vecinos de ese pueblo resultaron heridos. Una vez en tierra los dos pilotos fueron llevados a la base de Grifiss y allí les prohibieron las entrevistas. Cuando apareció en los periódicos la información de la caída, las fuerzas aéreas anunciaron que fue debida a un fallo en el motor. En los interrogatorios de la comisión técnica, el piloto del F-94 señaló qué, además del calor, había apreciado un efecto que hizo que su mente quedase en blanco. Los análisis médicos indicaron que había sido un intenso calor lo que le ocasionó el desmayo y, también, que su sensación de atontamiento provenía, seguramente, de ver cómo el reactor se estrellaba contra Wallesville.
Otro caso similar se produjo en Uruguay. Carlos Alejo Rodríguez, piloto e instructor de paracaidismo, manifestó que volaba cerca de la base de Carbelo, cuando un ovni, de unos diez metros de diámetro, se abalanzó sobre él. De pronto se detuvo y quedó flotando, lo que fue aprovechado por el piloto del reactor para acercarse al ovni. Entonces quedó atontado por una gran oleada de calor y cuando se alejó huyendo del platillo volante la temperatura volvió a ser normal. En abril de 1952, el secretario norteamericano de Marina, Dan Kimball, volaba rumbo a Hawai, cuando dos aparatos, en forma de huevo, se dirigieron a su avión, a una velocidad que, según cálculo de los pilotos, sería de 2.500 a 3.000 kilómetros por hora, y posteriormente desaparecieron. Cuando llegó a su destino, Kimball hizo que enviasen un informe para las fuerzas aéreas, puesto que eran los que llevaban toda la información referente a los ovnis. Los militares contestaron que aquello no era un ovni, pero Kimball no quedó satisfecho porqué él había visto con sus propios ojos el platillo volante. Trató de recoger informes de varios pilotos de la armada, en los que afirmaban que habían sido testigos de avistamientos de ovnis y otro tanto hizo en otros departamentos de la armada. Tras comprobar todos los documentos de que disponía, se enteró que las fuerzas aéreas habían insistido en quedarse con las copias de esos documentos, sin dejar que la armada hiciera informes preliminares. Lo que Kimball no sabía era que la información sobre ovnis se llevaba al más alto nivel y que pasaba por encima de las divisiones militares de la Marina, la fuerza aérea y el ejército de tierra. Este hombre, sin darse por vencido, ordenó a la oficina de investigación naval que llevase a cabo una investigación y además contaba con varias fotografías de objetos desconocidos. Pero antes de que prosperaran los deseos de ese político, el secretario de Marina fue destituido.
La importancia real que tienen los ovnis hizo que las grandes superpotencias crearan organismos supersecretos que tienen como misión recoger la máxima información sobre esas naves, obtenida a través de testigos de avistamientos fotografías o de otros modos. En la década de 1970 aumentaron mucho más los ovnis que surcaron los cielos. Los platillos volantes estaban ya controlados antes de entrar en nuestra atmósfera y la prueba de que no estamos tan indefensos la tenemos en que han sido destruidos o averiados algunos ovnis. Hoy en día es un secreto a voces que los ovnis existen. Dentro de los casos más extraños figuran los llamados sumergibles fantasmas. Hay un caso en que los servicios de defensa y los radares de la OTAN, instalados en Groenlandia, detectaron un objeto volante en forma de cigarro. Ese aparato se metió en el mar y una escuadrilla de aviones de lucha anti submarina despegó para interceptarlo. Lamentablemente para los interceptores no lograron su objetivo y no fue detectado hasta tiempo después, cuando aterrizó en las costas irlandesas. Cuando las fuerzas armadas descubrieron, por medio de la RAF, que estaba en territorio de la República del Irlanda se movilizaron inmediatamente para atacarle comandos especializados de la OTAN, estacionados en las bases más importantes del Reino Unido. Pero, al llegar, sólo pudieron observar gran cantidad de material que hizo explosión y no dejó ningún rastro, a no ser unos metales que no revelaron nada extraño en los análisis practicados. El supuesto submarino fantasma desapareció en el mar y fue imposible volverlo a detectar. Uno de los más importantes ocurrió en el fiordo de Sogne, en la última semana de noviembre de 1972. En ese mismo lugar, entre los días 14 al 28 de septiembre, se realizaron unas maniobras de la OTAN en las que participaron más de cincuenta mil hombres. Consistían en una preparación de defensa en la zona escandinava, con la colaboración de fuerzas de Noruega, Dinamarca, Estados Unidos y otros países, con sus unidades de marina, submarinos, tropas de desembarco, etc. En el curso de las maniobras fueron detectados objetos submarinos no identificados, pero al ser imposible tanto su localización como el intento de intercepción, el caso fue archivado en el departamento central de la Marina de la OTAN, situado en Norfolk, Virginia, y el hecho se olvidó enseguida.
Pero el 14 de noviembre de ese mismo año, los radares militares de defensa de la OTAN, situados en la estación secreta de Bergen, base que detecta el paso de cualquier aparato, detectó el paso por la zona de un submarino no identificado. Rápidamente se envió un informe a todos los centros de defensa de la OTAN en Noruega y a otras muchas estaciones. El objeto detectado parecía un submarino, pero tenía una forma extraña; y demostraba una capacidad de maniobra poco corriente en ese tipo de sumergible. Más tarde fue detectada su presencia en el fiordo de Sogne, antes citado, y allí se pudo apreciar que ese aparato se movía a gran velocidad dentro del fiordo, sin chocar contra ningún arrecife. El alto estado mayor, cuando tuvo constancia de la presencia de ese extraño objeto, dio orden de capturarlo. Las fuerzas noruegas de marina, que se ocuparon al principio de la investigación, a las órdenes del general Zeiner Bundersen, ordenaron por radio al sumergible que emergiera o, en caso contrario, dispararían. El misterioso objeto no hizo caso de las llamadas, mientras la radio, los sonares y los radares de defensa electrónica seguían detectando su presencia. El general Zeiner Bundersen ordenó a sus fuerzas navales que dispararan cargas de profundidad como aviso. Entre tanto, las fuerzas navales antisubmarinas de la OTAN y los aviones P-3B Orion, aparatos especializados en detección de submarinos, vigilaban el movimiento del sumergible, a la vez que disparaban bombas ligeras. Estos aviones, que tienen como misión localizar a todos los submarinos nucleares que salen de la base de submarinos nucleares soviéticos de Murmansk, están acostumbrados a detectarlos e interceptarlos. Por ello el oficial que estaba al mando y toda la tripulación estaban entusiasmados con la misión que les habían encomendado, ya que, por fin, podrían hacer realidad los intentos de ataque a un submarino, que ellos creían que era soviético. La tripulación de estos aviones, que se compone de siete hombres dotados con los más modernos aparatos electrónicos, detectó en seguida al submarino fantasma. Pero pronto se dieron cuenta de que se trataba de un modelo bastante extraño, en el que destacaba su asombrosa movilidad.
También se dieron cita en el fiordo cinco aviones especiales en la lucha antisubmarina, del tipo Grumman S-2 Tracker, armados con torpedos atómicos M – 46 guiados por radar. Mientras, las fuerzas navales intentaban detener el sumergible, atacándole con armas no atómicas, aunque suponían que si destruían lo que se creía era un submarino nuclear, quedaría contaminada de radiactividad la costa de Noruega. No obstante, el general Zeiner Bundersen recibió órdenes tajantes del alto mando: había que capturar este submarino, aunque fuera necesario destruirlo para ello. Al mismo tiempo el embajador soviético en Oslo era llamado urgentemente a la sede del ministerio de Asuntos Exteriores. Allí el titular del departamento le advirtió al embajador ruso que un submarino, que ellos tenían la seguridad que era soviético, había entrado en aguas jurisdiccionales noruegas y que, por tanto, sus fuerzas navales le habían pedido que se rindiera. El embajador soviético fue a su embajada para enviar un mensaje urgente al ministerio de Asuntos Exteriores soviético, en el que solicitaba instrucciones. En el comunicado de respuesta mostraban su extrema sorpresa por la acusación que se les hacía, alegando que no es costumbre de los soviéticos invadir los territorios nacionales de los países amigos, al propio tiempo que añadían que las fuerzas armadas soviéticas ofrecían su ayuda a los noruegos para identificar al citado sumergible. Los analistas de la OTAN llegaron a la conclusión de que en la zona no podía haber ningún sumergible soviético, puesto que todos los submarinos que habían salido de la base de Murmansk habían sido detectados por los servicios electrónicos de defensa y estaban todos bajo control. Había algo que no encajaba, pues los militares habían detectado un sumergible que había estado unos cinco días paseándose impunemente por los fiordos de Sogne y, aunque los fiordos son muy grandes, los aparatos de lucha antisubmarina de la OTAN estaban capacitados suficientemente para detectar al submarino sin ningún problema. Los analistas militares estaban de acuerdo en que en el fiordo de Sogne había un ovni de grandes dimensiones, pero ese aparato se les escapó a las fuerzas aéreas noruegas, sin que se explicaran cómo lo había conseguido.
A inicios del mes de noviembre de 1975 apareció algo extraño en el mar Báltico. Concretamente, dos submarinos de la escolta y una escuadrilla de aparatos MIG descubrió sobre la superficie del mar un extraño artefacto, de unos doscientos metros de largo por treinta de alto y con una anchura que no se pudo precisar. Las fuerzas armadas soviéticas pidieron al inusitado objeto que se identificara, sin tener respuesta. Entonces se ordenó que fuera detenido. Era la noche del 8 de noviembre de 1975 cuando las naves de superficie y los aviones recibieron órdenes de bombardear al extraño aparato. Después de haber disparado muchas veces y haber intentado su intercepción, el ovni se sumergió y se perdió de vista en el mar. Posteriormente, esa misma nave, al cabo de una semana, fue detectada cerca de la base de Lajes en las Azores y los informes de los servicios de inteligencia confirmaron que, efectivamente se trataba de la misma nave. Como es lógico, un país no va a reconocer ante los demás Estados que ha estado disparando contra los ovnis. Y además niegan la existencia de los platillos volantes, como ocurrió tanto en este caso como en el anterior. Otro caso famoso, dentro de los servicios de información militar, fue el que se produjo en las proximidades de las islas Canarias, en España, el 11 de diciembre de 1978. Empezó con una detección del sistema especial de defensa aérea de la OTAN. En la zona de defensa aérea especial norteamericana, los satélites detectaron un ovni del tipo submarino, bastante grande y que se movía a gran velocidad. Inmediatamente, en la base de Lajes, en las islas Azores, se movilizaron muchos aparatos interceptores anti submarinos. Cinco P-3B Orion, así como lanchas torpederas norteamericanas que se encontraban en la zona, atacaron al ovni en cuestión, pero esta vez el platillo volante no permaneció inactivo, sino todo lo contrario.
De pronto, el avión interceptor más cercano avisó por radio a los demás aparatos que tenía un calor asfixiante que no le permitía respirar y que los instrumentos de control se habían vuelto locos. De los siete hombres que formaban la tripulación del aparato, dos eran presas de un ataque de locura y el resto estaban desmayados. En el centro del radar, que estaba situado para esta operación en la base de Lajes, de donde despegaron estos aviones, cuando empezaron a notar una cierta incoherencia en sus actos, avisaron inmediatamente a las demás naves, quienes afirmaron que, sobre el avión afectado, se veía una especie de luz azul. Más tarde, las fotografías obtenidas revelaron una serie de bombardeos de rayos desconocidos. Fueron, sin duda, esos rayos los que hicieron que la tripulación perdiera el control y murieran las siete personas que formaban la tripulación al estrellarse el avión en la isla de Hierro. El avión, que al principio volaba a 1.500 metros de altura, cuando le atacaron con esos rayos extraños descendió rápidamente a 400 metros, pero sin hacer ningún intento de rastrear el Atlántico, como sería su verdadera misión, sino que bajó a 400 metros y empezó a realizar maniobras incoherentes hasta que terminó por estrellarse. En su hoja de vuelo tenía como origen y destino las islas Azores, pero la misión del aparato no fue comunicada a las fuerzas aéreas españolas, con lo que no pudieron evitar el accidente. El por qué se estrelló ese avión es algo que está todavía por aclarar incluso para las autoridades norteamericanas
Uno de los capítulos más extraños es el relacionado con los llamados hombres de negro. El público cree que se trata de extraterrestres cuya única misión es asustar a aquellas personas que han tenido avistamientos de ovnis para que no manifiesten lo que han visto al público en general. La leyenda de los hombres de negro se hizo pública por primera vez en septiembre de 1953, cuando llamaron a la puerta de Albert K. Bender, en Bridgeport, Conneticut. Hasta esa fecha Bender había publicado bastantes artículos en revistas especializadas de ovnis. Pero cuando se le presentaron tres hombres vestidos de negro cambió de opinión e hizo unas declaraciones bastante extrañas y ya nunca se refirió de los platillos volantes que, hasta aquel momento, le habían apasionado. Posteriormente, otros muchos caso se registraron siempre con personas que afirmaban haber visto un ovni. Los servicios de información no le dieron importancia a todo esto al principio, pero cambiaron de opinión cuando se enteraron de que esos sujetos se hacían pasar por agentes del gobierno. Al irse repitiendo las visitas de esos extraños personajes con cierta frecuencia, se inició una investigación para tratar de saber el alcance que podía tener.
El 15 de septiembre de 1971 se celebraba en Buyrakan, Armenia, un congreso internacional para el estudio de las civilizaciones extraterrestres. Las sesiones se desarrollaban rodeadas de las más estrictas medidas de seguridad, ejercidas por la policía soviética y también, discretamente, por los servicios secretos militares occidentales, con algunos espías inscritos como congresistas. Uno de esos días, en las inmediaciones de la ciudad, los radares militares percibieron claramente una escuadrilla de ovnis que se acercaba al núcleo urbano. Los dispositivos de seguridad de las fuerzas aéreas soviéticas se pusieron inmediatamente en funcionamiento. Se procedió al sistema consistente en evitar, por todos los medios, que esos aparatos se acercaran a la ciudad, para lo que e precisaba realizar un ataque desde varios puntos, pero dejando una vía libre de escape que pudiera ser utilizada por los platillos volantes para huir. Suponemos que las medidas adoptadas les traerían sin cuidado a los ovnis, pues ellos tienen la suficiente capacidad tecnológica para escapar sin problemas, esquivando a todos los bombarderos que se utilizaran para atacarles. Y prueba de ello es que, hasta ahora, las fuerzas aéreas que han intentado capturar un ovni solo han conseguido muchos fracasos y algún éxito parcial. Lo cierto es que la escuadrilla de ovnis escapó del cerco y en poco rato atravesaron el cielo soviético. Si los ovnis hubieran aparecido en la inmediaciones del congreso, los resultados del mismo hubieran sido muy distintos a los que fueron en realidad. Más tarde, desde mediados de 1971 hasta finales de 1973, los servicios de información militar detectaron muchísimas oleadas de ovnis, por lo que aumentaron considerablemente los intentos de intercepción. A finales del mes de septiembre de 1971, en América del Sur y más concretamente en Argentina y Chile, se sucedieron oleadas de ovnis, así como en muchos países de Europa Occidental. Esto preocupó seriamente a los estados mayores de los ejércitos, ya que, de continuar la proliferación de platillos volantes sería imposible negar su existencia.
El 23 de septiembre de 1971, un ovni de unos treinta metros de diámetro, de un color anaranjado, con apariencia sólida, se paseo tranquilamente por encima de todas las base militares de la República Alemana. Inmediatamente los Phantom americanos salieron para interceptarlo, pero el ovni se les escapó sin que pudieran lograr su objetivo. Hay que señalar que el ovni no intentó atacar a ninguno de los bombarderos y solo se limitó a huir. Cuando el ovni subió a gran altura, uno de los Phantom norteamericanos le siguió y cuando lo tuvo a tiro, disparó todos los cohetes que llevaba, sin que lograra alcanzar al platillo volante. A partir de ese momento, el ovni se puso a jugar con el piloto como el gato con el ratón, llegando así hasta las cercanías de Kontwing, en las proximidades de Zweibruecken. Allí el bombardero F-4 se abalanzó sobre el ovni en un intento desesperado de derribarlo, aun a costa de su vida. El platillo volante, al darse cuenta de la maniobra, lanzó oleadas de calor que hicieron que el avión se estrellase allí mismo. A continuación, el ovni se perdió en el espacio, siendo seguido de lejos por otros aviones interceptores que habían acudido, vanamente, en ayuda de su compañero. El año siguiente, 1972, los servicios de intercepción tuvieron mucho trabajo. En los primeros meses de ese año, se registraron varios ataques de ovnis contra aviones y viceversa. Una de las víctimas de uno de esos ataques, que ocurrió el 29 de enero de 1972, fue un DC-9, avión civil que hacia el recorrido Estocolmo – Belgrado y que se estrelló en Checoslovaquia, con el trágico balance de veintisiete muertos. Hay que aclarar que el ovni no ataco al avión civil, sino que, al parecer, el aparato sufrió un accidente. Los servicios de detección y de intercepción de las fuerzas aéreas checas habían descubierto en sus radares la presencia de un objeto volador no identificado e inmediatamente despegaron los interceptores para obligar a aterriza a ese avión.
En aquella época era muy corriente que apareciera en Checoslovaquia una especie de globos sonda que eran lanzados por los servicios secretos de la República Federal alemana e iban cargados de propaganda contra el régimen comunista checoslovaco y el de otros países comunistas. Esos aparatos habían sido los causantes de gran numero de accidentes entre los vuelos civiles checoslovacos y entre las líneas aéreas regulares que sobrevolaban el cielo de ese país. En la ocasión a la que nos estamos refiriendo, los radares confundieron al ovni con uno de los globos enviados por los servicios secretos alemanes, ya que, al principio, se elevaba a una altura y llevaba una velocidad que era característica de los llamados globos sonda. Y en aquella época casi todo globo sonda proveniente de Alemania era, sin lugar a dudas, una provocación del servicio secreto alemán. Y, por eso, los reactores que tenían como misión destruir ese cargamento subversivo, se asombraron al ver a un objeto de esas característica. El tipo de ovnis que se presentaba ante sus ojos no era el convencional que se estudia en las academias de las fuerzas aéreas, sino que, más bien, tenía la extraña forma de un boomerang, lo que extrañó muchísimo a los pilotos que consultaron con su base sobre la forma de actuar. A su vez el alto mando ordenó, de forma tajante, que ese objeto tenía que ser destruido. El ovni se movía muy despacio, vigilando de cerca a los reactores que estaban en las inmediaciones. Uno de los pilotos disparó sus armas contra el ovni, pero no le pudo hacer absolutamente nada. Fue en ese momento cuando llegó la orden del alto mando de que había que destruirlo y de las bases aéreas cercanas salieron grandes grupos de reactores interceptores para ayudar a los primeros bombarderos en su misión. En un principio los disparos fueron todos nulos, ya que había una especia de cortina de energía que hacia que los reactores no pudieran dañarle. Pero en un segundo intento un piloto vio perfectamente cómo estallaba uno de sus cohetes en uno de los extremos del ovni. Entonces el objeto volador no identificado empezó a volar sin ningún control, aumentando peligrosamente la velocidad, con lo que se convirtió en un enorme proyectil que podía ser causante de una catástrofe.
Entonces el ovni chocó con el vuelo civil de un DC-9. El avión estaba volando a diez mil metros de altura y al estrellarse se registraron veintisiete personas muertas. Casi por milagro, una azafata logró sobrevivir. La azafata, llamada Vesna Vulovic, resultó con varias fracturas graves, pero logró recuperarse después de sufrir algunas intervenciones quirúrgicas. Cayó en la zona de Ceska Kamenice, en donde había mucha nieve y ello fue, tal vez, lo que la salvo de una muerte cierta. Los servicios de información tenían que dar una explicación a los periodistas y con ese fin se formó una comisión militar checoslovaca para estudiar el accidente y averiguar las causas que lo habían provocado. La información fue dada a conocer a través del periódico checoslovaco Borba, donde se indicaba que el accidente se había producido a causa del sabotaje de un grupo de terroristas. Estos fueron, poco más o menos, los datos que ofrecieron a la opinión pública los miembros de la comisión de estudio. Pero esta era la primera vez que un avión civil era destruido a causa de los intentos de intercepción de un ovni por parte de las fuerzas aéreas militares. Pero no iban a ser esas las únicas víctimas que se iban a producir en otros casos parecidos. Hubo otros intentos de intercepción de ovnis que ocasionaron víctimas civiles. El mes de febrero de 1972 se produjo en China un suceso muy extraño que es recordado todavía en la historia del espionaje. Ocurrió en la frontera de China con Laos y fue protagonizado por un avión de la CIA. Este avión llevaba un cargamento de armas pesadas para las tropas anticomunistas que estaban luchando en el Sudeste asiático. Mientras volaba a baja altura, un grupo de ovnis estaba vigilando las maniobras de un destacamento de guerrilleros comunistas. Entonces se apresuraron a preparar misiles para destruir a uno de los ovnis. Los ovnis no querían estar en el punto de mira de ningún arma de ese tipo, por lo que continuaron su marcha perseguidos por el avión de Air América. Los ovnis se acercaron a la frontera china, en que eran esperados por los reactores de ese país, que ya habían detectado su presencia por medio del radar. Los ovnis obligaron al avión de la CIA a que entrara en el espacio aéreo chino y ellos se elevaron a la increíble velocidad de veinte mil kilómetros por hora. En aquel momento los reactores chinos derribaron al avión de la CIA.
El 2 de febrero de 1972, en Phon Penh, capital de Camboya, se vio en el teletipo de todas las bases militares la noticia de que una escuadrilla de pequeños ovnis habían intentado atacar una base del ejercito camboyano. En la batalla que siguió al intento de destruir a estos ovnis, de apenas cuatro metros por dos metros de altura, las tropas camboyanas tuvieron dos muertos y más de noventa heridos. Ninguno de esos ovnis fue averiado y, sin embargo, la batalla duró más de dos horas. Muchos de los disparos que hicieron los soldados se entrecruzaron quedando destruido todo el campamento. Al llegar la noticia a la central del servicio de información militar de Camboya y al ser estudiado por los analistas militares norteamericanos y por los agentes de la CIA, se llegó a la conclusión de que esas noticias no podían hacerse publicas bajo ningún concepto. Un hecho que hizo que los militares llevaran a cabo una gran actividad se desarrolló frente a las costas de Guinea. Al parecer cayó al mar, en las portuguesas islas Azores, un ovni averiado por la intercepción de las fuerzas norteamericanas. Una escuadrilla de ovnis había pasado días antes por esas islas y los reactores norteamericanos habían intentado interceptar a algunos de ellos sin conseguirlo. Por las noticias que daban los servicios soviéticos de inteligencia, éstos habían captado, por medio de sus satélites, el lugar exacto de caída de uno de esos ovnis. También habían colaborado para conocer ese interesante dato los servicios de inteligencia de los rusos en las islas Azores, cuya red de espionaje está formada en su mayor parte por miembros del partido comunista portugués. Dieron aviso a la central de Moscú de que los americanos habían logrado averiar un ovni, pero sin facilitar ningún dato más. Entonces los aviones supersónicos soviéticos de espionaje detectaron, frente a las costas de Guinea, un ovni que podía ser el que estaban buscando. En el ministerio de Defensa de Moscú decidieron que la flota soviética del Atlántico enviase una patrulla naval para investigar el hecho. Diplomáticamente eso se enmarcó como una maniobra militar para apoyas al gobierno guineano, presidido por Sekou Turé.
La flota soviética que apareció en las inmediaciones estaba compuesta por un destructor, tres fragatas, una lancha de desembarco, un barco de avituallamiento, dos submarinos convencionales de las fuerzas aeronavales y un portaaviones que estaba situado a prudente distancia de aquel lugar. A pesar de que tenían unos medios técnicos increíbles, sólo lograron detectar un ovni que, efectivamente, daba la impresión de estar averiado, por lo que se avisó a un remolcador. Mientras tanto todas las fuerzas navales del Atlántico se aproximaban a la zona, así como barcos norteamericanos y aviones espías de la misma nacionalidad. Pero al cabo de unos minutos los rusos detectaron una escuadrilla de ovnis que se dirigían a aquel lugar. Las fuerzas aéreas y navales de la Unión Soviética atacaron a los ovnis, en número de seis, que se sumergieron en el agua y se aproximaron al que estaba allí a causa de la avería. Al cabo de diez minutos salieron siete ovnis rumbo al espacio y se perdieron de vista con rapidez. Poco después de este hecho, los rusos hicieron pruebas nucleares subterráneas en Semipalatinsk, en Siberia y, como casi siempre suele ocurrir, un ovni se posó unos segundos después de que el hongo atómico desapareciera. Después de que fueron reveladas las fotografías hechas por los satélites y por los aviones de reconocimiento, se apreció cómo un ovni había descendido por el agujero que había abierto la bomba y se había posado tranquilamente por esa zona. No se hizo en ese momento ningún intento de intercepción, ya que, en caso contrario, se anularían todas las experiencias que estaban haciendo los soviéticos en materia de control de radiactividad. El ovni en cuestión estuvo en ese hueco producido por la prueba nuclear subterránea exactamente dos horas y media y después se perdió en el espacio. Es conocida la predilección de los ovnis por vigilar tanto las bases militares como las bases secretas y, sobre todo, las maniobras bélicas. Y ello hace que siempre que se realizan maniobras estén preparados aparatos interceptores en previsión de que algún platillo volante les pueda atacar, así como con el objetivo de poder capturarlo y conocer así los valiosos datos técnicos que pueda aportar.
En unas maniobras militares que realizaron las fuerzas armadas del Pacto de Varsovia en la República Democrática alemana, el 23 de febrero de 1972, fueron divisados varios ovnis. Mandaba las tropas el general soviético Semyon Kurtkotkin, que dirigía las distintas fases de las maniobras que eran completamente secretas. Como decimos, fue divisada una escuadrilla de ovnis que tenían unos doce metros de diámetro y realizaban maniobras inteligentes. Desaparecieron un poco antes de la llegada de los interceptores. A esas maniobras asistían informadores del periódico alemán Neues Deutschland, que observaron lo ocurrido, pero se les obligó a que guardaran silencio. El 8 de febrero de 1972, unos días antes del hecho reseñado, los aviones interceptores franceses lograron un gran éxito al destruir un ovni, el cual estalló, provocando una nube de partículas rojizas que cayó en el centro de Francia, sobre la ciudad de Limoges. A finales del mes de octubre del mismo año, en Teherán un avión de las fuerzas aéreas iraníes quiso destruir un ovni que había sido detectado por los radares de la CIA, que estaban cerca de la frontera con la Unión Soviética. Avistaron un ovni que hacía maniobras evasivas ante los reactores soviéticos, hasta que, al cabo de quince minutos, entró en territorio iraní, momento en que los rusos abandonaron la persecución. En ese momento la continuaron las fuerzas aéreas iraníes, en las que, en aquella época, tenía mucha influencia la CIA. En seguida los aviones interceptores iraníes se dieron cuenta de que no había posibilidad de destruirlo. Únicamente un piloto con idea de apuntarse un gran triunfo se acercó bastante al platillo volante, arriesgando su propia vida. Entonces sintió una gran oleada de calor, que le hizo perder el conocimiento y provocando que el avión cayera sobre una fábrica de telares, en la que estaban trabajando más de cien hombres, que perecieron en el incendio que se produjo a continuación.
En aquella época, en 1972, en el gobierno de la República Federal Alemana se estaba discutiendo un informe confidencial del servicio de información militar, en que se registraba los intentos de intercepción de ovnis de los tres últimos años. En ese informe se confirmaba que en los tres últimos años, más de ciento cincuenta Starsfighters F-104 habían sido destruidos en los intentos de intercepción contra los ovnis. Pero en los años siguientes iban a ser muy famosas las reuniones de alto nivel que se celebraban con motivo del tema de los ovnis. Esta segunda época, a los comienzos de 1973, empezó con un avistamiento de varias escuadrillas que se pasearon tranquilamente por Papeete, en la zona de Mururoa, en el Pacífico, ya que era allí donde las fuerzas armadas francesas iban a probar sus bombas nucleares. Pero la gran noticia de 1973 se centró en Varsovia, en donde se celebró una conferencia de alto nivel de los ministerios de Defensa del Pacto de Varsovia. En esa reunión se pasó revista a todos los problemas de la organización, las relaciones económicas de los partidos comunistas de esos países y se hizo un completo análisis de la situación de los países miembros de la OTAN, así como las zonas conflictivas mundiales que podían perjudicar a los países comunistas. Se subrayó la preponderancia mundial que estaba adquiriendo China en materia de bombas nucleares y de desarrollo del armamento en general. El tema principal lo puso sobre la mesa el ministro de Defensa soviético, que iba acompañado del director del comité para la seguridad del Estado y de altos cargos de su ministerio. Recomendaba ese ministro una centralización más intensa de todas las fuerzas aéreas de los países miembros del Pacto de Varsovia para intentar capturar un ovni, así como intensificar los servicios de espionaje en esa dirección. Los rusos sugerían una central para las fuerzas armadas del Pacto de Varsovia en la que convergían todas las informaciones sobre intentos de intercepción de los reactores, datos recopilados en los países miembros de la OTAN, información sobre otros países y valoración propia. Preconizaban centros únicos de información que tendrían todos los datos disponibles al alcance de las fuerzas aéreas de los países del Pacto de Varsovia. Esa central también tendría como misión el estudio del desarrollo del armamento capaz de inutilizar a los ovnis y formación conjunta de agentes y pilotos para crear una fuerza aérea interceptora conjunta. Otra sección de esa central se encargaría de investigar la veracidad de las informaciones provenientes de las sociedades privadas occidentales.
Se admitió en esa organización a todos los países que estuvieran bajo la dirección política de las fuerzas armadas unificadas del Pacto de Varsovia. Y en virtud del acuerdo entraron a formar parte del comité de investigación de ovnis países como la República Popular de Cuba, Mongolia Exterior y otros que, poco a poco, iban formándose, como consecuencia de la corriente descolonizadora. Tenían que estar, por supuesto, dentro de la órbita política de Moscú, como fueron más tarde la ex colonias portuguesas de Mozambique, Angola y también Vietnam. Todos estos países se comprometían a que fueran actualizados conjuntamente sus archivos de ovnis, así como los medios de información, investigación y destrucción de platillos volantes. Tenía que estar todo previsto para que los aviones reactores de un país pudieran aproximarse, en breve tiempo, a la frontera de cualquiera de los otros países para atacar a los ovnis. También se preveía la creación de escuelas de formación única en la central de las fuerzas armadas unificadas del Pacto de Varsovia.Este tratado, que fue aprobado por los altos estados mayores de las naciones que propusieron la idea de su creación, también lo fue por todos los partidos comunistas de los países interesados. Esta información fue conseguida por la CIA gracias a un funcionario cubano que se pasó a Occidente y reveló cuanto antecede. Más tarde no llegó a dar a los soviéticos los frutos esperados, pero lo cierto es que ellos han estado más cerca que los norteamericanos de capturar un ovni.
El 30 de junio de 1973 el avión supersónico Concorde fotografió algo que dejó helados a todos los analistas militares encargados de la censura. Ello sucedió mientras llevaba un equipo de científicos a bordo y sobrevolaba el cielo africano, a diecisiete mil metros de altura, para estudiar un eclipse de Sol. En una fotografía se veía un ovni que aparecía entre las nubes, mientras los científicos hacían fotografías del eclipse solar. Esa instantánea fue vista, incluso, en televisión y no fue rebatida por casi nadie. Según cálculos de los propios científicos que viajaban en el Concorde y de los expertos más prestigiosos del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, el ovni tendría unos doscientos metros de diámetro. Un científico llamado Serge Koutchmy y el funcionario del Centro de Investigación Científica, Claude Poher, reconocieron que era un ovni. Cuando los periodistas interrogaron al piloto del Concorde, André Turcat, que conocía la postura de las autoridades militares en relación con los ovnis, señaló que ese objeto podía ser perfectamente un meteorito. En esa misma época fueron observados muchos ovnis en el Pacífico, concretamente en el Polígono de las Kwajalein, que están bajo la administración de los Estados Unidos. En esa zona, como en el atolón de Bikini y en las islas de Eniwetok, los norteamericanos han realizado pruebas con armas nucleares. En las islas de Kwajalein se prueban misiles balísticos intercontinentales. En septiembre de 1973 se realizaron allí unas pruebas secretas de lanzamiento de misiles desarmados, que fueron seguidos por escuadrillas de ovnis. Los misiles interceptores que fueron lanzados contra los platillos volantes no tuvieron éxito y se confirmó, una vez más, que ese tipo de armas no es efectiva contra ovnis. todo parece indicar que esto ovnis estaban investigando los avances humanos en materia de cohetes.
A comienzos de 1974 los ovnis demostraron un creciente interés por la zona de Irlanda del Norte, a juzgar por las escuadrillas de platillos volantes que aparecían en el espacio, sin que los interceptores de las Fuerzas Aéreas británicas (RAF) pudieran hacer nada para evitarlo. En esas mismas fechas, a causa de los ovnis, tuvo que ser suspendida una reunión conjunta de la OTAN con los miembros del Pacto de Varsovia, en Viena. En febrero de 1974, los reactores de las fuerzas armadas unificadas del Pacto de Varsovia entraron en territorio de la República Federal Alemana, cuando estaban persiguiendo a un ovni. El platillo volante fue atacado más tarde por la aviación norteamericana, pero sin éxito. El asunto de los ovnis igual sirve para el espionaje, la guerra psicológica, el avance del armamento e, incluso, para suspender reuniones diplomáticas. El 17 de septiembre de 1977 y el 17 de marzo del 1978 se realizaron dos pruebas nucleares chinas en la atmósfera, en una zona desértica situada al noroeste del país. En ambas ocasiones escuadrillas de ovnis vigilaron el terreno dónde se iban a llevar a cabo esas pruebas con bombas de hidrógeno. En la segunda de ellas los ovnis permanecieron a una distancia en que no hubiera podido sobrevivir ninguna nave terrestre a causa de la onda expansiva. Estos ovnis, segundos después de producirse la explosión, investigaron el terreno sobre el que se había producido la prueba, permaneciendo bastantes minutos sobre la zona en la que había tenido lugar la explosión. Es habitual la vigilancia de extraterrestres en relación a las actividades bélicas de los seres humanos.
Analistas militares soviéticos tuvieron un gran susto mientras estaban realizando unas pruebas militares de entrenamiento en Minsk. Participaban tropas de la región militar de Bielorrusia Los agregados militares, tanto los de la República Federal Alemana como Francia, Inglaterra y Estados Unidos, llevaban máquinas fotográficas. Ahora bien, los miembros del GRU soviético estaban continuamente cerca de ellos, con la excusa de protegerlos. Ocurrió entonces algo sorprendente. De repente cinco ovnis en formación de triángulo se abalanzó sobre un destacamento de soldados y provocaron el pánico. Se hicieron disparos sobre los platillos volantes y fue muy grande el desconcierto entre los militares soviéticos y sus invitados. Unos pocos agregados de Prensa que estaban allí presentes fueron expulsados sin dar explicaciones y otro tanto ocurrió con los militares de otros países. Además les requisaron las máquina fotográficas. Por su parte, las fuerzas aéreas rusas intentaron, en vano, interceptar a los ovnis que, al cabo de quince minutos, se perdieron en el espacio. Después de este gran susto nadie dio ningún detalle, ni se volvió a comentar nada. El hecho, que fue guardado discretamente en secreto por todos los agregados militares de los países allí presentes, nos da una idea de la forma de pensar de todos los militares sobre el tema de los ovnis. El 30 de octubre de 1978 el vice primer ministro de la República Popular de Corea del Norte y ministro de Defensa se reunió con su colega chino para ultimar detalles sobre el montaje de una operación lo en las zonas fronterizas con la República de Corea del Sur, zona en la que se producían a menudo avistamientos de ovnis. En 1979 tuvieron lugar dos reuniones de alto nivel, tanto por parte de las fuerzas del Pacto de Varsovia como de la OTAN para el estudio del fenómeno ovni. El hecho de que los militares estén muy interesados por los ovnis se explica porque, detrás del fenómeno podríamos encontrarnos con multitud de incógnitas. El término de objeto volante no identificado puede encerrar muchas
Pero el tema ovni no fue exclusivo del siglo XX. Como ejemplo citamos que, de acuerdo con el canal de televisión CTV, la compañía Porter Airlines informó de que el peligroso incidente aéreo se produjo el 14 de noviembre de 2016, cuando un avión de esta aerolínea estaba cubriendo la ruta entre Ottawa y Toronto. A unos 55 kilómetros de su destino final y a una altura de 2.700 metros, los pilotos del avión avistaron en el cielo un extraño objeto que estaba aproximándose hacia ellos. “Los pilotos se dieron cuenta de que el objeto estaba muy cerca de su ruta y por lo tanto emprendieron medidas para evitar la colisión”, comunicó la empresa. La maniobra solo produjo heridas en dos de las azafatas. Según los pilotos, el objeto desconocido se parecía mucho a un globo, aunque posteriormente declararon que podría tratarse de un vehículo no tripulado. En la actualidad están ocurriendo una serie de hechos que podrían tener unas claras connotaciones con la experiencia vivida en su tiempo por personajes como Noé, Abraham o Moisés. Pero ahora el colectivo extraterrestre podría estar operando tal vez con distinta metodología, aunque el fin a perseguir fuera el mismo. Durante cierto tiempo, en estos últimos años y a diversos niveles, se han llevado en Estados Unidos investigaciones serias sobre extrañas manipulaciones, robos y mutilaciones de animales después de la visualización de ovnis en la zona. Todo esto, nos podría llevar a una pregunta: ¿No se estará repitiendo lo del Arca de Noé?. Sería posible que las civilizaciones extraterrenas que nos visitan estuviesen aislando, protegiendo y transportando especies animales, plantas e incluso hombres a otros planetas o a naves nodriza. Probablemente ante el riesgo de una nueva gran catástrofe mundial, en la que las posibilidades de supervivencia de cualquier ser vivo sobre este planeta fuesen mínimas. Revisando la casuística y la fenomenología de sus intervenciones, se podría decir que, probablemente, los adelantos biológicos aplicados por estos extraterrestres en sus laboratorios intentarían preservar dichas especies guardando muestras de ADN. Pero esto es solo una elucubración.
Fuente: Old Civilizations
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